A raíz de un nuevo intento de sembrar la imagen de que PEMEX está en bancarrota y de que es una empresa "inoperante y desgastada", resprucimos a continuación un artículo de Maravilla Carrasco, fechado en Noviembre de 2005, que nos da luz sobre esta sucia maniobra neoliberal que se viene intsrumentando desde aquel año.
PEMEX y la bancarrota del modelo neoliberal.
Por: Maravilla Carrasco.
PEMEX, desde el punto de vista financiero, se encuentra en una "bancarrota técnica". Los factores que crearon esta situación son diversos, pero todos son resultado de la política neoliberal que privilegia a la economía de la usura, la especulación y el pago de deudas a costa del saqueo de la producción, del mantenimiento y de la inversión de PEMEX y de la economía física real del país en su conjunto. Esa política opera para crear condiciones contables deficitarias -en este caso, la bancarrota técnica de PEMEX-, que es el pretexto idóneo para justificar una nueva desarticulación de la industria petrolera nacional y su ulterior privatización. Se cumple así el cometido fundamental de los neoconservadores y de la petrocracia angloamericana, ansiosos de conquistar el control del petróleo mexicano, pero no porque PEMEX sea una empresa ineficiente e inoperante, como pretenden hacer creer los neoconservadores radicales, sino precisamente por el contrario.
La "bancarrota técnica", una condición impuesta artificiosamente sobre PEMEX, es un estado contable perverso que no refleja la eficiencia técnica real de la paraestatal más relevante de México y la quinta empresa, en su clase, más importante del mundo. Detrás de la supuesta bancarrota de PEMEX se oculta la bancarrota técnica del propio gobierno mexicano forzado a saquear los recursos de la paraestatal. Bajo los criterios económicos imperantes, exigidos por los centros financieros de Wall Street y la City de Londres, el gobierno absorbe en impuestos el 60.8 % de los ingresos de PEMEX, obligándola a contratar deuda externa para cubrir sus propios costos de operación. Los números que veremos a continuación, demuestran el nivel de saqueo insostenible al que se viene sometiendo a PEMEX -y al país- para privilegiar una política, esa sí en bancarrota por su incompetencia y maldad, diseñada para liquidar al Estado Nacional Soberano de México.
Veamos:
Un reportaje publicado por el periódico La Jornada el pasado 31 de octubre proporcionó la información necesaria para determinar que la empresa petrolera estatal mexicana, PEMEX, desde el punto de vista financiero, se encuentra en una "bancarrota técnica". Los factores que crearon esta situación son diversos, pero todos son resultado de la política neoliberal que privilegia a la economía de la usura, la especulación y el pago de deudas a costa del saqueo de la producción, del mantenimiento y de la inversión de PEMEX y de la economía física real del país en su conjunto. Esa política opera para crear condiciones contables deficitarias -en este caso, la bancarrota técnica de PEMEX-, que es el pretexto idóneo para justificar una nueva desarticulación de la industria petrolera nacional y su ulterior privatización.
1.- A partir del aumento de precios del barril de petróleo en los últimos 30 meses, el costo de operación de PEMEX se redujo a sólo 9.37 % del valor de sus ventas, muy por debajo de su costo de operación histórico de alrededor del 30 % y por debajo del índice de costo de operación del 45 % de Shell, la empresa que le sigue a PEMEX en costos reducidos. "Desde esta perspectiva, PEMEX es la empresa más rentable del mundo", sostiene el economista de la UNAM, Rafael Decelis. Debido al aumento de los precios internacionales del petróleo y sus derivados, la empresa mexicana tuvo ingresos en 2004, 25 % por encima de los de 2003, no obstante la reducción de 2.5% de su producción.
2.- De acuerdo con información del Banco de México, el gobierno federal recibe de PEMEX y de la Comisión Federal de Electricidad el 42 % del gasto corriente para mantener una supuestas "finanzas públicas sanas". Otras fuentes sostienen que las aportaciones de PEMEX a la Secretaría de Hacienda representaron 72.4 por ciento del total de los ingresos tributarios, casi 40 % más que los ingresos que percibe la federación por Impuestos Sobre la Renta. De acuerdo con el informe publicado por La Jornada, en el último año, "El rendimiento de la paraestatal antes del pago de impuestos, derechos y aprovechamientos ascendió a unos 13 mil 400 millones de dólares, y fue 9.1 por ciento superior a lo obtenido en el tercer trimestre de 2004. Pero el monto de los recursos monetarios destinados a la Secretaría de Hacienda se elevó al (equivalente de) 14 mil 300 millones de dólares, que significaron un incremento de 22 por ciento en la carga impositiva de la paraestatal petrolera. Así, las ganancias operativas se transformaron en pérdidas. Es evidente, que el incremento en el precio de exportación de la mezcla mexicana de petróleo crudo benefició a las arcas gubernamentales -- para pagar la deuda externa--, pero no a las de PEMEX, según se corrobora en el informe de la paraestatal entregado a inversionistas nacionales y extranjeros.
