Páginas

::::

viernes, octubre 05, 2007

Neocolonialismo verde.


Neocolonialismo verde contra la CFE.
Reseña Estratégica, 5 de octubre de 2007 (
www.msia.org.br).- La suspensión de las obras de la hidroeléctrica de la Parota en el Río Papagayo en el estado de Guerrero en el Sur de México, es parte de una ofensiva internacional para aniquilar el estratégico sector energético del país y forzar su privatización total o parcial. El ataque a las hidroeléctricas no se restringe a La Parota sino incluye también las no menos importantes hidroeléctricas binacionales sobre el Río Usumacinta en la frontera con Guatemala. Los ataques a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) corren parejos a idénticas maniobras para destruir a Petróleos Mexicanos (PEMEX), tal y como lo pregona Alan Greenspan, el ex presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos y uno de los decanos del Establishment angloamericano. PEMEX y la CFE, los dos más importantes baluartes del desarrollo soberano de México, encargados por mandato constitucional de llevar el progreso a los más remotos confines del país, han sido sometidos desde el gobierno neoliberal de Salinas de Gortari a una paulatina sangría sufriendo repetidas tentativas de privatización.

Si bien los ataques a las obras de la CFE aún no toman características terroristas pronto bien pueden desembocar en acciones semejantes a las que el Ejército Popular Revolucionario (EPR) emprende contra las instalaciones de PEMEX en varias partes del país, alegando también razones de "justicia revolucionaria". Esta afirmación no es a la ligera sino que la hacemos basados en conocer el tipo de fuerzas internacionales que a todas luces auspician el nacimiento de un movimiento ambientalista-indigenista beligerante en México; y este podría ser el que ahora se agrupa bajo el membrete de Movimiento de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER), que exige en su radical programa de acción la "suspensión inmediata de los proyectos de presas que están en construcción" en México y el "desmantelamiento" de las existentes. Así mismo exige "la salida inmediata de la CFE de nuestras tierras" (sic). El MAPDER es un frente sui generis que reúne fuerzas de toda clase de agrupaciones desde prototerroristas, hasta otros mas moderados, pero entre sus miembros se encuentra el propio Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y su subcomandante Marcos que ha afirmado vehementemente que La Parota "solo podrá hacerse con una guerra en el sureste mexicano...nunca pedimos este proyecto...las tierras de la Parota también son tierras zapatistas".

No es solo una ironía con las que le gusta jugar al sub Marcos, sino una realidad que este tipo de movimientos sociales post modernos, como el ambientalismo o el indigenismo, vienen con su propios argumentos, aparentemente justicieros, a auxiliar a las políticas de las instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacionales (FMI) promoviendo en aras de la austeridad fiscal el fin de obras como la represa hidroeléctrica de la Parota, de la misma manera que descapitalizaron a PEMEX durante ese período. No son reclamos de soberanía ni de bienestar social, sino simple y llanamente demandas de grupos caprichosos que enfilan sus baterías contra la presencia del Estado nacional en partes del territorio de México, y es evidente que los actos terroristas contra PEMEX y las decisiones judiciales contra al CFE, no son acciones en favor de la soberanía de México ni del progreso social de los mexicanos. La verdad es que debajo del manto de una romántica protección a la naturaleza se esconden los tentáculos de un nuevo colonialismo más inteligente y astuto, porque convence a sus víctimas de imponerse límites al desarrollo económico y al consumo energético per cápita, sueño de antaño del viejo maltusianismo.

El modelo que ahora brota en México no es original, sino una réplica de lo que se experimentó en África y está en plena ejecución en Brasil en donde decenas de obra de infraestructura se encuentran embargadas por demandas judiciales del movimiento ambientalista-indigenista, encabezada por una cadena bien articulada de ONG, patrocinada por intereses oligarcas públicos y privados. En el caso de las hidroeléctricas, el WWF, y el Consejo Mundial de Iglesias, ambos ramas de la casa real de Inglaterra, distribuyen sus regalías a sus plebeyas ONG para obstaculizar la construcción de obras de infraestructura, para así fijar su nueva bandera neocolonial.

Para ayudar a discernir en estos asuntos el MSIa y la editorial Capax Dei acaban de publicar el libro Mafia Verde, ambientalismo nuevo colonialismo; aquí documentamos la yuxtaposición de intereses que entran en juego para hacer del ambientalismo un arma de destrucción del Estado nacional soberano.

No hay comentarios.:

radioamloTV