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martes, marzo 13, 2007

Opinión - Jorge Souza Jauffred

La Feria

Representación de protesta frente al consulado de Estados Unidos en Guadalajara, ante la llegada de George W. Bush, en la que Calderón besa los pies al presidente estadunidense Foto: ARTURO CAMPOS CEDILLO

Jornada Jalisco

Un desgastado Bush viene a México por más comercio

Briseño, por nuevas fórmulas de extensión cultural

A fin de cuentas, en el último cuarto del partido, un presidente estadunidense con la imagen gastada, con un discurso deteriorado y en el declive de su poder, se ha dignado por fin volver los ojos hacia Latinoamérica; sólo que este continente no es el mismo con el que podría haber negociado a principios de su periodo de gobierno. Ahora hay un Mercosur pujante, una Venezuela que recuperó su riqueza petrolera y una serie de presidentes que se inclinan abiertamente hacia la izquierda.

México, incluso, no es el mismo de antes. La relación que comenzó el tejano George Bush con su homólogo (también con máscara de ranchero) Vicente Fox, nunca se consolidó. No hubo aquella “enchilada completa” que nos prometió Chente en materia de migración, pero tampoco sincronía en el trato de los asuntos internacionales, ni respeto a nuestro país. Incluso, cuando los gobiernos de ambas naciones coincidieron en condenar a Cuba ante el organismo de los derechos humanos de la ONU, los resultados fueron magros y los cimientos de la política exterior mexicana se sacudieron.

La pregunta, entonces, es ¿a qué viene Bush a los países del sur, en este momento? Y la respuesta no puede ser más clara. Bush y su séquito no mueven un dedo si no es en busca de un objetivo económico o estratégico. No hay más. Es cierto que su presencia en Brasil, Uruguay y Colombia, en alguna forma, busca contrarrestar la influencia cada vez mayor del presidente venezolano Hugo Chávez (quien por cierto ya dijo que Bush es “un cadáver político”); pero eso no significa que esa sea la causa principal de su recorrido.

Si bien es cierto que en cada nación la visita de presidente invasor de Afganistán e Irak tuvo finalidades específicas distintas, también lo es que en México el objetivo ha sido delineado ingenuamente, si usted quiere, por Tony Garza, embajador de Estados Unidos en nuestro país. Los objetivos de la reunión, dijo Garza, son aumentar la cooperación contra el crimen organizado, así como impulsar el comercio, la inversión y la generación de empleos a fin de reducir la pobreza que aún hay en México.

Energía y petróleo, los renglones que interesan

En esa forma eufónica (¿reducir la pobreza?) se anuncia el verdadero objetivo de la visita: comercio e inversión. Y, claro, alguna declaración sobre el narcotráfico. Particularmente, agregaré yo con apego al contexto, se hablará en privado de posibles inversiones en la industria eléctrica y en la industria petrolera del país. Apenas le queda tiempo a Bush para intentar la embestida final contra uno de los últimos bastiones de la riqueza nacional. Apenas le queda tiempo para “apoyar” a Calderón a apresurar las reformas que permitan un saqueo mayor y más eficaz que el que se realiza actualmente a través de los Pidiregas, en la industria petrolera.

¿Preocupado Bush por la pobreza que hay en México y que ha crecido durante su mandato escandalosamente? Por favor. No hay quien lo crea. ¿Preocupado por incrementar la generación de empleos? Nomás eso falta. Más bien, el mandatario viene a representar, como lo ha hecho antes, los intereses de grandes consorcios que se mueren de ganas de hincar el diente a nuestro petróleo. Porque si bien es cierto que a través de los contratos múltiples y las Pidiregas están extrayendo cientos de millones de dólares de los recursos que capta Pemex, también lo es que la ambición de estas grandes empresas busca bocados mayores.

En este sentido, el secretario de Comunicaciones, Luis Téllez, es la punta de lanza del gobierno de Calderón en materia de privatización. No sólo fue uno de los artífices de las modificaciones constitucionales que permitieron a Carlos Salinas privatizar las tierras ejidales, sino que también ha sido el instrumento para la nueva privatización de las carreteras ya saneadas. Ahora, Téllez y sus amigos recibirán el apoyo de Bush, vía presión a Calderón, para que se acabe de entregar la riqueza del país a grupos privados.

Tras otras fórmulas de extensión cultural

Pasando a un tema más grato y más casero, hay que decir que el rector electo de la Universidad de Guadalajara, Carlos Briseño, está trabajando en construir nuevas estrategias culturales que permitan que la difusión que se ha realizado en forma muy amplia hacia el exterior de la casa de estudios, se efectúe también hacia el interior de la universidad. “Crear nuevos públicos” universitarios y no universitarios es una de sus premisas, sin perder de vista lo ganado en materia de difusión cultural.

En ese marco, las preparatorias podrían ser escenario de nuevos programas, así como los departamentos de enseñanza superior. La consigna parece ser “crecer culturalmente hacia adentro”, en momentos en la que casa de estudios realiza el mayor centro cultural universitario del occidente del país, en la zona de Los Belenes, y en los que los grandes programas de difusión (como la FIL, la Muestra de cine o el Premio de literatura FIL) se han consolidado como los grandes ejes de la extensión de la cultura universitaria.

No sólo eso, el próximo rector considera posible incluir en el contexto de la difusión televisiva que realiza la UdeG, contenidos ligados a diferentes manifestaciones culturales, vestidos en forma propicia para atraer la atención de un público cada vez más amplio. Todo ello, al margen de la continuación de los programas de consolidación académica y los de crecimiento universitario. Y eso es todo por ahora, nos leemos mañana en esta misma Feria.

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