Hipocresía, hipocresía y más hipocresía
Camilo Ná
La hipocresía comienza: Felipe Calderón se dio una vuelta por Tlacoachistlahuaca, Guerrero, para mirar de cerca la extrema pobreza. En dicho municipio devastado por años y años de indiferencia, inició su primera gira por el país. Sin embargo, al llamado “presidente” de México no le interesa el mejoramiento de las capas sociales más desprotegida. No, claro que no. Su único interés en visitar dicho municipio es su llamada estrategia de “rebasar por la izquierda a la izquierda”. Pero no nos engañemos, la actitud de Calderón es demagógica, hipócrita. Hablar y hablar de pobreza mientras en el presupuesto le quita recursos a la educación y la cultura, aspectos imprescindibles para que el pueblo mexicano salga de la ignorancia, la pobreza y la carestía.
Calderón, aliado a los medios de comunicación cercanos y timoratos a la presidencia (es decir, Televisa, TV Azteca, Radio Fórmula y muchos otros medio de comunicación), busca colocarse en las pantallas de televisión como el hombre de “abajo”, que busca un mejor futuro para México. Puras palabras e imágenes, porque en los hechos, estos señores que se creen dueños de la nación lo único que buscan es proteger los intereses propios y de sus amos. Así que NO NOS ENGAÑEMOS, Felipe Calderón es un hipócrita. Recordemos cuando Vicente Fox, en su toma de posesión, fue a comerse unos “tamales” con niños de la calle, pero, ¿qué hizo por los pobres? Absolutamente nada. Simple imagen, siempre marketing, porque ante la falta de ideas y de compromiso, lo único que queda son las notas tendenciosos y descontextualizadas de la televisión. Ni un paso atrás. Los represores e intolerantes de Calderón y Ramírez Acuña nos quieren engañar, pero no lo harán: ellos son los asesinos, los que discriminan, los que empobrecen a la gente, los que quieren vender al país y sojuzgar, aún más, a las clases bajas.
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