El costo del proyecto y la fecha en que quedará concluido son una incógnita.
El paso colgante más antiguo del país será trasladado para dar paso a las obras de la presa. Foto: Marco A. Vargas
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El pavimento pasó a terracería. Este no es cualquier camino, sino la vía que conduce al que fue el puente colgante más antiguo de México. El puente de Arcediano que, pese a amparos y polémicas, comenzó a ser desmontado el martes para trasladarse a un nuevo destino.
El camino asoma a los paisajes asombrosos de la barranca de Oblatos. El color verde es el rey. La naturaleza se deja ver a cada metro: en las montañas, en los árboles y hasta en la lagartija que corre a toda prisa por el camino. Las aguas que corren bajo el puente no son precisamente cristalinas. Una voz explica: “Y espérense: esta es la cristalina, luego vendrá la espumosa, luego la chocolatosa y después la fusión de todas”. Esas aguas son las que llenarán la presa que se levantará en ese lugar. La presa que es motivo de que el puente se traslade.
Hoy terminará el desmontaje de la estructura. El nuevo puente, que estará a unos 800 metros del antiguo, conservará el diseño de 1890, planeado por Salvador Collado, pero con actualizaciones necesarias para que cuente con la resistencia adecuada a los tiempos.
El costo del proyecto y la fecha en que quedará concluido son una incógnita. La obra tiene ya cinco meses de atraso. Sin embargo, el director de Abastecimiento de la zona conurbada de Guadalajara, Fausto Romero, asevera que a la fecha van diez millones de pesos gastados, a cambio de 80 por ciento de avance. La reencarnación del puente, se informa, contará con sanitarios, locales comerciales y hasta un museo de sitio.
El puente de Arcediano ha cobrado fama. Fue motivo de juicios de amparo, de días y noches de oposición vecinal. Y aunque se va, no desaparece. Tendrá modificaciones, pero su esencia se queda. Por orden del Instituto Nacional de Antropología e Historia, que avala y autoriza la obra, se rescatarán el cable y nudillos que lo sostienen, y hasta las piedras de las columnas se conservarán. Todas están marcadas con números para asegurar su adecuada colocación futura.
Romero asegura que el puente que se traslada “ya no es el original”. Sea como sea, su nueva casa es Arcedianito, paso provisional a unos cientos de metros adelante, por el camino. Según los encargados de la obra, la mudanza descarta el riesgo de que el puente sea arrastrado por la corriente de la presa a la que cederá su lugar.
Guadalajara• Sara López Cervantes
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