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sábado, julio 21, 2007

Opinión. Germán Robles

Cuarta República.
Germán Robles
Cinismo


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Hagamos un ejercicio de desfachatez y cinismo más allá de si nuestra tendencia ideológica sea de izquierda o derecha; si lo prefieren también si se es liberal o del centro (esa simulación ideológica que significa inmovilidad y conveniencia política). Imaginemos un mundo en donde no importando la condición social, sólo reconociéramos y encomiáramos las mejores causas del desarrollo material e individual en lugar del social y los derechos gregarios.

Sí, dejemos de promulgar por los intereses sociales; vayámonos por el rumbo que nos destina los medios y los fines para nuestros más humanos y naturales deseos; busquemos el acuerdo, el proyecto de nación con base a los sectores sociales mejor desarrollados, preparados y pudientes; quitemos del camino las antípodas e intrincaciones que entorpecen el desarrollo nacional y la competitividad en un mundo agresivamente comercializado.

Renunciemos a nuestras ideas, vayamos todos al unísono, es mejor la unidad burguesa que el estéril debate ideológico; no defendamos ni un interés, ni un grupo, ni al estado, ni división social alguna; sólo preocupémonos por la economía; por lucrar y hacer dinero, que nada más nos importe; es México contra el mundo.

Es importante recuperar competitividad, disminuir nuestro índice de país riesgo; sigamos con vehemencia los dictados de Washington, FMI, BM; sin discusión aprobemos las reformas estructurales de la derecha. Liberalicemos toda la economía; vendamos a los particulares todos los activos del Estado: PEMEX, CFE, Luz y Fuerza, etc.; así como todos los servicios públicos: IMSS, ISSSTE, sí; hagámoslo, esa reprivatización de todos los bienes nacionales, así mismo la educación; ¡vendámoslo todo!, ¡que no quede nada! Sustituyamos los derechos sociales por servicios al cliente; olvidemos la historia que sólo queda escrita en los libros, que nadie lee, ni interesa; porque quienes la usaron para manipular la conciencia muchos de ellos arden en el infierno otros tantos viven exiliados, muchos arrepentidos o frustrados; las nuevas generaciones viven nuevas realidades; las viejas generaciones mueren con todo sus ideas; la memoria es corta, nadie quiere saber nada del pasado; la memoria no vende, no gusta , no sabe, cansa, angustia; es ocioso leer, saber; mejor ganemos dinero, disfrutemos hoy, que otros se encarguen de hacer historia, de pensar, de defender lo indefendible, como esos marxistas que propugnan a favor de las clases sociales desfavorecidas.

Miren a la gente pobre; no tienen nada; ni educación, ¿para que detenernos por ellos? si quienes hacen efectivo el avance y la riqueza son los ricos, las oligarquías de este país; las élites; mejor dejemos al destino de estos pobres mortales como es; Dios los hizo pobres, sumisos y abnegados, no interrumpamos al destino; ellos son necesarios; por ello debemos de ser liberales en economía; desaparezcamos al Estado, que no quede nada, ni políticos, ni partidos, nada de burocracia, nada de instituciones, nada de impuestos, nada de propiedad social ni espacio público; hagamos lo que China, reformemos para que este país sea impulsado en los próximos treinta años para ser una economía pujante sin regulaciones, ni ruido político.

Los pobres quieren trabajo, démoslos, hagámoslos, para que se ganen el pan con el sudor de su frente, para que vivan de forma digna gracias a sus salarios como maquiladores y obreros. Que vivan a base de café negro, chiles y tortillas; la humildad se las premia dios, si apostamos a las reformas de mercado después comerán mejor; que ellos elijan su casa como quieran en lugar de las mini viviendas que les da el Infonavit; déjenlos que lleven a sus hijos a escuelas privadas, que elijan libremente, que sus hijos reciban catecismo en las aulas; que si enferman vayan a una clínica privada; que sean clientes en lugar de ciudadanos; que paguen por todo lo que ocupan, que si quieren salir con la familia el fin de semana lo hagan a plazas comerciales, a los cines; que si quieren visitar un parque paguen un boleto; que todo lo paguen.

