MARIO EDGAR LÓPEZ RAMÍREZ
El espíritu que anima los trabajos del Tribunal Latinoamericano del Agua, que realiza su cuarta audiencia pública internacional en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara, concluyendo el día de mañana jueves 11 de octubre, pertenece a una larga necesidad histórica: la de proceder de una manera ética en el trato que los humanos damos a la naturaleza. En el contexto de una crisis de legitimidad de las instituciones encargadas de impartir la justicia, este tribunal ciudadano hace resonar, vigentes, las palabras de Platón escritas hace más de 2 mil 400 años: “el agua es la cosa más necesaria para la vida, pero es fácil corromperla… por ello necesita que la ley venga en su auxilio. La ley que yo propongo es: aquel que corrompe el agua ajena, agua de manantial o de lluvia o la desvíe de su cauce, además de la reparación del daño, tendrá que limpiar la fuente o depósito conforme a las reglas prescritas por los intérpretes, según las exigencias del caso y las personas”.
Durante estos dos días de trabajo del tribunal, en el que se han presentado diversos casos de controversias hídricas en México y América Latina, en sesiones totalmente abiertas al público, ha quedado claro que el sentido ético está cada vez más ausente de las leyes que rigen la administración del agua en el continente.
Las palabras de Platón siguen siendo orientadoras y demandandes, porque la lógica actual de las leyes sobre el agua no se basa en los principios de la preservación, la precaución o el manejo del riesgo, sino que favorecen la explotación, la mercantilización y la irresponsabilidad sobre lo que le acontecerá en el futuro con este elemento vital.
Como lo ha señalado Javier Bogantes Díaz, director del tribunal: “la realidad más última, más definitiva, de la importancia que tiene el agua, es la sed”. Y es precisamente el discurso de la sed –de la escasez– el que se encuentra al centro del debate ético: de un lado está la necesidad de construir modelos de justicia que promuevan políticas públicas capaces de garantizar el acceso al agua para todos, en calidad y cantidad suficientes que sostengan la vida humana y planetaria; es decir, es necesario garantizar que no habrá sed para las distintas regiones y ecosistemas del globo. Por otra parte, y de manera compleja, es la misma sed la que está justificando la comercialización del agua y su modelo de privatización: basados en la idea de la escasez, los gobiernos y las empresas fomentan soluciones de tipo económico a través del mercado. Para evitar la sed, se promueve el multimillonario mercado del agua embotellada, se privatizan los sistemas de distribución y tratamiento del agua, aludiendo a que serán los precios los que regularán la demanda, de tal forma que quien pueda pagar por el agua la consumirá en la cantidad que le permita su riqueza, el resto, los pobres, aprenderán a no malgastarla.
Se trata de dos formas de resolver el problema de la sed: una que propone que la solución para el acceso al agua pasa por la reflexión ética de la política, diciendo que es posible garantizar el futuro si la ley reconoce que se puede cuidar y distribuir el agua entre todos los que la necesitan –y este “todos” es tan amplio como la extensión misma de los hombres, los animales y las plantas–; la otra que argumenta que la mejor manera de asignar el agua es convertirla en un producto comercializable, de tal forma que será la invisible mano del mercado la que destinará las cantidades que, con la justicia del comercio, le tocan a cada uno; pero ¿quién comprará el agua para los animales y para las plantas?, la solución es sencilla: habrá que signarle dueño a estos seres, sus amos les comprarán el agua según les convenga. Si bien ambos enfoques, el ético-político y el económico, pudieran ser complementarios, es necesario que el primero gobierne, regule y controle la desproporcionada ambición del segundo y para esto se necesita de nuevo la ley, la justicia. Sin embargo, ¿dónde está hoy la justicia?, en una paráfrasis de las palabras de Alexandre Camanho, procurador regional de Brasil y asesor del Tribunal Latinoamericano del Agua, se podría explicar la situación: “por muchos siglos, el mundo occidental se dedicó a construir instituciones que impartieran justicia, intentó garantizarla encerrándola en estructuras estatales, la gran contradicción de nuestro tiempo es que dichas estructuras permanecen, pero la justicia se ha ido de la casa”… “diseñamos la mejor casa para la mujer amada, pero un día llegamos a la casa y decidimos echar a una mujer que ya no amamos”. La justicia se ha ido de los sistemas judiciales. La crisis de la ley es una crisis de la ética.
De ahí la aparición de instancias ciudadanas como el Tribunal Latinoamericano del Agua, que con una fuerte asesoría técnica busca llenar una jurisdicción que las actuales leyes olvidan: la jurisdicción del sentido común, la jurisdicción de la justicia que fomenta la vida. El tribunal que hoy nos visita en Guadalajara se funda en los principios de convivencia, el respeto a la dignidad humana, la solidaridad entre los pueblos, la santidad de las formas vivientes y la responsabilidad ambiental; se apoya en la fuerza de la condena moral y la organización civil. Por eso los casos presentados en el Paraninfo de la UdeG siguen una línea común: son casos de comunidades y ciudadanos que no han encontrado lugar para la justicia en sus respectivos sistemas legales.
Se han presentado casos de amenaza por la instalación de complejos gasolineros en Cuatla, Morelos; por vulneración del derecho humano al agua de las comunidades indígenas de Carhuancho, en Perú; por afectaciones ambientales de las actividades mineras del Valle del Siria, en Honduras, y en la población de Cerro San Pedro, en San Luis Potosí; por amenaza ambiental en la subcuenca de Chalco-Amecameca, en el Distrito Federal.
Este miércoles 10 de octubre entrarán, a partir de las 9 de la mañana, los casos por afectación severa a los recursos hídricos y a las poblaciones circundantes en El Estero del Pupío, en Chile, y el caso de afectación de la población de El Salto y Juanacatlán, en Jalisco. El día de mañana se presentará un foro sobre la presa en Arcediano y se dará lectura a los veredictos. Se extiende una cordial invitación a la ciudadanía de Guadalajara para que asista, se informe y participe. Es posible que las palabras de Platón, dichas hace más de 2 mil 400 años, resuenen de nuevo en el Paraninfo, bajo los murales de José Clemente Orozco.
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