3.-Como si no fuera suficiente, el costo de tener que importar derivados petroquímicos y gasolinas que PEMEX podría producir, se convierte en una carga adicional a la economía del país. Por ejemplo en 2004, se recibieron 24 mil millones de dólares por la exportación de crudo; pero las importaciones de PEMEX de petrolíferos y gasolinas fueron de 6 mil millones de dólares, una cuarta parte de sus ingresos; mientras que la importación de la petroquímica que ya no produce PEMEX, superó los 18 mil millones de dólares.
4.- De acuerdo con sus propios informes, el rendimiento neto de PEMEX fue positivo entre 1992 y 1997; a partir de 1998 empezó un periodo de pérdidas consecutivas hasta la fecha. Tan sólo en el primer año del gobierno del presidente Vicente Fox el resultado negativo se elevó a poco más de 3 mil millones de dólares.
5.- .Pero no sólo los impuestos debilitan la estructura financiera de PEMEX, el costo de la deuda que PEMEX es obligada a adquirir también ha aumentado debido al incremento de los intereses y a una pérdida cambiaria de más de 500 millones de dólares. El gasto por pago de intereses netos se incrementó de 2 mil 800 millones de pesos (250 millones de dólares) en el tercer trimestre de 2004 a 12 mil millones en el mismo periodo de 2005 (aproximadamente mil 100 millones de dólares), lo que implicó un aumento de 327 por ciento (¡!). La empresa es así obligada a desviar recursos indispensables pero para obras de exploración, explotación y refinación.
En resumen, se trata de una fórmula perversa de saqueo de PEMEX vía impuestos, que la obliga a su vez, a endeudarse para ser saqueada por las condiciones injustas de financiamiento internacional y como si fuera poco, añade inmensos costos adicionales al país, que se ve obligado a importar productos que la paraestatal deja de producir, cuando fue creada para resolver necesidades energéticas e industriales esenciales en la economía nacional y para el bienestar general de la población.
La codicia por el petróleo.
Que se trata de un acto deliberado el destruir a PEMEX, se hace aún más evidente al analizar en contraste, las extraordinarias e injustificadas prebendas fiscales que el gobierno ha entregado al sistema bancario desde su bancarrota hace diez años. "Las instituciones de crédito que operan en el país mantienen un subsidio fiscal directo del Estado a través de contabilizar en sus activos impuestos no pagados del orden de 3,150 millones de dólares, según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Las instituciones bancarias, pero en mayor medida BBVA Bancomer y Banamex-Citigroup, incluyen estos impuestos no pagados en sus activos. Además de constituir un subsidio fiscal directo, del que no disfrutan otros sectores de la economía, tal práctica permite que no aumenten sus requerimientos de reservas mínimas de capital. Los bancos que operan en México recibieron la facilidad de no pagar una parte de sus impuestos para incorporarlos como si fueran capital durante el proceso de rescate financiero realizado por el gobierno del ex presidente Ernesto Zedillo.
Sin embargo, cuando el plan fue anunciado se informó que la dispensa concluiría una vez que las instituciones generaran utilidades, como ocurre ya desde hace casi cinco años. Desde 2000 y hasta septiembre del 2004, el sistema bancario logró utilidades por 7,660 mil millones de dólares de acuerdo con la CNBV. La mayor parte de los ingresos de la banca está determinada por el cobro de comisiones a los usuarios y los pagos que recibe del gobierno por el rescate bancario" (La Jornada 28 11 04).
Para mitigar la situación de PEMEX, luego de largos y encendidos debates, el Senado de la República aprobó el martes 8 de noviembre un nuevo régimen fiscal de la empresa. Ello aleja por el momento la posibilidad de su privatización toda vez que el decreto legislativo pretende asegurar las inversiones necesarias para la expansión y la modernización de sus actividades.
"Con esos recursos, PEMEX recuperará su posición de empresa de vanguardia mundial y ya no habrá ninguna justificación para que se continúe intentando la privatización, excepto que se persevere en un compromiso con intereses ajenos a los nacionales," dijo a La Jornada la senadora Laura Alicia Garza Galindo, del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Uno de los dispositivos vetados por el Senado, explicó la senadora, fue un artículo que prácticamente establecía una administración privada de la empresa, con la denominación de "consejeros independientes".
La senadora subrayó que la nueva ley asegura la designación de una cantidad significativa de la recaudación de PEMEX al Fondo de Ciencia y Tecnología en Asuntos Petrolíferos. Según ella, ese fue uno de los puntos más discutidos en el Senado, a causa de las repetidas maniobras de la Secretaría de Hacienda para retirar dichos recursos por medio de maniobras fiscales.
A su vez, el senador Manuel Bartlett Díaz, también del PRI, destacó que la nueva ley otorga a la Auditoria Superior de la Federación la responsabilidad de evaluar de forma permanente las finanzas de PEMEX, para evitar que éstas puedan ser manipuladas a discreción por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y por la misma dirección de la empresa.
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