¿Que bien se siente tener dinero verdad? Sí, ¿a poco no?; ¿quien no quiere casas, autos lujosos, mujeres de a montón, ser la envidia de los vecinos, meterle 50 mil pesos a tu nave en rines cromados, equipo estéreo y accesorios?; (como los del patrón o el vecino empresario que los obtuvo gracias a su gran esfuerzo y trabajo; si bien merecido se los tienen) viajar por todos los rincones del mundo, comprar un yate; ah, sí que bien. Que bien huele el status; que bien tener trabajo ajeno acaparado, ser patrón, mandar a centenares de hombres a los cuales se les presta la divina gracia de los empleos creados para ellos. Que bien tomar los mejores vinos, comer diariamente en restaurantes, hacer pachangas costosísimas; que bonitas son las alhajas; que te cuelguen por el pecho cuál perro bulldog, cadenas, costosas vestimentas de marca hechas por los diseñadores de moda; ir a las mejores universidades, comprar títulos, amigos, a tu pareja, etc.

¿No es agradable?, ¿entonces porque nos oponemos a generar la riqueza a toda costa?; para que discutir, para que abogar por los pobres, para que crear sindicatos, partidos, al Estado, las organizaciones sociales; si todos podemos entrarle al lucro sin cortapisas y hacer dinero, todos podemos competir y enriquecernos a la vez; olvidémonos de pensamiento socialista, mejor adoptemos las ideas de Hayek de Adam Smith, de Von Mises.

Somos mexicanos, unámonos, tomémosle la palabra a los grandes empresarios, son gente honorable, rica, respetable, ellos son los educados hagámosle caso, apoyemos sus pactos y celebraciones; como lo hacen en la televisión y Carlos Slim de forma admirable; ¿luego que no es bonito ser mexicanos?; para que pensar en nuestro papel social y cultural; no mejor trabajemos duro toda la semana, hagamos dinero a toda costa, encomiemos el dispendio, dejemos que la iniciativa privada lo resuelva todo y procuremos el dinero para pagarle a los particulares la educación, salud y vivienda de nuestra familia e hijos. Bendito Dios que estos señores nos brindan servicios y trabajo.

Llevemos estimados a nuestra familia al fútbol, o vayámonos con los cuates a emborracharnos, a sacar nuestras frustraciones sociales en el estadio; descarguemos las opresiones sexuales al table dance o al cabaret. Que bonito es lo bonito; como diría el pópulo ¡Viva México Cabrones! El tequila, cerveza, el mariachi, la peda, las viejas, la corrupción que da de comer. Que Dios se ocupe de los pobres, y que perdone a los ricos pues ¿no es ese su trabajo?

Digamos no a los populistas, porque amenazan y atentan contra el stato quo; obstaculizan el libre mercado y la propiedad privada los privilegios de las élites; ¿y el prestigio y reputación donde quedan? No, ¿como va ser posible?; jamás ¡no a los populistas!

Miren señores; jamás dejaran de haber pobres; déjenlos ser, Dios así los prefiere; procurémosles cerveza, las sabritas, las ideas religiosas, el fútbol, las telenovelas, los pasquines, las revistas de chismes, las banalidades, los falsos y absurdos ídolos; así todos aquellos bienes ilusorios a través de la imagen que los mantengan satisfechos en su conformismo y bajos instintos para que no desprecien las riquezas mayores, respeten a quienes las detentan y sigan aspirando ingenuamente a ellas gracias a su duro trabajo; así nos sirven para explotarlos, fomentar y aumentar nuestras usuras y riquezas; somos privilegiados, debemos asegurar el trabajo y la identidad hacia la empresa a estos pobres. Hay que crear empleos, demos un poco de las bendiciones que el señor nos ha dado.

