La Jornada Jalisco - 10/01/06
- Tonalá y Tlaquepaque lanzan la cultura al rincón
- La comunidad cultural en los ojos de Emilio
- La petición es sencilla: un promotor para la SC
Una vez más, la cultura fue arrojada al rincón; o mejor dicho, al bote de la basura que se encuentra en el rincón. Ni el nuevo alcalde de Tlaquepaque ni el nuevo alcalde de Tonalá designaron a promotores culturales, como sería lógico, para ocupar las direcciones de cultura de sus Ayuntamientos; no entienden todavía que la promoción de la cultura es una especialidad que no se puede dejar en manos de cualquiera. No lo entienden porque, ellos mismos (los alcaldes) no tienen interés por las artes ni por las actividades culturales. Así que designaron a funcionarios sacados de la manga.
El presidente de Tlaquepaque, Hernán Cortés, nombró como su director de Cultura y Educación (como si estas dos áreas fueran lo mismo) a José de Jesús Guzmán Gómez, quien no tiene experiencia en el campo, no está en contacto con la comunidad artística y no ha realizado actividades relacionadas con las artes o la cultura. Su experiencia como funcionario la adquirió como director de Participación Ciudadana de Tlaquepaque, un renglón muy distinto, que responde a otra mecánica y requiere de capacidades muy diferentes.
El alcalde de Tonalá, Jorge Vizcarra, nombró como oficial mayor de Cultura a Francisco Javier Curiel Avilés, quien sustituye a Lorenzo Figueroa, éste último, por cierto, un verdadero y conocido promotor que realizó un estupendo trabajo a pesar del alcalde Palemón García. Curiel Avilés, a su vez, fungía hasta hace unos días como director general de Relaciones Públicas del Ayuntamiento de Guadalajara, por lo que tiene una sobrada experiencia en viajes. Se trata, es cierto, de un funcionario con camino recorrido en la política, pero esto no significa que conozca de cultura. ¡Ya aprenderá!, piensan seguramente sus benefactores.
Tal parece que los alcaldes panistas siguen el ejemplo de ciertos altos políticos de su partido, como por ejemplo del ex gobernador de Jalisco Alberto Cárdenas y del ex presidente Vicente Fox, quienes en distintas ocasiones y con frases diferentes, han dado muestras sobradas de su desprecio por la actividad cultural. Aún recordamos a Cárdenas cuando, orgulloso, decía que no había leído un libro como en cuatro años, porque no tenía tiempo para eso; y qué decir de Fox, quien cometió errores memorables de sobra conocidos y recomendaba a la gente no leer los periódicos.
Tal parece que la agencia de colocaciones panista no tiene funcionarios que conozcan el significado de la materia cultural; porque, si los tuviera, seguramente los colocarían en esos cargos en lugar de utilizar esas carteras para acomodar políticos sin empleo a quienes seguramente costará trabajo explicar en una entrevista qué entienden por “cultura”.
Lamentablemente, el panismo (con sus contadas y honrosas excepciones, claro) no ha mostrado interés por formar gente en el campo de la promoción cultural, pero tampoco por acercarse a quienes sí saben de este tema. La idea es que hay una especie de divorcio entre el alto panismo y la cultura. El también blanquiazul Felipe Vicencio ha dicho –con mejor sentido común que sus compañeros– que la cultura, además de mejorar la calidad de vida de la gente, abre puertas al lucimiento de los políticos. Pero, por el momento, ni Cortés ni Vizcarra lo han entendido así.
No es una idea aislada. Son numerosas voces de distintos espacios culturales las que piden al gobernador electo, Emilio González, que designe como su secretario de Cultura a un promotor cultural reconocido. Así de fácil. Que sea una persona que tenga vínculos con la comunidad artística y cultural de Jalisco, que sea dueña de una trayectoria en ese campo, que disfrute de reconocimiento y ascendencia, y sobre todo, que sepa lo que se está diciendo cuando se habla, por ejemplo, de política cultural, cultura popular o patrimonio cultural.
Una persona que abra la puerta a todos los grupos y desarrolle nuevas fórmulas, primero, para conservar lo que se ha logrado hasta ahora (por ejemplo en materia de difusión de la cultura, conservación del patrimonio o publicaciones); y luego, para encontrar mecanismos que proyecten a los creadores jaliscienses en su estado, en su país, y en los campos abiertos de la globalización.
Ojalá que antes de tomar una decisión en ese campo, el gobernador electo Emilio González Márquez consulte a la comunidad artística. Que hable con grupos y asociaciones. Que hable con artistas distinguidos. Que escuche, por ejemplo, a la Sociedad de Geografía y Estadística, al Colegio de Jalisco, a la SOGEM, a los grupos de pintores, de autores, de escritores universitarios, de arquitectos. Que dialogue con las instituciones de historia, de literatura, de artes; con los representantes de los museos, con los ganadores del Premio Jalisco, con las agrupaciones de artes populares e indígenas. En fin, con los diferentes estratos de ese amplio abanico que es la comunidad artística. Sólo así encontrará el perfil que requiere un cargo tan delicado como es el de secretario de Cultura.
Tenemos una gran historia. Jalisco es, tal vez, el estado que más ha aportado a la cultura y a las artes de México. Salado Alvarez, Mariano Azuela, Agustín Yánez, González Martínez, Elías Nandino, Juan José Arreola, Juan Rulfo, Clemente Orozco, María Izquierdo, Juan Soriano, Lola Alvarez Bravo, Blas Galindo, Higinio Ruvalcaba y Luis Barragán son sólo algunos de los muchos destacados creadores jaliscienses que han alcanzado reconocimiento nacional e internacional. Por ello, muchos esperamos que el próximo gobierno sepa estar a la altura de la tradición cultural de Jalisco, cuando designe al sucesor de la actual secretaria, la señora Sofía González Luna.jorge_souza_j@hotmail.com
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