Cuarta República
Germán Robles*
27 de julio de 2007
La izquierda mexicana: tiempo de redefiniciones.
Ese extraño ente llamado izquierda mexicana se encuentra en un momento difícil y clave a la vez; se juega el redefinir su rumbo programático, hablamos de la izquierda política en este caso. Si se le preguntase a cualesquiera de los personajes de la lucha social, revolucionaria y partidista que es la izquierda nos encontraríamos no sólo con versiones muy variadas, sino además nadie podría establecer una definición clara de lo que es izquierda.
Este sector trashumante, siempre divido, desde los tiempos en que la China y el socialismo real de la ex-Unión Soviética peleaban -por medio de sus respectivos partidos comunistas- álgidamente por ganar adherentes comunistas en México, pasando por numerosas corrientes de partidos comunistas algunos marxistas- lenistas, y otros de corte más moderado. Si bien en buena parte del siglo XX, se caracterizo la lucha entre capitalismo y socialismo, también la izquierda sufría un cisma programático dado que había una fuerte diferencia entre los que preferían la lucha revolucionaria, el camino armado como base para cambiar el régimen y la contraparte que comulgaba con los idearios del estado de bienestar, la tercera vía y las urnas como vía política y pacífica para aspirar al gobierno.
De todas estas corrientes se formo en los ochentas el PSUM, que aglutinaba a distintos grupos como partidos de tendencia socialista que pretendían llegar por la vía democrática, incluidos el partido comunista mexicano. Después para la elección del 88 se aliaron en un frente político común -el Frente Democrático Nacional- al que también hizo alianza un sector de origen priísta el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional encabezado principlamente por personajes como Cuauhtemoc Cárdenas y Muñoz Ledo, prominentes ex priístas que provocaron una de las rupturas más importantes del régimen-partido de Insurgentes Sur. En 1988 hubo un fraude electoral a favor de Salinas de Gortari, a partir de ese día las diásporas comunistas y priístas dejaron de ser frente y constituyeron un nuevo partido. Nació así el PRD.
Desde entonces el partido ha caminado un sendero de incertidumbre, pues fue sojuzgado y perseguido, más de 600 hombres fueron asesinados a la orden de Salinas quién “no los vio ni los oyó” fue cuando Cuauhtemoc Cárdenas traicionó el movimiento y lo vendió a Salinas, se evito la sangre quizá, pero Cárdenas doblo las manos antes de tiempo para convertirse en el “líder moral”, desde ahí al perredismo lo ha perseguido el pragmatismo, los arreglos oscuros de componendas y la negociación con el poder.
El PRD se convirtió en una izquierda política sumamente desorganizada, cooptada, sin democracia interna y estructura en los estados, y toda esa pedacera creo un sinnúmero de tribus y corrientes que hoy ponen en jaque la unidad del partido; una seudo izquierda que cree saber su causa pero que en el fondo no sabe ni lo que quiere al menos que no sea presupuesto. El PRD se ha convertido en un instrumento electorero, sólo le importan los espacios políticos, la componenda y ganar el poder por el poder.
Así con la victoria de Nueva Izquierda (sic) liderada por los Chuchos, se ha impuesto la corriente más numerosa, la cuál gano el 65% de los delegados que representaran a esa serie de corrientes en el próximo congreso nacional de agosto. López Obrador es la manzana de la discordia, y la bonanza electoral obradorista ya rindió sus frutos y los pragmáticos ya no ven las cámaras, ni la atención mediática, ni los tres millones de personas en protesta por el voto por voto, así que decidieron quitarse la máscara.
Y es que al día de hoy al gobierno calderonista, le es imperativo degollar al movimiento que encabeza AMLO para antes de las intermedias del 2009, y lo mismo al stablishment comercial como a las cúpulas políticas contrarias al obradorismo, tiempo máximo para medir el éxito y saber si el movimiento se condena al bajo perfil o emerge como la principal fuerza de oposición al panismo. No hay duda, la corriente de los chuchos sabe que su máximo capital en estos momentos es crear el escenario pendiente de legitimación de Felipe Calderón, un escenario ex post pero igual de significativo para redondear el fraude electoral. Pues con las ansiadas fotografías y la negociación de futuros puestos en el poder, Calderón compraría también la mayor demanda que podría hacer a este partido, entre otras cosas para quitar el candado obradorista, para dar vía libre a reformas pendientes; con ello le pegarían a AMLO directo en la línea de flotación si lo que quiere es tener al PRD como plataforma partidista hacia el 2012.
Empero, es un arma de dos filos para los Chuchos, pues si bien no tienen escrúpulo para legitimar a Calderón, saben que el PRD sin la votación de AMLO (que se basa en ciudadanos ajenos al partido) y con el eventual apoyo de Ebrard a este; sus aspiraciones presidenciales quedarían clausuradas, la gran bonanza de curules que heredo el obradorismo al PRD es simplemente relativa y volatil. Ya el pragmatismo mostró sus primeros escarceos con el acercamiento de Jesús Zambrano (coordinador de la corriente “Los de Abajo” hacia Calderón en los Pinos,) sumado a lo hecho por los gobernadores perredistas de Chiapas, Zacatecas y Guerrero.
A nadie le conviene más división, a NI le conviene tener los cuadros obradoristas y a Obrador le conviene tener a la CND como franquicia electoral hacia el perredismo. La candidatura de Alejandro Encinas será sacrificada y muy seguramente Jesús Ortega sea el nuevo timonel amarillo, si el pragmatismo se impone y se desata la marginación de Obrador este tendrá que pensar seriamente en la creación de un nuevo partido que sería sumamente riesgoso; Obrador sigue siendo fuerte, pero su movimiento es visiblemente desorganizado. La izquierda se haya en una disyuntiva, y eso determinara su fututo programa; de lo que ocurra dependerá si la izquierda política es suficientemente capaz de recobrar la lucha y el trabajo hacia las causas sociales, se acerca la hora cero. Si la izquierda política no es capaz de salvarse el futuro de la izquierda dependerá sólo de dos partes: la izquierda social y la revolucionaria que tendrá la ineludible necesidad de fundirse ante los nuevos tiempos difíciles. ¿Y si la izquierda política no asume su papel?; ojalá no le den el gusto de confirmar, dándole la razón al hombre de la pipa y el pasamontañas, el PRD es el brazo izquierdo de la derecha.
*Analista político, Redes Ciudadanas Jalisco.
Un afectuso y solidario abrazo de lucha para la Camarada KIKKA, gracias por venir.
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