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jueves, diciembre 07, 2006

Opinión - Gabriel Torres Espinoza

De manos limpias a duras

Publico - 07/12/06

La invitación de Francisco Ramírez Acuña a Gobernación, la determinación de Felipe Calderón para presentarse a cualquier costo en el Congreso y la detención del dirigente de la APPO, Flavio Sosa, confirman que una de las características de este sexenio serán las manos duras del gobierno federal. El segundo triunfo de la derecha mexicana, mucho más polarizada ideológicamente, entró con los dientes afilados. El hartazgo social por la indeterminación, el titubeo y la falta de autoridad que caracterizaron a Fox sitúan ahora a una mayoría de la población mexicana en simpatía con un gobierno firme, de autoridad y capacidad para gobernar.


Desde la campaña, varios de los contendientes señalaron frases que correspondían con estudios de “mercado electoral” que advertían una de las más importantes expectativas de los electores frente a un nuevo presidente: capacidad para gobernar, para decidir. Con “mano firme”, “para que las cosas se hagan”, “mover a México”; estos lemas que correspondieron a candidatos de diversos partidos expresan la aspiración de los ciudadanos que registraban los estudios de intención del voto de los aspirantes. El carácter blandengue e indeterminado del primer presidente de alternancia terminó por exacerbar a los gobernados y solicitar a gritos un presidente que gobierne, con autoridad y decisión.

La conformación del gabinete y sus primeras acciones indican lo que será el sello del sexenio: las manos duras del gobierno federal. Las protestas de AMLO y el PRD, la APPO y el EZLN son temas de la agenda gubernamental que serán atendidos con manos duras. El bono democrático le permite al gobierno de Calderón que goce en los primeros 100 días del beneficio de la duda para mostrar su eficiencia y convicción democrática para gobernar. Lo resultados serán clave para conseguir después la legitimidad más importante, la que se obtiene al gobernar eficazmente.

Después del proceso de 1988, cuando el gobierno débil de legitimidad electoral de Carlos Salinas requería estabilizarse con una legitimidad de gobierno, las primeras acciones consistieron en poner orden en la casa. Para ello designó un secretario Gobernación de conocida mano dura, el jarocho Fernando Gutiérrez Barrios. La detención de Joaquín Hernández Galicia, la Quina; el encarcelamiento de Carlos Jonguitud Barrios fueron las primeras decisiones del gobierno salinista que dejó en claro, para comenzar, quien gobernaba el país. Sus consiguientes tres años de gobierno fueron de una notable recuperación de autoridad y legitimidad social que llevaron a que la reelección presidencial se discutiera entre no pocos sectores de la población. El exceso de autoridad y los abusos de un poder que no supo acotarse derrumbaron finalmente al salinismo.

La apuesta por un gobierno de manos duras es fuerte e implica riesgos para todos. Existe una línea muy delgada entre un gobierno de manos duras con uno autoritario; incluso de reacciones fascistas, considerando las fuertes propensiones del panismo recalcitrante de resolver las cosas con acciones extremistas fundadas en dogmas religiosos. La principal divisa de campaña fue eso de las “manos limpias”, las trayectorias intachables que ofrecieron al electorado. A Calderón eso de las trayectorias “limpias” en su equipo político pareció no importarle mucho para integrar el gabinete. Pasamos entonces de una promesa de gobernar con “manos limpias”, a gobernar con manos duras.

gabtorre@hotmail.com

Etiquetas: Francisco Ramirez Acuña, Opinión

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Dia con dia queda claro: quienes alaban esta democracia simulada son como los tontos que nunca han visto a Dios y ante cualquiera se hincan. Rayuela, Jornada Jalisco 13Nov06

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