Camilo Ná
Unidad a duras penas
La división ha sido una de las características del PRD, desde sus inicios se ha singularizado por su constante fragmentación y su subdivisión en las famosas “tribus”. Pese a ello, hasta ahora ha mostrado cierta unidad en torno a López Obrador (con las excepciones de los gobernadores cercanos a Cárdenas), cuestión que puede en cualquier momento cambiar, pues también se han caracterizado sus miembros por el pacto con otras fuerzas políticas en detrimento de las mayorías y de sus propias bases. Otro problema del PRD es su falta de homogeneidad, es decir, en ciertos estados (especialmente en el norte del país), parecería en vez de un partido de izquierda, una franquicia que se vende sin importar lo ideológico y los objetivos principales: la justicia y el bienestar de los más desprotegidos. Pero hasta ahora ha mostrado cierta unidad que no sabemos hasta cuándo terminará y hasta dónde llegará.
La primera fricción
Ahora bien, las facciones del PRI y del PAN se unieron antes (recordemos el desafuero), durante y después de la elección del 2 de julio. Hubo un pacto para impedir el arribo de López Obrador a la presidencia de la república. Cuando terminaron los comicios y el fraude fue evidente, el PRI jamás actuó y se calló, fungiendo como partido palero del PAN. Después vino Oaxaca: ambas fuerzas políticas acordaron la no salida de Ulises Ruiz por la toma de protesta de Calderón. Y así fue. Sin embargo, las divisiones comienzan a darse y hoy, la salida de los legisladores del tricolor de la cámara de diputados, es síntoma de cierta fisura, la cual puede ahondarse o, si se llega a arreglo, erradicarse. Lo cierto es que existe en el famoso PRIAN una división que será utilizada por el PRI para chantajear y tratar de obtener los mejores beneficios.
Yo te doy, tú me das, yo te quito, tú me quitas
Buscará entonces Felipe Calderón, denodadamente, el respaldo del tricolor para pasar por la cámara de diputados todas sus propuestas (las deudas contraídas durante la campaña electoral con sus amos, los empresarios nacionales y extranjeros); sin embargo, el PRI quiere obtener lo más que se pueda y vender caro su apoyo. La pregunta es ¿tendrá la capacidad política Calderón para pactar nuevamente con el PRI? No lo sabemos. Lo que sí debe ser importante es el impulso por parte de los diputados del Frente Amplio Progresista a las propuestas de AMLO, ya que ahí se verá realmente quién busca el beneficio del pueblo y también se observará cómo el presidente legítimo de México puede, a través del congreso, incidir en la vida política, social y económica del país. Y así se callarán las bocas de estos seudo periodistas (como Carlos Marín y Ciro Gómez Leyva) que, sin rubor, declararon a la Convención Nacional Democrática y a los millones de delegados como miembros de una “república patito”.
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