Banderita tricolor
Público - 07/12/06
Unos ingresaron por la parte de atrás de las banderas. Otros, que también ingresaron por la parte de atrás de las banderas, lo hicieron ondeando pequeñas banderitas como los niños de preescolar cuando visitan un monumento a la patria. Otro ingresó, también por atrás, con una bandera bien dobladita sobre sus manos acostumbradas a traer y llevar paquetes al Congreso.
Otro, con su carita compungida y sus manitas limpias, después de pasar por atrás de las banderas, se cruzó una banderita en el pecho y llevó la limpieza de una de sus manos a la altura de su patriótico corazón, gesto que conmovió a buena parte de la concurrencia.
Después, hasta los sin bandera, cantaron el himno. La Patria noble y generosa recibió una vez más el cariño agradecido de sus hijos.
Desde hace muchos años, la bandera y el himno se han constituido en nuestros principales símbolos que dan rostro a la idea de unidad nacional, la cual ha sido explotada con éxito, por aquellos que por temor a reconocerse en la minoría que representan, la invocan como parte de su patrimonio.
Los mexicanos estamos acostumbrados a rendirle culto a la unidad nacional a partir de teologías republicanas centradas en el dogma del totalitarismo. El ganador, por fraude o por una minoría muy estrecha se lleva todo. Como en el palenque.
Las virtudes de la democracia en donde las mayorías y las minorías establecen y buscan los equilibrios necesarios para gobernar, habrá que ir a buscarlas a otra parte.
Después del día de las banderas y los abanderados del Congreso, las palabras que más han repetido aquellos que invocan la unidad nacional son las de mano dura y firmeza. Sin dobles sentidos, las manos firmes se han cruzado con las manos limpias.
La dupla del PAN y la PFP, convertida en portera involuntaria, comenzó con el pie derecho una forma de gobierno que invoca a la unidad nacional aunque ésta tenga que entrar por la puerta trasera. Qué bueno que esta nueva pareja presidencial esté dispuesta a devolvernos la paz y la tranquilidad tan necesarias a nuestro país.
En los sistemas parlamentarios un partido minoritario que llega al poder con un estrechísimo margen de diferencia, está obligado a buscar coaliciones y acuerdos con los otros partidos. No como una graciosa concesión del vencedor, sino como un insoslayable y necesario mecanismo de gobernabilidad.
En México, quienes honran a la patria con banderitas exaltando su republicanismo trasnochado, se olvidaron de exaltar las virtudes de la democracia.
Buscan en la mano firme, lo que la razón y el sentido común les niegan.
Etiquetas: Opinión, APPO, FeCal, Congreso
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Dia con dia queda claro: quienes alaban esta democracia simulada son como los tontos que nunca han visto a Dios y ante cualquiera se hincan. Rayuela, Jornada Jalisco 13Nov06
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