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domingo, julio 29, 2007

Opinión - Jorge Gomez Naredo

Viajes con cargo al erario; estación: Río de Janeiro

Jornada Jalisco

Una parte de la elite política jalisciense está en Río de Janeiro para tomar la estafeta de los próximos Juegos Panamericanos de 2011. Miembros del Ayuntamiento tapatío, del Poder Ejecutivo de Jalisco y de los congresos estatal y federal arribaron ya a Brasil. Mencionarán, en entrevistas próximas, que las ceremonias fueron espectaculares, que la experiencia fue indescriptible y aleccionadora, que es un orgullo representar a México en eventos internacionales y que hay un “trabajo” arduo para que dentro de cuatro años la Perla de Occidente se vista con sus mejores galas: bella, moderna, flamante, límpida, ejemplo de América. Nada más llegar a territorio nacional, los funcionarios públicos viajantes elaborarán un discurso justificador de las sangrías al erario que significó su viaje a Brasil.

Del Congreso estatal, ocho legisladores se desplazaron a la ciudad de Río de Janeiro. ¿Cuánto gastarán?: no será una cuenta reducida. Por ejemplo, en su pasada visita a la ciudad de Los Angeles, los diputados del PRI, Gerardo Rodríguez, y del PRD, Carlos Orozco Santillán, en una estancia de seis días (aunque la reunión a la cual acudieron durara solamente cuatro), dilapidaron la pingüe cantidad de 66 mil pesos (33 mil por diputado). El motivo del viaje fue la “urgente” e “imprescindible” asistencia a la Confederación Parlamentaria de las Américas (COPA): ¡viva la austeridad republicana!

A Brasil asisten ocho diputados y seguramente los viáticos y los boletos de avión sobrepasarán el millón de pesos. Carlos Orozco Santillán viaja nuevamente: en menos de dos meses, este diputado ha realizado dos excursiones al extranjero y, si nos atenemos a la comisión que preside (Trabajo y Previsión Social), no hay mucha relación con los motivos de sus recientes viajes. Completan la delegación del Congreso de Jalisco el priísta Juan Carlos Castellanos Casillas, los panistas Jorge Salinas Osornio y Carlos Bernardo Guzmán Cepeda, el perredista Samuel Romero Valle, el petista Alfredo Zárate Mendoza y, de los partidos Verde y Nueva Alianza, Luis Manuel Vélez Fregoso y Juan Oscar Alejandro Díaz Medina, respectivamente.

En el gobierno de Jalisco las cosas no varían mucho. Asisten a Río de Janeiro Emilio González Márquez y, con él, varios miembros de su gabinete (incluidos sus secretarios particular y privado). Es más, parecería que la expedición hacia tierras sudamericanas toma un cariz familiar, pues también acude la hermana de González Márquez, Carmen (responsable de cultura del SIAPA), acompañando a su esposo Eduardo Agredano, que funge como (¿nepotismo en el gobierno del estado?) director administrativo del Consejo Estatal del Deporte (Code). No hay nada como viajar con cargo al erario, con todos, absolutamente todos los gastos pagados. Hasta el ex alcalde interino de Guadalajara y hoy secretario del Trabajo, Ernesto Espinosa Guarro, viajó a Brasil. Nadie quiere quedar fuera de la toma de la estafeta de los Juegos Panamericanos: ¡qué sentido de responsabilidad!

Por el Ayuntamiento de Guadalajara es Alfonso Petersen Farah quien encabeza la delegación y la completan varios regidores y directores de dependencias. Llegó a tal grado la euforia y el entusiasmo por asistir (con gastos pagados) a la justa deportiva que dos diputados federales panistas, Omar Antonio Borboa García y Miguel Angel Monraz Ibarra, también acudieron a Brasil.

No cabe duda que los viajes de los altos funcionarios públicos al extranjero son una verdadera sangría al erario y el ejemplo claro de la falta de relación entre la elite política y el pueblo. Se gasta mucho y los motivos de las peregrinaciones internacionales son la mayoría de las veces injustificables. En esta ocasión, más de 30 funcionarios públicos de alto nivel asistieron a Brasil: se les pagó todo, absolutamente todo, boletos de avión, alimentos y hospedaje, mientras las carencias en el estado y en el municipio de Guadalajara son cada vez más evidentes. ¿Por qué en lugar de hacer este periplo a Sudamérica no se invirtió en seguridad, educación, salud o en el mejoramiento del caótico alcantarillado que, en días recientes, provocó inundaciones mortales?

La proclividad de los miembros de la elite política mexicana para utilizar el erario en beneficio propio no es privativa de Jalisco: en todos los estados de la República se da. Solamente en la ciudad de México, en la administración de Andrés Manuel López Obrador (gestión que los panistas conceptuaron como populista), se prohibieron los viajes al extranjero. Ello permitió un ahorro considerable y la puesta en marcha de varios programas sociales. En su más reciente libro, La mafia nos robó la Presidencia. “Sólo le han quitado una pluma a nuestro gallo”, López Obrador resume bien la necesidad de moderar los gastos superfluos en el gobierno: “Para mí la austeridad no sólo es un asunto administrativo, sino de principios. Siempre he sostenido que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre”. ¿Qué principios tendrán los “representantes populares” jaliscienses si, mientras buena parte de sus representados sufren la más indignante pobreza, ellos no muestran ningún remordimiento al gastar millones de pesos en viajes al extranjero?

jorge_naredo@yahoo.com

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