Jorge Gómez Naredo
En Jalisco
Emilio González Márquez dice que el cobro de nuevas placas será la solución a todos los problemas del Estado, que con las ganancias se podrá hacer todo, o casi todo, o quizá un poquito menos que todo, pero que se hará mucho, que con mil 200 pesos que los automovilistas den (y conste que yo no soy automovilista), se harán maravillas: se terminará todo lo que no se ha terminado, se iniciará todo lo que no se ha iniciado. Bondades y más bondades. Una especie de panacea que fue ideada en la cabeza de ese gobernador bonachón que, de tan buena gente, le regaló más de 60 millones a Televisa.
En México
Felipe Calderón mandó una iniciativa para imponer un nuevo gravamen a la gasolina. Subió todo cuando en el Congreso se aprobó la iniciativa. Entonces, asustado de una pronta caída (desestabilización, protesta social y carestía), Calderón decidió aplazar el incremento para enero. Claro, acompañó dicha mediada (el aplazamiento) de una campaña publicitaria donde el chaparrito, de lentes y medio calvo, dijo que él era héroe, que él beneficiaba a todos y que un incremento en la gasolina, salido de no sabe qué lado (aunque todos sabemos que él fue quien lo propuso), era enemigo de la patria y que él, él solito, él nomás, lo iba a detener unos meses para que no se agravara la situación social y económica del populacho. En enero, cuando está planteado entrar en vigor el “gasolinazo”, las cosas estarán peores, pues es en esa época cuando más y más carestía hay en las familias mexicanas. Pero bueno, si la tele dice que ese señor chaparrito y de lentes es un héroe, habrá que creerle, ¿no?
Y el dinero del petróleo
El precio del barril del petróleo ha subido de manera constante durante los últimos años. Si un país vende petróleo (que le sale más o menos barato extraer del subsuelo) a precios caros, lo lógico es que ese mismo país reciba mucho dinero y que los gastos de extracción sean pocos. Es decir, tendrá ganancias estratosféricas. Además de ello, el petróleo no es cualquier mercancía: es un elemento vital para del desarrollo de cualquier economía, por lo cual tiene una especie de “plus”, una carta para negociar con las demás economías (países) y sacar grandes beneficios para el vendedor. Esto, extrañamente, no sucede en México. Por ejemplo, Irán y Venezuela han sabido manejar esa "carta del petróleo" en beneficio de sus respectivas economías y pueblos. ¿Por qué México no hace lo mismo?, ¿por qué quiere vender una de las empresas que hoy son de las más redituables del mundo? Es un misterio que no es tan misterio si conocemos a la clase política panista entreguista y, debe decirse, medio inútil (o muy inútil). A continuación una gráfica del los incrementos en el precio del petróleo que extraje del diario francés (fundado por Jean Paul Sastre) Libération
Consideraciones
Es inexplicable por qué un país que tiene excedentes inusitados con la venta del petróleo, piense en incrementar el impuesto a la gasolina (cargar a la población una subida en los ingresos) y en vender una empresa que da grandes dividendos. Es igualmente inexplicable que un Estado (como es Jalisco, que recibe, según esto, parte de los excedentes el petróleo), piense en cargar la mano a los automovilistas. No cabe duda, vivimos en un país donde nade se explica si no partimos de la inutilidad de la élite política panista y de la ineficacia de los gobiernos estatales (como el caso de Jalisco).
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