Un pasillo estrecho. Tacones perdidos en un espejo de baldosas que gritan. Muy aséptico. Paredes planas. Olor a desdicha. Un Hospital. A la derecha una puerta azul metálico. Una mujer camina. Al traspasarla: un dolor, una terapia. Las manos... los ojos, el corazón. Su discurso... va a ser como una cinta.
PLAY
A.B.S.: Varón de edad avanzada, consumido en la espera. Un esqueleto que aún conserva los trozos de piel. Llevaba tiempo sin comer; con su artritis dependía de otros y si no hay otros la vida no se alarga demasiado. Los ojos se han convertido en dos cavernas que buscan la luz desesperadamente, dos llamadas de socorro, dos ambulancias, dos lágrimas secas que gritan como fieras. Miopía avanzada que ha debido correr mas de la cuenta para no ver la soledad. Ha padecido varias neumonías y mucha agonía. Le faltaba el aire, le faltaba todo desde que se jubiló. Toda su vida desconocida, la cual ofrecía a los demás, se acabó perdiendo. Ya no quería seguir tragándose desde la ventana los tejados de la gran ciudad para luego no tener apetito. Obstinación por la muerte, en forma de sueño. No podía seguir. No podía. Muerte por desesperanza.
M.R.R.: Mujer, blanca, de mediana edad. Una costura, como un río, marca su pecho y muslo derecho, la frontera que un día mutiló su vida. El corazón se ha ido ensombreciendo; se obstruía, en cada recuerdo de un minuto echado a perder. La sangre fluía con el hastío. Tristeza por toda una vida sin saber. Muestra la mirada que puede observarse en todos aquellos que han regresado de la muerte en vida, y se aprecian signos de ansiedad por ser querida. Su cerebro, lleno de sí misma como un espejo, está aislado en un tiempo perdido. "Miro la costura en la piel que sobresale de la sábana, miro la de su muslo que le atraviesa como un río y pienso en las que tiene dentro". Una enfermedad crónica ha alterado gran parte de tejidos y órganos. Enfermedad como refugio, albergue de desdichas, gangrena del alma. Aun así, el cuerpo ha resistido, como un soldado torturado que niega rendirse apuntalado por la rabia. Una niña impulsiva y suspicaz.... muy perdida. Una loba salvaje que no quiere crecer en soledad y capaz de devorarlo a uno si no se le acaricia. A pesar de las disfuncionalidades internas en órganos vitales, que por sí mismos podrían provocar la muerte, se concluye como causa de la defunción la frustración.
Y.M.O.: Mujer de raza asiática, entre 17 y 20 años de edad. Complexión ligera; una pluma más pesada que el aire y que sola, no vuela. Los órganos se han ahogado en alcohol. El examen de su pupila descubre un vacío abismal, siendo casi imposible determinar el fondo de ojo. Ojeras muy marcadas y mirada ausente, alejada de toda realidad. Estaba muy lejos para tenderle una mano y salvarla de su espacio infinito. Todas las entrañas están dañadas. La depresión ha sido una zarpa que las ha desgarrado tratando de devorar todas las escenas de dolor. El corazón, de tamaño superior a lo normal, aparece estrangulado en la jaula de la educación y se aprecia la presencia de células cancerígenas en dicha estructura. Se concluye como causa de la muerte, la tristeza.
P.P.H.: Varón blanco de 60 a 65 años edad. Es de los que tiene la expresión de un antiguo guerrero con la espada de acero. Piel de cabra, suave sin tocarse, con un escudo de freno. No hay rictus, hay pena. Las vías respiratorias están ahogadas, obstruidas de palabras: "los juegos de la gente son un misterio. Solo es importante nuestro propio respeto" dice la voz, atragantada en la boca de la tráquea. Perder es pánico, antes de tiempo. Debilidad en el estómago dónde la furia arrasa sin freno. Llevó una vida en el anonimato. Se aprecia un episodio de depresión endógena que ha dejado su huella en el cerebro; reminiscencias de autismo. Corazón lento, privado de la exaltación que provoca un ritmo más acelerado. A pesar de la incertidumbre de este caso, la conclusión que se extrae del estudio anterior, es que la causa del fallecimiento se ha debido al miedo.
