Páginas

::::

martes, marzo 13, 2007

Opinión - Ricardo Monreal

Redescubriendo América

Publico

América Latina despareció del radar de Washington aquel 11 de septiembre de 2001. La mirada y las prioridades se centraron en el polvorín terrorista del cercano y medio Oriente, al tiempo que el patio trasero latinoamericano quedaba tan lejos de la Casa Blanca y tan cerca de Macondo.

Cinco años y medio después, la América que empieza al sur del muro de más de mil kilómetros de largo (construido en plena era de la globalización) reaparece en la política exterior de Norteamérica... por razones esencialmente de política interior: cuando el partido gobernante ha perdido el control del Congreso, cuando el presidente se encuentra en el punto más bajo de aceptación (34%), cuando la población hispana ha desplazado a la afroamericana como primera minoría étnica y despunta como fuerza electoral, cuando 66% de la población latinoamericana se encuentra gobernada nacionalmente por algún partido de izquierda y cuando un activísimo presidente “antiyanqui”, Hugo Chávez, confronta la doctrina Monroe con la doctrina de Simón Bolívar.

Este redescubrimiento de la América hispana, cuyo primer trazo comprendió Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México, está guiado por dos coordenadas: seguridad y energía.

Del primero ya nos hemos acostumbrado a su presencia dominante en la relación bilateral, no así a su costo en términos de libertad de tránsito, derechos laborales y derechos humanos. El tema del terrorismo islámico, que parecía tan distante de la agenda latinoamericana, adquiere otro sentido si se le vincula con el narcotráfico. Si hay narcoguerrilla, también puede haber narcoterrorismo. De hecho, la combinación nació en Afganistán, se implantó en Europa y, por supuesto, podría florecer como planta de invernadero en este lado del planeta, donde el crimen organizado aportaría el insumo y las redes, mientras que el terrorismo suministraría la plata y el plomo. Desde este punto de vista, sólo si Colombia, Guatemala y México obtienen beneficios directos para su seguridad nacional y su lucha interna contra el narcotráfico, podrán aportar sangre, sudor y lágrimas a la lucha de Estados Unidos contra el terrorismo. En otras palabras, sólo si recibimos trato de aliados, no de empleados.

El segundo condimento de esta gira, la energía, es más complicado. Desde el arranque de su administración en el año 2000, el presidente Bush anunció la intención de crear un área de libre intercambio de energía a nivel continental. Petróleo, gas y electricidad, básicamente. La idea era empezar con los países del TLCAN y paulatinamente extenderlo al ALCA. El 11S interrumpió estos planes, pero no los canceló.

En Brasil, primer país de la gira del redescubrimiento, planteó formalmente una alianza mundial en favor del etanol, un biocombustible que se extrae del maíz y de la caña de azúcar, como alternativa a la alta dependencia del petróleo y al alto costo económico y ambiental de los hidrocarburos. México cultiva ancestralmente ambos productos. Cerca de 3.5 millones de familias, las más pobres del país y con mayor presión a la migración indocumentada, sobreviven de ello.

Si en la reunión de Mérida se obtiene un acuerdo México-Estados Unidos para impulsar políticas y fondos de inversión en infraestructura agrícola para relanzar a México como lo que un día fue, el primer productor de maíz y el segundo en caña de azúcar en el mundo, orientados ahora al biocombustible y no al autoconsumo, entonces habrá valido la pena el apocalypto de seguridad que durante una semana escenificaron las fuerzas federales mexicanas y norteamericanas en tierras mayas.

Pero no van por allí las pretensiones para México del mandatario visitante ni del huésped. Antes de iniciar la gira, el presidente Bush sugirió abrir la industria petrolera mexicana. “En tanto el gobierno se sienta confiado en rastrear fuentes de capital fuera del presupuesto corriente del gobierno, para mí eso es algo que ciertamente debiera ser considerado por el presidente Felipe Calderón” (Reforma, 7 de marzo 2007). La declaración no pasaría de ser una comedida sugerencia para un socio y vecino independiente; el problema es que, para una autoridad que puede llegar a actuar como el gobierno local 51 de la unión americana, esa sugerencia puede procesarse como un mandato directo. Ya lo veremos cuando la actual administración envíe al Congreso su iniciativa de reforma energética.

Por lo pronto, no hay que perder de vista el centro del radar: mientras el muro siga construyéndose, el redescubrimiento de América será escénico y no sincero.

ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx

No hay comentarios.:

radioamloTV