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viernes, julio 27, 2007

Opinión - Luis Javier Garrido

Los derivados

La Jornada

El caso de Zhenli Ye Gon y el imperio de la seudoefredina que construía en México con la complicidad del gobierno panista ha abierto una crisis mayor en el régimen, aunque éste no quiera reconocerlo.

1. La ultraderecha panista que está apoderándose del poder político en México, detentando ya espacios importantes del aparato gubernamental, carece de un proyecto nacional y de una visión de Estado, y en consecuencia su gente no tiene más que un afán de hacer negocios y de satisfacer las exigencias de grupos extremistas, de la jerarquía católica y de los priístas salinistas, por lo que se halla por completo doblegada a Washington, tal como lo está evidenciando el caso del chino-mexicano Zhenli Ye Gon.

2. El caso de Ye Gon sigue poniendo de manifiesto, en primer término, la profunda corrupción existente tanto en el gobierno de Vicente Fox como en el actual, así como la impunidad que caracteriza al poder panista y el cinismo cómplice de amplios sectores sociales, pues las evidencias confirman la connivencia de autoridades políticas, migratorias, de salud y hacendarias de ambos gobiernos, inimaginables sin la protección directa de Los Pinos en ambos sexenios, en la edificación del imperio de la seudoefedrina de Ye Gon, descubierto por la DEA.

3. El principal indiciado de este asunto criminal ha sido sin lugar a dudas Vicente Fox, quien desde que esto se hizo público ha permanecido en el silencio aguardando que Calderón le cubra las espaldas, pero que ya aparece desde ahora como uno de los mayores delincuentes de Estado en la historia reciente del país, pero los responsables son muchos en ambos gobiernos.

4. Lo más grave del asunto no lo constituye, sin embargo, la confirmación del hecho de que la burocracia panista está inmersa en la corrupción y vinculada al narcopoder, sino la situación que se agrava en el país por la debilidad que evidencian una vez más Calderón y su gente ante los poderes del exterior, y en particular ante la administración Bush, pues ello compromete seriamente el futuro de México, ya que son muy fácilmente controlables desde Washington.

5. Las mentiras de Calderón y de sus colaboradores desde que el asunto se hizo público tras la acción decidida por la DEA de irrumpir en la residencia de Zhenli Ye Gon y apoderarse del dinero, ha llevado al gobierno panista de facto de traspié en traspié. La PGR y las fuerzas armadas mintieron al señalar que se trataba de una investigación suya, cuando era de la DEA, y desde entonces han ido enredando el asunto en una torpe campaña propagandística hasta que el propio Calderón mintiera una vez más a los mexicanos al afirmar el martes 24 que había sido su gobierno el que había solicitado la detención de Zhenli, cuando la DEA había advertido desde abril que embargaría las cuentas del chino-mexicano y tenía la orden de captura de éste desde el 15 de junio (La Jornada, 24 y 26 de junio).

6. El asunto ha sido desde sus inicios y en todo momento una investigación de la DEA y del gobierno estadunidense, que han actuado en función de sus intereses estratégicos: para mejor organizar el mercado de las drogas y a fin de poder disponer de información preciosa del propio Zhenli Ye Gon para conocer las actividades delictivas de Fox y de Calderón, y poder en consecuencia controlar mejor a los panistas, por lo que el gobierno pelele de México poco les ha importado y no han cuidado siquiera las formas.

7. Felipe Calderón, en todo caso, cerró las vías para la extradición, y de paso le abrió a Zhenli la posibilidad de pedir asilo al afirmar en Palacio Nacional, el lunes 16, en abierta violación al marco constitucional mexicano, que el ex chino iría a la cárcel, y poco importa saber si lo hizo por tontería o por complicidad con Washington.

8. El gobierno de Calderón no actuó en este asunto para luchar contra el narcotráfico, como éste lo ha pretendido tontamente, sino que fue arrastrado en todo momento por la investigación estadunidense, desconcertado porque el asunto involucraba de manera directa no sólo a Fox y a sus amigos, asociados a todas luces con Ye Gon, y a la burocracia panista, coludida en los dos sexenios con el chino-mexicano en incontables transgresiones a la ley, pero sobre todo porque ponía una vez más al descubierto el financiamiento fraudulento de la campaña de 2006.

9. El México de Calderón y de la extrema derecha panista no es ya un país soberano que tenga la capacidad de organizarse bajo un orden jurídico propio, y de proseguir esta pendiente entreguista, en poco tiempo el futuro del país quedará hipotecado por muchos años. En el caso Ye Gon, las fuerzas armadas, la PFP y la PGR actuaron obedeciendo a la DEA, en tanto que los tribunales mexicanos se plegaron a la decisión de Washington. El procurador Medina Mora, quin hizo el ridículo aquí y en Washington, no puede esconder en sus múltiples comparecencias ante los medios el temor de Calderón de que la información que obtengan las autoridades estadunidenses de Zhenli Ye Gon pueda ser hecha pública o simplemente usada por ellos para doblegar aún más al "narcogobierno panista", como ya muchos lo llaman.

10. La crisis abierta en el gobierno de hecho de Felipe Calderón por el descubrimiento de este asunto criminal, que involucra directamente a Fox como a él mismo, no podrá ser resuelta, por lo mismo, con una campaña propagandística, pues sus secuelas están marcando ya de manera directa el futuro del régimen mexicano.

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