¿Catástrofe?
Alejandro Encinas
17 de julio de 2007
“Al borde de la catástrofe”. Esta frase sinteti-za la campaña que, de nueva cuenta, el señor Felipe Calderón ha emprendido para denostar al gobierno del Distrito Federal. A partir de los problemas suscitados en Iztapalapa, arremetió primero contra el drenaje profundo y posteriormente contra diversos asuntos ambientales, lo que demuestra —además de un estado de irascibilidad— dolo y falta de información. Veamos:
El drenaje profundo inició sus operaciones en 1975 con la conclusión del emisor central, con el objetivo de evacuar las aguas pluviales durante la temporada de lluvias, pero la pérdida de capacidad de desalojo de aguas residuales del Gran Canal en los 80 obligó a la utilización permanente del sistema. Esto ocasionó que en los últimos años especialistas advirtieran sobre el riesgo de que por falta de mantenimiento el drenaje profundo pudiera colapsarse. Incluso hubo quien afirmó que el sistema se encontraba obstruido por vehículos, desperdicios y derrumbes.
En 2002 para facilitar su inspección y mantenimiento, el GDF construyó dos plantas de bombeo que incrementaron la capacidad de desalojo de las aguas en 65 m3/seg, y en 2005, en coordinación con la Comisión Nacional del Agua, se revisó, primero mediante robots, lanchas no tripuladas y cámaras de video, y más adelante con personal especializado, los 60 kilómetros del emisor central. Luego de los análisis se concluyó que no había ninguna obstrucción ni derrumbes en el sistema y por lo tanto el drenaje tenía flujo normal; que existían algunos tramos donde hay desgaste del concreto interno y en pocos lugares exposición de varillas, así como filtraciones mínimas y que se requería un estudio detallado de los tramos con desgaste para reforzarlos a la brevedad.
Dicho dictamen —que conoce puntualmente el director de la Comisión Nacional del Agua (CNA), quien entonces ocupaba el cargo de secretario del Medio Ambiente— estableció que no existía riesgo de colapso del sistema, e incluso se presentó públicamente el 23 de mayo de 2006, ante especialistas y medios de comunicación.
En 2006, y como parte del mantenimiento inicial del drenaje profundo, se contrató la rehabilitación de compuertas y captaciones del emisor central y la construcción del interceptor oriente. En 2007, el jefe de Gobierno anunció la construcción del nuevo emisor oriente y la rehabilitación integral del sistema, con lo cual quedará concluido su mantenimiento.
Más aún, el Fideicomiso 1928 y el Fondo Metropolitano incluyen otras obras hidráulicas fundamentales, las cuales cuentan además con mil 379 millones de pesos para 2007, que garantizan su financiamiento.
En cuanto a la situación de los acuíferos, efectivamente éstos se encuentran sujetos a una sobreexplotación histórica, que provoca el hundimiento de la ciudad de México y se requiere de acciones inmediatas. Sin embargo, cabe señalar que la regulación y manejo del agua en bloque es una atribución federal; que desde 1997 la dotación de agua a la zona metropolitana se ha mantenido inalterable en 65 m3/seg y que el propio gobierno federal ha frenado los programas del DF para recargar el acuífero. Por ejemplo: en 2002 el GDF publicó una norma local para la recarga de los acuíferos, con lo cual inició la construcción de pozos de infiltración. No obstante, Semarnat y CNA interpusieron una controversia ante la Suprema Corte aludiendo que no se tenía competencia para la emisión de dicha norma, lo que fue ratificado por la Corte en 2005, por lo que se suspendieron los trabajos. Las autoridades federales se comprometieron a emitir la norma correspondiente, lo que a la fecha no ha sucedido.
En cuanto a la contaminación del aire, los años 2005 y 2006 han sido considerados los mejores desde que se monitorean los contaminantes. Desde 2002 no se han rebasado los límites máximos permisibles de monóxido de carbono y dióxido de azufre, y desde 1995 la norma de salud de plomo se cumple todos los días. La última contingencia por ozono ocurrió el 18 de septiembre de 2002. Cabe destacar que estos logros se han alcanzado debido al importante esfuerzo social, público y privado, y de ellos se tiene pleno conocimiento, ya que la Semarnat forma parte de la Comisión Ambiental Metropolitana.
En materia de reforestación, de 1998 a la fecha se han plantado más de 60 millones de árboles en la zona rural de la ciudad, con una tasa de supervivencia superior a 50%, lo que representa uno de los mayores esfuerzos de restauración ambiental a nivel nacional.
La verdadera catástrofe es el manejo faccioso de la información y de las instituciones públicas.
aencinas@economia.unam.mx
Profesor de la Facultad de Economía de la UNAM
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