La Jornada Jalisco
En tan sólo un año las nuevas administraciones panistas han logrado lo que parecía imposible: que una parte de la sociedad jalisciense comience a manifestarse y a realizar acciones de inconformidad por medidas que se perciben como erróneas. Además, han logrado unir caminos que parecían separados, luchas distanciadas. Por ejemplo, hay disconformidad por parte de los peatones por el viaducto López Mateos al igual que hay un rechazo generalizado por el reemplacamiento por parte de los automovilistas.
En una encuesta realizada por Marketing 2000, nueve de cada diez automovilistas rechazan el cambio de placas anticipado, pues lo consideran un abuso de las autoridades. Cuatro de cada diez personas buscarían manifestarse, ya sea a través de los medios de comunicación o de alguna otra medida, como marchas. Es decir, el intento de cobrar anticipadamente y cada tres años mil 200 pesos por un juego de placas ha calado hondo en los automovilistas y esto ha despertado, de cierta manera, a una ciudadanía que está acostumbrada a no pensar en manifestarse, a decir sí a todo y a seguir votando por el mismo partido que la expolia y la explota.
El placazo ha mostrado nuevamente la insensibilidad de la elite panista hacia el pensar de buena parte de la población. Venden el impuesto como una panacea, un proyecto integral para sacar a Jalisco del subdesarrollo: con él todo, sin él, nada. Una estrategia de convencimiento maniquea que busca idealizar los recursos obtenidos del reemplacamiento y estigmatizar a aquellas personas que lo rechacen como enemigos de Jalisco porque no buscan el progreso, porque impiden que el Estado sea “uno” (siguiendo los eslóganes de la costosísima campaña publicitaria de superación personal en su variante colectiva).
Lo verdaderamente preocupante no es el placazo, una medida que afectaría a muchos automovilistas que no son de la clase alta para considerar (como lo ha hecho Javier Gutiérrez Treviño, coordinador del Consejo de Cámara Industriales) mil 200 pesos como una “miseria”. Eso no preocupa, lo alarmante es la sistemática manera de comportamiento del PAN y los gobiernos que emanan de él (muchas veces con la venia del PRI y otras con la del PRD, un partido que en Jalisco tiene poco de izquierda y mucho de oportunista).
González Márquez ha donado más de 67 millones de pesos a una empresa privada (Televisa) para un evento que hoy se ha olvidado y que no forjó “líderes” en una semana, como manifestó González Márquez. Nada pasó, el dinero se dio, se perdió, y nadie ha sido castigado por ese desvío de fondos. Tampoco se ha actuado en contra de Tomás Coronado Olmos, que sigue despachando de procurador y funge, al mismo tiempo, como el encargado de decir si él mismo está o no implicado en actos de corrupción de menores. Jorge Vizcarra, alcalde panista de Tonalá, inmiscuido en escándalos de corrupción y de asesinato, sigue muy contento, pues sabe que no habrá castigo: hay acuerdos arriba, y la justicia, ah, la justicia, no se aplica en las elites. En Zapopan se incrementan los salarios a los altos mandos y a los trabajadores de base se les niega con el típico argumento de “no es viable”.
Todo preocupa y todo hace que pensemos que la elite política jalisciense ha perdido el rumbo desde hace tiempo, que no hay sintonía con las demandas, con el pensar y el sentir del pueblo. El placazo es un eslabón más, una insensibilidad más. ¿Por qué no pensar en disminuir los sueldos de los altos funcionarios, en ahorrar, en eliminar todos los viajes al extranjero, en gastar menos en comilonas y francachelas, en tener austeridad en todas las facetas del gobierno?, ¿por qué no pensar en eso?
En tan sólo un año el gobierno de Emilio González Márquez ha despertado varias inconformidades. No es que los gobiernos anteriores no lo hubieran hecho, pero en este caso se ha demostrado claramente cómo la elite panista (en muchos municipios y en la misma administración estatal) cada día se corrompe más, cada día muestra mayor lejanía del pueblo, sí, a ese pueblo al que no conoce, que no le interesa. El pueblo que precisa decir “ya basta” y un “hasta aquí”. Un pueblo que necesita organizarse, manifestarse y perder el miedo a que otros, los de arriba, lo insulten y lo tachen de holgazán. Sí, hace falta mucho pueblo, demasiado pueblo, un montón de pueblo para que la derecha, encabezada por el PAN (y también por el PRI y unas veces por el PRD) deje de explotarlo. Ojalá que pronto suceda eso y que oigamos con orgullo que en Jalisco el pueblo es quien manda.
::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2007::
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