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jueves, diciembre 07, 2006

Opinión - Ruben Martín

Oaxaca y los mensajes de Calderón

Publico - 07/12/06

No pudo empezar de peor manera Felipe Calderón su gobierno ilegítimo que tendiendo una celada a dirigentes del movimiento social oaxaqueño. Citar a diálogo a los representantes de la APPO para detenerlos mediante engaño, revela la política que regirá el gobierno calderonista.

Calderón ha sido transparente en cómo va a conducirse mientras dure en el cargo. La composición del gabinete revela la integración de un equipo de mediano nivel que llegó en compensación de favores realizados en campaña. Más allá de este mensaje, la designación de Agustín Carstens en Hacienda y de Francisco Ramírez Acuña en Gobernación desnuda los propósitos de este gobierno: continuidad económica a pesar de la crisis manifiesta del modelo de libre mercado, y del otro lado, mano dura desde la política interior y de seguridad pública, para aplacar las protestas sociales que saltan como liebres en la geografía nacional.

Todo lo demás estará subordinado a esta estrategia de contención, endurecimiento y represión en contra de las protestas sociales, con el propósito de que el país siga funcionando como destino seguro de la inversión privada. Lo demás es accesorio.

Calderón ha dejando en claro que necesita y va a gobernar con las fuerzas del orden. Véanse los guiños que ha enviado: el anuncio de que les aumentará sueldo y prestaciones; la reducción de sueldo a la alta burocracia (calcada de lo que proponía el “peligro para México”) para todas las dependencias menos a las fuerzas armadas y a las áreas de seguridad pública. El apapacho a la tropa y sus dirigentes es un agradecimiento de Calderón al apoyo recibido para llegar al poder. Estas medidas llevan a pensar que Calderón y su equipo anticipan que la inconformidad social y las protestas continuarán en el país. Y su respuesta es aumentar el presupuesto, el equipo, y el número de las fuerzas del orden. Obviamente Calderón se está preparando para periodos de mayor conflictividad social. Pero es una salida torpe.

Es una salida obtusa alimentada sin duda por la visión del secretario de Gobernación, de
minimizar y estigmatizar a quienes salen a las calles a manifestar su inconformidad. Según esta corta visión, la situación de crisis social del país se debía más bien a que los anteriores gobernantes no tenían los cojones para aplicar la ley y carecían de oficio político para ejercer la violencia del Estado frente a los insumisos.

La ecuación política y cojones significa ignorar las causas profundas del descontento social, reprimir, perseguir, entretener con el diálogo para tratar de restituir el mando estatal y encauzar las protestas por los canales y mediaciones institucionales del sistema político: los partidos, los órganos de gobierno y organizaciones civiles que se conducen bajo las reglas del juego marcadas por quienes mandan.

De ese modo garantizan que todo el territorio nacional siga siendo funcional al objetivo de servir como espacio de la inversión y de fuente segura de mano de obra dócil, mientras reciben el aplauso de los grupos empresariales, sectores de la población que consumen información manipulada y el respaldo de la clase política que vive del presupuesto.

Esta forma de ejercer el gobierno no podrá aplacar las profundas fuentes de la inconformidad social, pues para ello deberían modificar sustancialmente el pacto social nacional y atenuar el fuerte antagonismo social que ahora se expresa de diversas maneras en México. Hay una crisis política que no se resolverá mediante la mano dura y la represión. Es una crisis profunda porque para sectores importantes de la población los instrumentos del Estado han dejado de representarlos y de infundir respeto. La gente no confía en los gobiernos, en los partidos, en cómo se toman las decisiones. Y un gobierno sin la confianza de la gente, es decir sin legitimidad, es un gobierno débil. Aunque se piense lo contrario. Es más fuerte un gobierno que ejerce mediante la aceptación del mando que uno que debe recurrir constantemente al aparato represivo.

Los primeros mensajes que envía Calderón son funestos, pero la fuerza de la indignación y la necesidad de buscar mejores condiciones de vida llevarán a comunidades, pueblos, barrios y organizaciones del país a rebasar por la izquierda el estilo represivo con el que quiere gobernar Calderón.

rmartin@publico.com.mx

Etiquetas: Francisco Ramirez Acuña, Opinión, APPO, FeCal
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Dia con dia queda claro: quienes alaban esta democracia simulada son como los tontos que nunca han visto a Dios y ante cualquiera se hincan. Rayuela, Jornada Jalisco 13Nov06

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