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jueves, diciembre 14, 2006

Opinión- Germán Robles

Cuarta República.
El empoderamiento del aparato represivo.
Germán Robles.
Redes Ciudadanas

El día de hoy el diario milenio destaca en su primera plana una nota que vista en el difícil contexto político actual adquiere relevancia; se trata del hecho que tanto el ejercito como la S. de Marina de México han agregado 10 mil de sus elementos a las filas de la PFP, esto por un lado; pero lo que es verdaderamente preocupante es el significado real del discurso, que tanto secretarios de Marina, de Defensa y Calderón hacen de manera conjunta, en el sentido de cómo -entre líneas se lee- se pondera el “concurso decidido de la totalidad de las instituciones”(Sic) a decir del secretario de la Marina, en esta circunstancia se sobreentiende que el punto de la seguridad no pasa sobre la eficaz coordinación de las fuerzas policíacas, ni el eficaz diseño institucional; sino más bien la coyuntural conjunción de fuerzas represivas que deben estar dispuestas a actuar bajo cualquier planeación reaccionaría y ejercer el derecho legítimo de la fuerza y la violencia no importando el pésimo diseño institucional del aparato de seguridad nacional.

A últimas fechas, en horarios televisivos para quienes sufren de insomnio, se han observado en el uso de tiempos oficiales programas de la armada de México que duran alrededor de quince minutos, en ellos bajo el eufemismo o lógica per-se de dichas fuerzas se establece un discurso de lealtad con el “cambio” y el actual proceso democrático del país, es una alineación con la última engañifa neoliberal que nos ha vendido una falsa alternancia y peor aún una supuesta transición política. Mensaje ad hoc para garantizar lealtad tanto al presidente saliente y al entrante en la difícil coyuntura post electoral. Pero en el fondo es un mensaje a los verdaderos detentores del poder estatal: los dueños del dinero, el Stablishment, pues.

El discurso del secretario castrense Guillermo Galván, parece más duro, con respecto a las posturas de su antecesor el General Clemente Vega, donde el último hacía un sano hincapié en que las fuerzas armadas no volverían a intervenir, ni resolver problemas de los propios civiles, en otras palabras a resolver las estupideces políticas del ejecutivo. Aquí el secretario Guillermo Galván augura una flexibilización de dicha doctrina castrense.

Si bien esa sigue siendo la línea institucional, en los hechos el actual gabinete de seguridad del llamado pelele, está sentando el discurso mediático para la aceptación del uso indiscriminado de la fuerza pública; que Milenio un diario proclive a Televisa y sus espacios informativos habrán esta ventana informativa tan insistentemente no es casual, hablamos vaya, de un plan coordinado para persuadir en la ciudadanía la acepatación de dicho uso.

Pistolas y televisión, la de los grandes consorcios, aparato represor e ideológico juntos, coordinados, mejor que las policías locales y estatales juntas, ¿la prisa? Generar un ambiente de miedo y control sobre las disidencias, los ardides publicitarios, maquillados de “mega operativos” para mostrar un “combate” cosmético al narcotráfico y la delincuencia organizada, que son un paliativo que no terminaran de solucionar el problema de tajo, para ello se necesita echar al país por la ventana, incluidos las cabezas visibles de dichos operativos y claro el propio supuesto presidente.

7 mil 500 soldados, 2 mil 500 marinos como nuevos agregados a lo que de por si ya era una rucia policía militarizada, en el acto 850 nuevas patrullas, 200 vehículos civiles, 700 mil chalecos antibala, y demás incentivos perversos; Calderón no tiene ni quince días en el poder y no ha salido de reuniones con su gabinete de seguridad; aunque eso no se discute de un gobierno y jefatura estatal, lo que se cuestiona es el significado de dicha circunstancia, máxime cuando se programan fuertes recortes a la educación, la cultura y ciencia, es decir el gasto social.

El mensaje no podría ser más claro, el Stablishment mexicano está muy nervioso, y ha decidido tomar las prebendas para su permanencia, ha decidido reencausar todas sus fuerzas hacia los aparatos de sojuzgación y dominio. Los mismos medios de la coerción extra económica que la burguesía requiere a fin de garantizar la seguridad jurídica de sus bienes y el control económico sobre las fuerzas productivas. Y es que dicho fortalecimiento no hace sólo a la causa de Felipe Calderón, a su sostén y permanencia sexenal, sino que hace las veces de resguardo ante un sexenio marcado por la debilidad institucional y la ilegitimidad.

Así los honores que sirven las fuerzas armadas en el fondo son dirigidos hacia los potentados del aparato estatal, Calderón, PAN son la coartada, son la gerencia del aparato del Estado al servicio de un puñado. Es el Stablishment el que se reagrupa y arma. Aquí abajo, gente humilde y desprovista se pelea entre sí, la milicia es carne de cañón, se le dice que luche por su país, como soldados acaecidos en su labor pública, pero en realidad sólo administran una delincuencia organizada incentivada y solapada por los mismos gobiernos.

Más armas y poco profesionalismo policiaco hacen más inseguro e inhabitable al país, lejos de solucionar, enfrentan más a la sociedad, combatir las causas de la inseguridad en lugar de sus efectos sería para la derecha su propio suicidio, porque su lógica no es hacer que el estado cumpla su papel protector de la ciudadanía, sino preservar su dominio y posición.

Ellos lo saben, y el pésimo esquema de seguridad pública tanto federal como local así lo demuestra, no puedes agrupar coyunturalmente a la PFP, ejercito, AFI y Marina, sino tienes un programa permanente y bien estructurado para la coordinación, no mientras las policías estatales y municipales son ineficientes y echan a perder las tareas de los primeros, si además hay conflicto de competencia jurisdiccional de los cuerpos armados.

Lo peor, es la idea de Calderón de pretender hacer -sin reformas serias en materia penal y procuración de justicia-, de la PFP, AFI y otros cuerpos policíacos una unidad monolítica, en estas condiciones sería como dar un cheque en blanco al autoritarismo policial, antes que una policía nacional, se requiere replantear el papel y el fortalecimiento de las policías municipales y estatales, mayores recursos y preparación para hacer mínimas las tentaciones federales de abusar del uso de la fuerza como coartada para imponer el terrorismo de estado, eliminar legítimos movimientos sociales y eliminar enemigos que atenten contra los intereses de unos cuantos, a saber de la delincuencia de cuello blanco, entre otros.

Algo en el tejido de la matrix burguesa está fallando, los mismos detentores están rompiendo los medios de persuasión y dominio sutiles para sus causas, están llevando el uso de la violencia a otro nivel, no sólo se revisa una vez más la génesis del sistema capitalista y la forma en como está aceitado, sino que es claro, hoy más que nunca que en México se enarbola una nueva etapa de neofascismo latinoamericano, en un momento donde la ética pública y las instituciones revolucionarias se hallan en su punto más débil. Es el suicidio de la clase dominante, no se puede escupir para arriba y borrar los errores con pistolas y más cárceles. El lóbrego medievalismo nos acecha. Estemos preparados.

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