Los ´hijos de las tinieblas´
El Universal
Hay que "prepararse no para una batalla, sino para una guerra, y las guerras duran dos, tres, cuatro, cinco o 10 años", es una guerra contra los "hijos de las tinieblas".
Más que un exabrupto del obispo de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, la arenga contra quienes apoyaron la despenalización del aborto en el Distrito Federal forma parte de una campaña que impulsa el clero jalisciense desde el púlpito y desde su semanario Desde la fe, en el que en su editorial del pasado 15 de abril, titulado "La izquierda no sabe sonreír", señala: "Desde que aparecieron en escena siempre están apostando al conflicto. Incapaces de establecer un sano diálogo opositor recurren a la violencia. no aceptan que alguien quiera aplacar sus provocaciones. Son seres de constante gesto de amargura. No les importa el desarrollo de la sociedad, les importa mantenerse en el candelero mediante el escándalo, la protesta... Esos son los valores políticos de la izquierda nacional. y su fruto es poco o nada aplicable a la paz y el progreso del país. Ha llegado el tiempo de cobrar facturas y estar en guerra porque perdieron las elecciones".
Estas declaraciones se suman a las posiciones de los más conspicuos representantes de la derecha, como la sentencia de Jorge Serrano Limón: "El derecho a la vida está por encima de las leyes mexicanas", o el llamado de la dirigente del PAN en el Distrito Federal, Mariana Gómez del Campo, al recomendar a los diputados que denunciaron las amenazas de que fueron objeto por la llamada Guardia Nacional Mexicana que "no anden de chillones y chillonas, de chismosos y chismosas", o del vocero del Episcopado Mexicano, quien sin ambigüedades sostuvo que "el problema son esos grupos radicales izquierdistas proabortistas que tienen mayoría en la ALDF".
Más allá de la coyuntura que abrió la despenalización del aborto, este tipo de campañas del alto clero en Jalisco abren viejas heridas. No me refiero sólo a aquellas tan profundas como las heredadas del movimiento cristero en el Bajío y el occidente del país, sino más recientemente, cuando en los años 60 y 70 bajo el amparo del "cristianismo sí, comunismo no" o "haz patria mata un chilango" se provocó un violento enfrentamiento entre distintos sectores de la sociedad.
El pensamiento ultraconservador ha estado presente a lo largo de nuestra historia y reaparece en momentos en que se tensa la vida política nacional. La frase es precisa: "hijos de las tinieblas"; con ella no sólo se pretende identificar al adversario sino enfilar las acciones contra éstos.
Ante estas visiones intolerantes, los mexicanos siguen apostando por las libertades, de muchas e ingeniosas maneras, lo mismo en un desnudo en el zócalo que enfrentando las tentaciones autoritarias de una derecha intolerante deseosa de una sociedad alienada al pensamiento único, al temor y al dictado mediático.
Hoy, fanáticos religiosos, empresarios conservadores e incluso nuevos grupos profascistas pueden encontrar terreno fértil como en su momento lo encontraron el MURO o Los Tecos para buscar imponer una visión unilateral del país y de la vida.
¿Y las instituciones del Estado mexicano dónde están? Seguramente no en el secretario de Salud, José Ángel Córdova Villalobos, quien advirtió que si un médico practica un aborto en instituciones federales en la ciudad de México incurrirá en un delito y será penalizado con la privación de la libertad, sanciones económicas y la suspensión de su ejercicio profesional. Ni en la Secretaría de Gobernación que solapa la flagrante violación a las normas que rigen la separación del Estado y las iglesias.
Para que haya guerra se necesitan dos fuerzas beligerantes. La izquierda no debe caer en este juego. Por el contrario, lejos de incubar un caldo de cultivo favorable al enfrentamiento y la intolerancia, debe abordar esta arenga con responsabilidad, manteniéndose como hasta ahora en una resistencia plural, cívica y pacífica.
Valga recordar lo expresado por el cura Miguel Hidalgo sobre la reacción: "Abrid los ojos americanos. No os dejéis seducir de nuestros enemigos. Ellos no son católicos sino por política. Su dios es el dinero y las conminaciones sólo tienen por objeto la opresión".
aencinas@economía.unam.mx
Profesor de la Facultad de Economía de la UNAM
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