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miércoles, diciembre 20, 2006

Merry Crisis to you!

El despertador Mexicano

Llegamos a un trepidante fin de año. Estoy casi seguro, y son mis deseos, que a muchos de nuestros compatriotas les ha ido bien. Otros quedaron más ó menos a mano en este año. De lo que estoy totalmente seguro es que a la mayoría, y me atrevería a decir a la gran mayoría, les ha ido como percibo que les ha ido desde el virreinato y más allá; de la chingada. De antemano me perdonen las 7 almas pías que nos leen.

Los psicólogos sociales nos dicen que conforme las sociedades y las polis se van haciendo más complejas, más grandes e impersonales, las depresiones también serán más comunes. Es como el cáncer ó el sida, una enfermedad y como tal debe ser tratada por doctores especialistas.

Las elecciones pasadas con su invariable dosis de perversidad y desencanto han sido también terreno fértil para las depresiónes. Quién no quisiera tener un país del que nos sintamos orgullosos adentro y afuera. Un país que no sea tan violento como la ONU dice que es, un país que no sea ejemplo mundial del más horripilante contraste entre los pocos con mucho y los demasiados con demasiado poco, un país que se hermane con sus conciudadanos y los haga realmente hermanos; con los mismos derechos y privilegios que los demás. Porque México es un país con demasiados privilegios. Aquí es un privilegio tener un empleo digno, es un privilegio poder alimentar a la familia, tener un hogar, poder comer todos los días, ver a un doctor, educarnos, es un privilegio querer que la gran mayoría tenga cuando menos lo mínimo indispensable y un poquito más. Somos un país con muchos privilegios y pocos privilegiados.

Estamos por celebrar en comunión el nacimiento de un gran revolucionario cuyo legado ha sido erróneamente testamentado a las varias iglesias que lo usufructúan. Desvían así nuestra atención de los verdaderos sentimientos de este ser ahora en gestación y a punto de nacer. ¿El amor no es, justicia, igualdad, fraternidad y tanto más? Si la respuesta es sí, entonces ¿porque el fanatismo, el dogmatismo, el clasismo, el racismo, la iniquidad?

Hace años la palabra clave era crisis, ahora la palabra clave es inseguridad. Es la manera en que gobiernos patológicos y genocidas mantienen a sus ciudadanos enterrados en el terror para hacer y deshacer. Ese parece ser el camino del nuestro. Las imágenes de policías, militares y otros agentes del orden se vuelven cotidianas en su tarea de matar, torturar, mancillar, golpear, violar y agredir de una y mil maneras, que es para lo que están entrenados. Gobiernos de origen cuando menos dudoso, en su inseguridad, auspician este tipo de contrato social.

Merry Crisis a todos mis amados congéneres

Arq. Eduardo Bistráin
PD Redistribución permitida

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