STOP
Un día duro, como tantos. Paradas existenciales que esperan la última muestra de amor... cuando la muerte de carne y hueso, te besa en los labios.
Mª José Plasencia -Jospa-
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A.B.S.: Varón de edad avanzada, consumido en la espera. Un esqueleto que aún conserva los trozos de piel. Llevaba tiempo sin comer; con su artritis dependía de otros y si no hay otros la vida no se alarga demasiado. Los ojos se han convertido en dos cavernas que buscan la luz desesperadamente, dos llamadas de socorro, dos ambulancias, dos lágrimas secas que gritan como fieras. Miopía avanzada que ha debido correr mas de la cuenta para no ver la soledad. Ha padecido varias neumonías y mucha agonía. Le faltaba el aire, le faltaba todo desde que se jubiló. Toda su vida desconocida, la cual ofrecía a los demás, se acabó perdiendo. Ya no quería seguir tragándose desde la ventana los tejados de la gran ciudad para luego no tener apetito. Obstinación por la muerte, en forma de sueño. No podía seguir. No podía. Muerte por desesperanza.
M.R.R.: Mujer, blanca, de mediana edad. Una costura, como un río, marca su pecho y muslo derecho, la frontera que un día mutiló su vida. El corazón se ha ido ensombreciendo; se obstruía, en cada recuerdo de un minuto echado a perder. La sangre fluía con el hastío. Tristeza por toda una vida sin saber. Muestra la mirada que puede observarse en todos aquellos que han regresado de la muerte en vida, y se aprecian signos de ansiedad por ser querida. Su cerebro, lleno de sí misma como un espejo, está aislado en un tiempo perdido. "Miro la costura en la piel que sobresale de la sábana, miro la de su muslo que le atraviesa como un río y pienso en las que tiene dentro". Una enfermedad crónica ha alterado gran parte de tejidos y órganos. Enfermedad como refugio, albergue de desdichas, gangrena del alma. Aun así, el cuerpo ha resistido, como un soldado torturado que niega rendirse apuntalado por la rabia. Una niña impulsiva y suspicaz.... muy perdida. Una loba salvaje que no quiere crecer en soledad y capaz de devorarlo a uno si no se le acaricia. A pesar de las disfuncionalidades internas en órganos vitales, que por sí mismos podrían provocar la muerte, se concluye como causa de la defunción la frustración.
Y.M.O.: Mujer de raza asiática, entre 17 y 20 años de edad. Complexión ligera; una pluma más pesada que el aire y que sola, no vuela. Los órganos se han ahogado en alcohol. El examen de su pupila descubre un vacío abismal, siendo casi imposible determinar el fondo de ojo. Ojeras muy marcadas y mirada ausente, alejada de toda realidad. Estaba muy lejos para tenderle una mano y salvarla de su espacio infinito. Todas las entrañas están dañadas. La depresión ha sido una zarpa que las ha desgarrado tratando de devorar todas las escenas de dolor. El corazón, de tamaño superior a lo normal, aparece estrangulado en la jaula de la educación y se aprecia la presencia de células cancerígenas en dicha estructura. Se concluye como causa de la muerte, la tristeza.
P.P.H.: Varón blanco de 60 a 65 años edad. Es de los que tiene la expresión de un antiguo guerrero con la espada de acero. Piel de cabra, suave sin tocarse, con un escudo de freno. No hay rictus, hay pena. Las vías respiratorias están ahogadas, obstruidas de palabras: "los juegos de la gente son un misterio. Solo es importante nuestro propio respeto" dice la voz, atragantada en la boca de la tráquea. Perder es pánico, antes de tiempo. Debilidad en el estómago dónde la furia arrasa sin freno. Llevó una vida en el anonimato. Se aprecia un episodio de depresión endógena que ha dejado su huella en el cerebro; reminiscencias de autismo. Corazón lento, privado de la exaltación que provoca un ritmo más acelerado. A pesar de la incertidumbre de este caso, la conclusión que se extrae del estudio anterior, es que la causa del fallecimiento se ha debido al miedo.
STOP
Un día duro, como tantos. Paradas existenciales que esperan la última muestra de amor... cuando la muerte de carne y hueso, te besa en los labios.
Mª José Plasencia -Jospa-
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