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domingo, diciembre 31, 2006

Mis años en Mural

Mónica Pérez Taylor




Tuve un proyecto, un sueño desde joven, y éste se cumplió el día en que MURAL publicó mi primer editorial, "Pecados y delitos", en torno a la visita de Juan Pablo II a México. Desde entonces, hace casi ocho años, soy la más afortunada por ser MURAL mi casa editorial. Conozco a más de 100 que matarían por tener mi espacio.

Creo que sólo en dos ocasiones no he publicado. Una, cuando falleció mi papá. La otra ocasión es reciente, con mi artículo sobre la pederastia en Jalisco, por falta de rigor periodístico. Y cuando me encontré en la FIL con Lydia Cacho resguardada por cinco gigantes, amenazada de muerte como está, no pude más que sentirme aliviada por la sensibilidad editorial de MURAL, sin embargo, es un tema pendiente que como sociedad no podemos soslayar.

No sólo reconozco el respeto irrestricto a mi libertad de expresión, además aprecio el apoyo editorial y el trato cordial y generoso con el que siempre he sido recibida en las instalaciones de esta empresa. El sueño hecho realidad, es una aventura que me transforma continuamente, y tiene tal valor que no creo poder apreciar todavía del todo.

Porque al darme la oportunidad en MURAL se abrieron otras puertas que no imaginé. He podido hacer contacto afectivo y amistad con los editorialistas y escritores que me alientan y enriquecen como Claudia, Pedro, Myriam, Juan, Isabel, Tonatiuh, el doctor Caligari, José María, Guillermo, Rogelio, y muy especialmente con Ivabelle, con quien he recorrido otra larga aventura emocional e intelectual con Tragaluz.

Y pude poner a prueba mis convicciones, mis ideales, y debatí y defendí mis ideas políticas, no sin angustia. La polémica se dio y fuerte con los lectores. Los mensajes de odio forjaron más mi carácter. Nunca en mi vida había constatado tanta diversidad como mexicana. El verdadero debate, un reto intelectual. Las muestras de apoyo, inapreciables. Fui acusada de traicionar a "mi clase". A un notario obsceno le puse en evidencia ante el presidente de su Colegio y le paró. A los lectores les respondí con argumentos y conceptos, y busqué información hasta debajo de las piedras. Cuando me pusieron al parejo con Miguel Ángel Granados Chapa lo tomé como un cumplido, aunque la respetable lectora pedía nos corrieran del diario. Lamento que una larga y profunda amistad ya herida, la eché a perder por mi radicalismo -y egoísmo-. Es imperdonable y no es de lo único que me arrepiento.

En la evaluación de la editorial resultó que mis lectores son mayoría hombres con nivel de posgrado. Es un honor que no me merezco, pero me precio por contar entre ellos con dos mexicanos valiosos y a mis dos mejores amigos: Rafael y Andrés.

Y por mi presencia en MURAL, Megacable me abrió sus puertas durante cinco años. Este año colaboré para la XHJB, con Yolanda Zamora, y dos colegas me han incluido en una propuesta para Radio Universidad. Soy blogger a invitación de chavos tan jóvenes como mis hijos y la novedad ha sido catártica: una vía de escape y otro mundo lleno de realismo y de idealismo. Toda la experiencia me ha permitido conocer y alternar con políticos, académicos, intelectuales, moneros, periodistas, ambientalistas y luchadores sociales de los que aprendo de diversa manera. Y entre continuas idas a la meca de la protesta cívica, completé mi diplomado en Historia del Cine en la UdeG.
Fue paradójico lo que ocurrió entre más álgido se ponía el ambiente postelectoral: a mayor descalificación, más certeza. A cada quebranto, más fortaleza. Y a pesar de la poca comprensión -y lo comprendo- a mis ideas de izquierda, democráticas, antineoliberales y mi postura sobre las elecciones pasadas, no me moví de lugar pues para mí hay suficiente evidencia, porque creo en mis ideas, y porque MURAL me ha apoyado a pesar de todo.

Porque no me voy a quedar callada y conformarme con ver cómo el poder queda en manos de una mafia que se mueve al margen de las instituciones, cuando los políticos han tergiversado el contenido y los valores de palabras como el Estado, democracia o derechos humanos; ni voy a aceptar como normal la injusticia, la brutal explotación del trabajo asalariado y de los campesinos, la soberbia de los funcionarios, el troglodismo ambiental y la insultante corrupción. No.

Y al final del año me siento orgullosa y contenta por haber tomado una postura activa, Deseo a mis editores, y a todos, paz, salud y bienestar. Mónica

pereztaylorm@gmail.com

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