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jueves, marzo 22, 2007

Opinión - Ruben Martín

Las coordenadas del periodismo en Jalisco

Publico

La decisión de una decena de reporteros que dejaron sus empleos para aceptar puestos de trabajo en el gobierno ha abierto una polémica interesante y necesaria en el periodismo de Jalisco. Interesante (a pesar de algunos exabruptos) y necesaria porque, a pesar de ser un gremio que vive en la escena pública y que escribimos y hablamos sobre lo que hacen los actores públicos, muy pocas veces nos analizamos y debatimos internamente. Ésta es una oportunidad. (Estas notas son una versión abreviada de un artículo publicado en la revista Etcétera).

Las coordenadas actuales del periodismo en Jalisco pueden situarse en un punto en el que convergen los progresos en calidad, profesionalización y avance en materia de libertad de información conseguidos en los últimos quince años, con las tensiones y contradicciones que derivan de las siguientes tendencias en curso: la competencia interempresarial, la competencia interprofesional, el impacto de las tecnologías de la información, la crisis de credibilidad y el auge de medios alternativos.

El cambio del periodismo en Jalisco se sitúa en los procesos de crisis económica de los ochenta y de crisis del viejo autoritarismo priista que dio paso a la alternancia política. La necesidad de mantener audiencias y acompañar la demanda de apertura democrática, sostenidos por amplios sectores sociales, obligaron a los medios a abrirse a la pluralidad de opciones políticas y a la diversificación de patrones de consumo. En este contexto surgieron nuevos diarios (Siglo 21, Público, Mural ) que obligaron a los periódicos tradicionales (El Informador, El Occidental y Ocho Columnas) a cambiar, lamentablemente más de forma que de contenido. Las explosiones del 22 de abril de 1992 constituyeron un hito en el pacto de las audiencias con los medios. La sociedad demandó más profesionalismo y compromiso. Los periodistas y los dueños de los medios se vieron obligados a acompañar este cambio para no quedar rebasados. Al mismo tiempo, las universidades incentivaron la llegada de periodistas con otras formaciones. Estos cambios propiciaron un mejoramiento en la calidad de los productos informativos, con nuevas narrativas y un repertorio más variado de géneros.

La necesidad de cambio y la llegada de nuevas compañías, aunado a la necesidad de invertir en nuevas tecnologías de producción, diseño y comercialización, aceleró la ya de por sí creciente competencia entre las empresas que venden información. Grupos nacionales (Televisa, Reforma y Multimedios) se sumaron con sus capitales a la competencia entre las empresas en Jalisco. La competencia interempresarial tiene como escenario de batalla la feroz competencia por el pastel publicitario y la audiencia. Las armas son la competencia de tarifas y la necesidad de recurrir a las campañas promocionales (sorteos, regalos, enciclopedias y discos) para atraer audiencia. A esto se añade la emergencia de medios de circulación gratuita que se han convertido en una dura competencia para los tradicionales.

Todo esto tiene un fuerte impacto en las condiciones laborales de los trabajadores de medios. Debido a la competencia interempresarial, las empresas han forzado a la baja la situación laboral de los periodistas. Ahora el trabajo es cada vez más precario, cada vez hay más subcontratación, sueldos más bajos y con prestaciones laborales deficientes. Más de la mitad de los periodistas se ven obligados a tener dos o tres empleos para completar un ingreso mensual decente. Por si fuera poco, las universidades estatales no dejan de producir comunicadores, quienes están dispuestos a hacer el trabajo de los reporteros experimentados por un sueldo menor. Es la aguda competencia interprofesional.

Todo esto influye en la calidad de la información que se produce. Mucho se ha perdido en los años recientes. Por ejemplo, las secciones de periodismo de investigación que se crearon en diarios locales han desaparecido. Hay menos apuestas por reportajes de fondo y ha vuelto la corrupción entre reporteros y poderes políticos y económicos, disfrazadas de regalos o pautas de publicidad para notas o programas que son en realidad propaganda y no información. Hay además una creciente influencia de gobiernos o empresas que invierten más en publicidad. Todos estos cambios son observados y registrados por la audiencia, sin duda.

El cuadro completo de estas tendencias de cambios y tensiones en las empresas y el periodismo en Jalisco indican que vivimos un escenario de rápidas y aceleradas mutaciones. Se trata de un escenario de crisis que obliga a todos los actores involucrados (periodistas, propietarios, patrocinadores y especialmente a la audiencia) a repensar y modificar el contexto anterior del ejercicio del periodismo. Los escenarios de este cambio inevitable son inciertos aún, apenas están en curso.

rmartin@publico.com.mx, rmartin@milenio.com

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