Cinismo señores, es lo que el país necesita, para que todos seamos ricos, dejemos que los grandes empresarios hagan su papel con los bienes de la nación; queremos tener empleos; lujos, autos, joyas, comodidades, viajes, casas, departamentos en París o Madrid, en la playa, fiestas, educación privada y religiosa para nuestros hijos, salud privada de calidad, mucho dinero; ¿entonces? ¿Qué esperamos? Olvidémonos ya de los sesenta millones de pobres, ese es su destino, hay que crear empleos para que subsistan en el país, si liberalizamos totalmente al país, ellos irán saliendo de la pobreza.

Destruyamos los recursos naturales, que importa; contaminemos el ambiente; ya las próximas generaciones lo podrán resolver una vez que haya llegado el corolario del capital en nuestro país; los lujos y la tranquilidad pecuniaria bien lo valen; olvidemos nuestra historia; seamos un México unido como hermanos no en nuestra identidad e historia sino en nuestros deseos de hoy, nuestros grandes hombres del pasado ya no están aquí, decidamos nosotros que estamos aquí; vendamos todo, dejemos que las cúpulas se encarguen, alcancemos a los hindúes , chinos y brasileños al costo que sea posible; traguemos coca-cola y Mc Donald´s; todo lo que nos guste; olvidemos nuestra historia y raíces, nuestra cultura, olvidemos los escrúpulos; dejemos al país en manos de los privados, privaticemos todo de una vez; que más da, en un caso de que el imperio americano caiga o haya una guerra serán los rusos, los chinos los que nos darán de comer; si el imperio persiste pues no hay problema; nos convertiremos en el estado número 51 de la Unión Americana; dejemos el español, nuestros colores patrios, costumbres ya cada vez anacrónicas ¿o a poco no es bonita la bandera americana? ¿No sería bueno ese retroceso que nos ubique en los tiempos de la guerra con EEUU en el siglo XIX? ¿De tener la oportunidad de obtener al esperado Tlatoani en la figura del Tío Sam? ¿Que en lugar lugar de votar por presidente de México lo hiciéramos por el de EEUU, sin mayores problemas y disputas?

Entonces que estamos esperando; que necesidad de seguirse desgarrando las vestiduras, de discutir sobre las reformas de oponerse al neoliberalismo, de no aprobarle nada al gran presidente de todos los mexicanos Felipe Calderón; para que envolvernos en la bandera como Juan Escutia; ¿a quién le importa los pobres sino tienen dinero ni nada que ofrecer?

Cambiemos para bien señores; si queremos riquezas, empleos, autos, casas, joyas, bienes, educación privada antros, centros comerciales, afectos postizos por doquier; ser accionistas efectivos de CFE y PEMEX y todo un mundo feliz no esperemos más:

Hagamos más pobres a los pobres, tiremos a la basura la constitución, suicidemos nuestra conciencia y memoria social, olvidemos nuestra historia y héroes, al fin que ya no están aquí, defenestremos nuestros cenotafios, símbolos patrios y bandera, generemos el entorno para ser un nuevo estado confederado asociado a EEUU o a cualquier futura potencia extranjera, seamos vasallos, ricos sin identidad, donadies con éxito, consumidores sin soberanía; los pobres requieren trabajo obrero para salir adelante; de ayuda altruista. Demos gracias a grandes, nobles y benditos esfuerzos como Vamos México, Teletón, y demás IAP´s; seamos sumisos bajo la potestad del mercado y sus empleos e inversiones, zombis sin memoria e historia, sin orgullo, sin patria, sin agallas; ¿vale la pena no? Por tener todo lo antes mencionado es lo mejor y lo más inmediato, aprovechemos. Hagamos gala del cinismo, olvidemos la ideología; si queremos poseer la vida feliz e idealizada vale la pena echar todo lo que somos por la borda, llevemos nuestros instintos por delante; seamos objetos en lugar de sujetos.

Gracias estimado lector por haber seguido la lectura; el texto anterior es un ejercicio de cinismo; una ironía necesaria, una realidad que aplica tanto para ingenuos como para charlatanes; al igual que a los cínicos, avaros y demás almas vulgares sin destino; mezquinos los que gozaron la lectura. Dignos los que anticiparon el sarcasmo.

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