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martes, julio 31, 2007

Y EL SEÑOR, EL ESCRITOR CARLOS MONTEMAYOR ESCRIBE...

Carlos Montemayor

Notas sobre nahuatlismos

Nana. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) registra dos entradas de la palabra; a la primera la considera sólo española y a la segunda de origen quechua, "dolor", de la que deriva también la acepción "achaques, especialmente los de la vejez", de uso en Argentina, Paraguay y Uruguay. En cuanto a la primera entrada de nana, el DRAE la considera voz infantil, y consigna como americanismos la cuarta y quinta acepciones: "niñera" y "nodriza". Califica la tercera acepción, "abuela", como coloquial, y la séptima, que es "madre", como antigua. En ningún caso el DRAE sugiere la posibilidad de una coincidencia, homofonía o superposición de una voz náhuatl.

Juan Corominas también omite esta posibilidad, al analizar el vocablo, pero acepta, en cambio, como de origen quechua, en Ecuador, ñuño, ñuñu, "nodriza", y en Chile y el norte de Argentina, ñaña, "hermana mayor", y subraya: "y bien puede ser que corra en quechua y aun sea antiguo en este idioma, sin que ello constituya prueba decisiva de que no se formó también en castellano". Para fundamentar este argumento, remite a su análisis sobre tata (véase tata en este mismo artículo).

Pues bien, Fray Alonso de Molina registra la voz náhuatl nantli como madre, y Fray Bernardino de Sahagún refiere que los nahuas llamaban Tonantzin (es decir, Nuestra madrecita) a la "madre de los dioses" y que después aplicaron el mismo nombre a la virgen de Guadalupe, por lo cual infiere que seguían adorando a la antigua Tonantzin. Sahagún registra nantlalli como "tierra madre", de tlalli, tierra, y nantli, madre. Molina incluye nanyotl, como "matriz" (también significa "maternidad", agregó Rémi Siméon). Al igual que con tahtli, se forma el familiar tatahtli, de cuyo acortamiento proviene tata, del familiar de nantli, nanahtli, se forma nana.

Cecilio Robelo también la considera voz infantil por la repetición de la sílaba inicial de nantli, común en los niños que aprenden a hablar. Nana, como nahuatlismo, deriva, pues, de nanahtli, familiar de nantli, y significa, primordialmente, "madre", por extensión, "abuela" y, en ciertos estratos sociales, "nodriza".

Como en el caso de tata, se le emplea además como trato de respeto a una señora, el equivalente de "doña" (para decir doña Luz o nana Luz), para indicar que se trata de una mujer de edad o con hijos, y también para reconocerle autoridad moral. Los otros sentidos de la palabra que registra el DRAE, como canción de cuna, saco con capucha o empleada doméstica, son desconocidos en México porque, precisamente, no derivan de la voz náhuatl.

Tata. El nahuatlismo tata se ha incorporado a otras lenguas de México, particularmente con el sentido de señor o con el sentido de respeto, que en español equivaldría a don, para decir don José o tata José. La voz tata, del náhuatl tahtli, padre, significa, además, "abuelo" y, por extensión, autoridad moral de una persona de edad.

Se registra esta voz en el DRAE como proveniente del latín tata, que en Varrón y Marcial significó "padre" y, también en Marcial y en inscripciones, "ayo" y "maestro". Hay coincidencia en el significado primario entre el latín tata y el nahuatlismo tata. Pero el uso y las diversas acepciones en México no derivan del latín, sino del náhuatl tahtli, del que se forma el familiar tatahtli, de cuyo acortamiento proviene tata, como del familiar de nantli, nanahtli, se forma nana.

Sorprende que en numerosos casos Juan Corominas pase por alto la evidente presencia del náhuatl en el español de México, pero con este vocablo la sorpresa es mayor, pues no lo incluye al menos al margen del largo listado que presenta a partir del "cruce" del vasco aita y del latín tata (para formar taita, "tan antiguo y general en España como tata" dice él) donde muestra formas semejantes del inglés, mozárabe, árabe, griego, eslavo, gótico, turco y húngaro, pero no del náhuatl, que es la razón del uso de tata en México.

Estos fenómenos de concurrencia o de cruce, que se ven como naturales en Europa, no quieren verse también como procesos naturales en América con las lenguas indígenas, y pareciera que los lingüistas españoles consideran esa posibilidad como equivalente a una invasión o contaminación léxica y emplearon a fondo todos los recursos, aun los de la indiferencia u olvido, para asegurar una especie de limpieza de sangre del español en América.

La cultura es un caudal que nutre territorios e identidades de pueblos. Los matices y acepciones de la voz tata que surgen de una cultura indígena, no sólo antigua sino actual, sentidos que a principios del siglo XXI seguimos conservando la población de habla náhuatl y los que hablamos el español de México, no pueden dejarse de lado si no se busca alterar, como decía Marcos A. Morínigo (en otro contexto, por supuesto), la realidad lingüística.

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