JESUS ARANDA
Tampoco emitió desde el Congreso su mensaje inicial
Felipe Calderón se convirtió en el primer presidente de la República que al asumir el cargo no llevó a cabo ningún acto en Palacio Nacional, y pasará a la historia por no haber podido pronunciar su primer mensaje a la nación desde la más alta tribuna del país, la sede del Congreso de la Unión.
Ni siquiera durante su asunción, en la que hubo diversos enfrentamientos con manifestantes que denunciaban fraude electoral cometido contra el candidato del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas, Carlos Salinas de Gortari dejó de acudir al edificio reconstruido en 1842 en el corazón del país.
Ese día cruzó la Puerta Mariana de Palacio Nacional pasado el mediodía del primero de diciembre de 1988, minutos después de haber rendido protesta como sucesor de Miguel de la Madrid. Ahí encabezó el tradicional besamanos con la clase política y empresarial.
Antes, sin mayores contratiempos, había tomado posesión y dirigido su primer mensaje a la nación desde el Congreso.
Seis años después, Ernesto Zedillo cumplió con el mismo ritual, y más tarde, como era costumbre, presenció desde el balcón central de Palacio Nacional el desfile militar en su honor.
El besamanos se realizó también en Palacio Nacional, donde despachaba oficialmente el mandatario, y ahí se concentró la clase política para ser testigo de la primera concesión de un gobierno del PRI al PAN: designar procurador general de la República al panista Antonio Lozano Gracia.
Con la llegada de Vicente Fox hubo cambios en el formato de la sucesión presidencial, pero se mantuvo la tradición de trasladar parte del festejo a Palacio Nacional. Como lo hicieron sus antecesores, el primer presidente de oposición tuvo oportunidad de enviar su mensaje desde la tribuna de la Cámara de Diputados.
En 2000, los priístas intentaron interrumpir la ceremonia en el Congreso, después de perder la hegemonía del poder presidencial, con aislados gritos desde la bancada tricolor: "¡mentirosos! , ¡mentirosos!" , le decían a Fox cuando hacía promesas a futuro; y cuando parafraseó a Octavio Paz, el llamado bronx priísta lo cuestionó: "¡ni lo has leído!". Los gritos y exclamaciones fueron la revancha del tricolor por haber perdido la Presidencia.
Entre los actos con que conmemoró su llegada al poder, Fox ofreció una espléndida comida en Palacio Nacional a la "nueva clase política" e invitados especiales, entre los que destacaron el presidente venezolano, Hugo Chávez, y el jefe de Estado de Cuba, Fidel Castro.
Además, como en las tomas de posesión recientes, la delegación de Estados Unidos era de primer nivel: el secretario de Estado, George Shultz (1988), Al Gore, vicepresidente (1994); y la secretaria de Estado, Madeleine Albright (1994).
Fox modificó otro ritual, eliminó el desfile militar en su honor y trasladó el pase de revista a las fuerzas armadas al Campo Marte.
Tampoco emitió desde el Congreso su mensaje inicial
Felipe Calderón se convirtió en el primer presidente de la República que al asumir el cargo no llevó a cabo ningún acto en Palacio Nacional, y pasará a la historia por no haber podido pronunciar su primer mensaje a la nación desde la más alta tribuna del país, la sede del Congreso de la Unión.
Ni siquiera durante su asunción, en la que hubo diversos enfrentamientos con manifestantes que denunciaban fraude electoral cometido contra el candidato del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas, Carlos Salinas de Gortari dejó de acudir al edificio reconstruido en 1842 en el corazón del país.
Ese día cruzó la Puerta Mariana de Palacio Nacional pasado el mediodía del primero de diciembre de 1988, minutos después de haber rendido protesta como sucesor de Miguel de la Madrid. Ahí encabezó el tradicional besamanos con la clase política y empresarial.
Antes, sin mayores contratiempos, había tomado posesión y dirigido su primer mensaje a la nación desde el Congreso.
Seis años después, Ernesto Zedillo cumplió con el mismo ritual, y más tarde, como era costumbre, presenció desde el balcón central de Palacio Nacional el desfile militar en su honor.
El besamanos se realizó también en Palacio Nacional, donde despachaba oficialmente el mandatario, y ahí se concentró la clase política para ser testigo de la primera concesión de un gobierno del PRI al PAN: designar procurador general de la República al panista Antonio Lozano Gracia.
Con la llegada de Vicente Fox hubo cambios en el formato de la sucesión presidencial, pero se mantuvo la tradición de trasladar parte del festejo a Palacio Nacional. Como lo hicieron sus antecesores, el primer presidente de oposición tuvo oportunidad de enviar su mensaje desde la tribuna de la Cámara de Diputados.
En 2000, los priístas intentaron interrumpir la ceremonia en el Congreso, después de perder la hegemonía del poder presidencial, con aislados gritos desde la bancada tricolor: "¡mentirosos! , ¡mentirosos!" , le decían a Fox cuando hacía promesas a futuro; y cuando parafraseó a Octavio Paz, el llamado bronx priísta lo cuestionó: "¡ni lo has leído!". Los gritos y exclamaciones fueron la revancha del tricolor por haber perdido la Presidencia.
Entre los actos con que conmemoró su llegada al poder, Fox ofreció una espléndida comida en Palacio Nacional a la "nueva clase política" e invitados especiales, entre los que destacaron el presidente venezolano, Hugo Chávez, y el jefe de Estado de Cuba, Fidel Castro.
Además, como en las tomas de posesión recientes, la delegación de Estados Unidos era de primer nivel: el secretario de Estado, George Shultz (1988), Al Gore, vicepresidente (1994); y la secretaria de Estado, Madeleine Albright (1994).
Fox modificó otro ritual, eliminó el desfile militar en su honor y trasladó el pase de revista a las fuerzas armadas al Campo Marte.
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