Ya lo dije hace unos días, si la Corte acepta que el procedimiento para despenalizar el aborto procede, lo que se pone en cuestionamiento en la soberanía y autonía de los poderes locales (como el de la Asamblea Legislativa) para legislar sobre los temas de interés. Por eso, por los derechos de las mujeres, por un Estado laico y muchas cosas más.... hay que defender esa legislación!!!!
Javier Flores
No me voy a detener a examinar la actuación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sobre el recurso de inconstitucionalidad presentado ante la Suprema Corte de Justicia en torno a la despenalización del aborto en el Distrito Federal. Sólo puedo hablar del sentimiento que me produce: lástima. El espectáculo tan lamentable que ha protagonizado desde su intervención en el caso de la muerte de Ernestina Ascensio (o Ascención, como nos aclaró Blanche Petrich), lleno de contradicciones, me lleva a pensar que el doctor José Luis Soberanes está sujeto a presiones inimaginables. Ojalá las pueda resolver. Pero, en fin, se han presentado simultáneamente ante el máximo tribunal dos recursos: uno de un organismo "autónomo" y el otro del gobierno por conducto de la Procuraduría General de la República. Está bien pensado. Por su parte, la Suprema Corte puede desechar o admitir ambas, o rechazar una y dar cabida a la otra. Ese será el primer mensaje de los jueces.
Como sea, las objeciones a lo aprobado por los legisladores del Distrito Federal (que cuentan con el pleno respaldo del gobierno de la ciudad de México y de los ciudadanos que los eligieron) involucran dos aspectos: a) la capacidad de las diferentes entidades de la República para procurarse sus propias leyes, en este caso, en materia de salud, y b) la vigencia o no de un Estado laico en México. Hay un tercer elemento que considero el más importante, pero al que no me voy a referir por ahora: el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo y su vida.
El aborto es un problema de salud pública. Hay miles de muertes cada año a consecuencia de embarazos no deseados, como demuestran los datos de la Organización Mundial de la Salud. La Asamblea Legislativa decidió modificar el Código Penal del Distrito Federal para despenalizar el aborto antes de las primeras 12 semanas de embarazo. Desde el punto de vista médico y científico a escala mundial es la manera de enfrentar este desafío. La prestigiada revista médica The Lancet ha reconocido que la salud reproductiva es una de las mayores ausencias en los objetivos del milenio, y las prácticas clandestinas, alentadas por prejuicios ideológicos y religiosos, se encuentran entre las principales causales de muerte de mujeres en las naciones en desarrollo.
Aquí no hay ninguna duda. La decisión de los representantes electos de forma legítima en la ciudad de México está sustentada en elementos médicos y científicos, todos verificables. Entonces cabe preguntarse si uno de los efectos de la pretensión de declarar la inconstitucionalidad de esta medida es lesionar el pacto federal al negar a las distintas entidades la capacidad para dictarse sus propias leyes, basadas en criterios racionales, en este caso en beneficio de la salud y autonomía de sus mujeres.
Las causas de penalización del aborto son diferentes en los distintos estados de la República. En algunos, como Tlaxcala, con un fuerte atraso educativo y científico-técnico, como una revancha a lo que se decidió en la capital se han incrementado recientemente los castigos a las mujeres que se procuren un aborto. En otros, como Yucatán, se cuenta con una de las legislaciones más avanzadas, pues entre las causas exentas de penalización se encuentran los factores socioeconómicos. Se trata de varios México. Nuestra nación es el resultado de la fusión de estados autónomos, que cuentan con sus propios congresos y sus leyes. Podemos preguntarnos si de lo que se trata es de vulnerar el pacto federal, lo que sería desastroso para nuestra identidad y unidad como país.
Antes de proseguir, y ya que apareció el estado de Yucatán, es necesario hacer un paréntesis. Hay varios mitos que se han venido abajo en las pasadas elecciones en ese estado. El tema del aborto siempre fue un tabú entre la clase política, por temor al "castigo" de un sector conservador y religioso al que se identificó erróneamente con una mayoría de votantes católicos. La guerra sucia previa a las elecciones de gobernador, utilizó la despenalización del aborto en el Distrito Federal para infundir odio y rechazo a los partidos que la impulsaron. Pues bien, el resultado está a la vista de todos. Quienes fueron derrotados fueron los antiabortistas, encabezados por el Partido Acción Nacional.
Si los recursos de inconstitucionalidad son admitidos por la Corte, todos tendremos que aceptar que lo que se estaría definiendo, por primera vez, de manera abierta y frontal, es la vigencia del Estado laico y no otra cosa. ¿Por qué? Porque aunque se traten de disfrazar, los argumentos en contra de la despenalización del aborto están basados en el dogmatismo religioso. Y esto se puede probar con relativa facilidad. Todos y cada uno de los argumentos de fondo se reducen a la defensa de la vida y la dignidad humanas desde el momento de la concepción. Y todos, sin excepción, pueden encontrarse en instrucciones generadas por el Vaticano. Por ejemplo: "La vida de todo ser humano ha de ser respetada de modo absoluto desde el momento mismo de la concepción, porque el hombre es la única criatura en la tierra que Dios ha 'querido por sí misma', y el alma espiritual de cada hombre es 'inmediatamente creada' por Dios; todo su ser lleva grabada la imagen del Creador. La vida humana es sagrada porque desde su inicio comporta 'la acción creadora de Dios' y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término..." Lo anterior forma parte del Donum vitae, elaborado por la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1987 y firmada por el cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI. Desde luego que esta instrucción se basa en documentos anteriores como las encíclicas Mater et magistra, de Juan XXIII (1961); Humanis generis, de Pío XII (1968); Humanae vitae, de Pablo VI (1988), así como la constitución pastoral Gaudium et spes (1965).
Se trata de la intromisión de un poder extranjero sobre las leyes mexicanas, un poder que es además de carácter multinacional. El Vaticano, en alianza con el gobierno de Estados Unidos, ha conformado un bloque que reúne a un grupo de naciones, en su mayoría pobres, de Africa y América Latina, que siguen instrucciones religiosas como las del Donum vitae, así ha ocurrido en foros como el de la ONU, en las que rechazaron sistemáticamente la transferencia nuclear con fines terapéuticos. Es importante añadir que estas naciones son las que presentan los índices más altos de mortalidad materna en el mundo.
La pregunta es si se va a admitir esta intromisión en las políticas de salud, condenando a la muerte a miles de mujeres.
* Una versión de este texto fue presentada en la mesa Implicaciones en el ámbito federal de la despenalización del aborto, en el marco del Día de Acción por la Salud de las Mujeres, realizada ayer en la Cámara de Diputados.
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