El discurso público de Felipe Calderón
Camilo Ná
James C. Scott, un estudioso de la sociedad (un científico social inclinado por la antropología y la historia), ha hecho importantes aportes a la investigación social sobre las relaciones de poder, los grupos subordinados y las clases dominantes. En México solamente se tiene un libro traducido de él, el cual está editado por ERA y se llama Los dominados y el arte de la resistencia. Muchas son las reflexiones que podemos extraer de dicho texto, dentro de las cuales resalta el término “discurso público”. Este concepto enmarca todo lo mostrado por parte de los grupos dominadores y los dominados, es decir, lo que se busca mostrar ante la sociedad y ante el poder.
Trasladando las reflexiones de Scott al México actual, tenemos que el “discurso público” del gobierno panista encabezado por Felipe Calderón son sus acciones de lucha contra la delincuencia, de austeridad y de “beneficio social”. Sin embargo, el discurso público no indica una realidad; es, al contrario, una especie de legitimación de la dominación, por la cual se le trata de inocular a los dominados su propia subordinación. Es decir, ellos, los panistas, quieren que nosotros creamos que sus discursos son verdaderos y que el sistema actual de cosas (el famoso status quo) es el mejor para todos, aunque en realidad, en el discurso oculto (que pueden ser acciones reales, como el intento de recortar el presupuesto a la educación) se busque lo contrario, es decir, la pauperización de las clases menos favorecidas.
Felipe Calderón utiliza un discurso público de beneficio social, pero sus verdaderas intenciones son el beneficio de unos cuantos, de los que lo llevaron a la presidencia (a través de una campaña costosa y un fraude electoral), es decir, de sus amos. La resistencia de las clases dominadas (que es casi todo México) debe ser enérgica y mostrar su autoridad moral. ¡A resistir!: ningún pelele se puede mofar del pueblo.
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