Rodrigo Vera - Proceso 1574
Con Felipe Calderón llegó al poder la derecha ortodoxa, y sus representantes, entre otros la jerarquía católica, sienten que es el momento de la reivindicación. Redivivo, el siglo XIX mexicano está aquí: dividido el país, exacerbados los ánimos sociales, los conservadores de hoy exigen título de propiedad. De forma explícita, el presidente del Episcopado mexicano, Carlos Aguiar, lo dice en entrevista con Proceso: con base en los compromisos de campaña del actual presidente de la República, la Iglesia va a exigir acceso a la educación pública, a los cuarteles, a los medios de comunicación, a todo...
TEXCOCO, MÉX.- El período presidencial de Felipe Calderón coincidirá con el de monseñor Carlos Aguiar Retes como presidente del Episcopado mexicano.
–El sexenio de Calderón será también el suyo –se le comenta al jerarca religioso.
Aguiar Retes reflexiona un momento y contesta: “Sí, sí. Y mire, a las instituciones las encabezamos personas. Las relaciones institucionales se ven o no favorecidas por los contactos personales. Yo espero que en nuestro caso la relación personal vaya creciendo y madurando. Espero que así sea”.
Piensa que puede aprovechar esa buena relación con el presidente Calderón para impulsar una “verdadera libertad”, que permita a la Iglesia poseer medios de comunicación masiva, impartir educación doctrinal en las escuelas públicas y dar auxilios espirituales en hospitales públicos, reclusorios, cuarteles del Ejército...
–De los tres principales candidatos a la Presidencia, quedó la impresión de que el Episcopado siempre tuvo mayor afinidad con Calderón –se le comenta.
–Bueno, los tres candidatos se autodefinieron como católicos. Pero la diferencia es que Felipe proviene de una familia con una formación religiosa mucho mayor. Además, por su formación filosófica, que es también propia de su partido político, tiene una postura muy cercana a la doctrina social de la Iglesia. En ese terreno, sus convicciones y valores son muy claros.
Aguiar Retes habla de las reuniones que, por separado, tuvieron los candidatos presidenciales con todos los obispos del país en abril pasado, en una asamblea plenaria del Episcopado, y en las que externaron sus posturas sobre temas que interesan a la jerarquía eclesiástica.
Dice que, ahí, Andrés Manuel López Obrador no se definió en asuntos que tienen que ver con el “derecho a la vida”, como el aborto o la eutanasia: “Nos dijo a los obispos que, de ser presidente, esos temas los sometería a la consulta, al consenso de la población”.
–¿Y Felipe Calderón?
–Él sí expresó claramente su convicción de que la vida hay que defenderla a toda costa. Mostró una posición afín al Episcopado. Mire, nosotros estamos a favor de la democracia, la entendemos como un mayor consenso entre los sectores sociales. Pero hay puntos en los cuales no podemos transigir. Por ejemplo, no podemos estar en contra de la vida ni de los derechos humanos, pues son piezas fundamentales para la buena organización social de cualquier país.
Amigos de la familia
Aguiar Retes charla con Proceso en su austera oficina de la catedral de Texcoco, diócesis de la que es obispo. Un escritorio y unos macizos sillones de madera componen todo el mobiliario, que se ve diminuto entre los gruesos y altos muros del edificio colonial.
Apenas en noviembre pasado, Aguiar Retes fue designado por sus compañeros obispos como nuevo presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), cargo que desempeñará durante tres años, con derecho a reelegirse por otro trienio, como ya es tradición en el Episcopado.
Su antecesor, monseñor José Guadalupe Martín Rábago, sólo estuvo tres años en el puesto; no quiso reelegirse por motivos de edad. Así, la designación recayó en Aguiar Retes, cuyos dos períodos a los que tiene derecho concluirán en 2012, coincidiendo con el sexenio del panista Felipe Calderón, cuya devota familia michoacana lo bautizó así en honor al mártir mexicano San Felipe de Jesús.
Comenta Aguiar Retes que uno de sus primeros encuentros con Calderón fue justamente en la reunión de abril pasado. Después, el 23 de octubre, Aguiar Retes fue a la casa de transición de Calderón junto con otros prelados con la finalidad de invitar al ya presidente electo a la asamblea plenaria que los obispos realizaron a mediados de noviembre.
Calderón asistió de buen grado a esa reunión, en la que Aguiar Retes fue designado presidente de la CEM. Ahí se felicitaron mutuamente.
–¿Se ha reunido con Calderón ya como presidente de la República en funciones? –se le pregunta al obispo.
–El día que tomó posesión, el 1 de diciembre, fui invitado a la comida que ofreció en el Museo de Antropología. Ahí me tocó saludarlo nuevamente.
Entre los jerarcas que asistieron a ese banquete estuvieron el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México; Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia y vicepresidente del Episcopado; así como Rodrigo Aguilar, actual obispo de Tehuacán.
Revela Aguiar Retes: “El presidente Calderón invitó a esa comida a monseñor Rodrigo Aguilar por motivos personales, pues éste fue su maestro en la preparatoria, allá en la ciudad de Morelia”.
–Tengo entendido que, además, el actual vicepresidente del Episcopado fue amigo de Luis Calderón Vega, el padre de Felipe.
–Bueno, no hay que olvidar que Suárez Inda es el arzobispo de Morelia, la ciudad natal del presidente. Y hoy el arzobispo es amigo de la madre de Calderón.
–¿Hay entonces buenas relaciones personales entre la familia Calderón y miembros de la jerarquía católica?
–Así es. Y el presidente tiene un gran respeto no sólo por la Iglesia católica, sino también por otras iglesias. Durante su campaña, se reunió con los evangélicos y con la comunidad judía, por ejemplo.
La “verdadera” libertad
El 25 de enero de 2006, Calderón sostuvo un encuentro con el grupo interconfesional Por México, integrado por representantes de la Iglesia católica, ortodoxa y anglicana, así como por líderes de iglesias evangélicas. Les prometió que, de llegar a la Presidencia, tendrían medios de comunicación masiva, podrían impartir educación religiosa en las escuelas públicas, evangelizar a los militares y todas los demás puntos enmarcados en la propuesta eclesiástica de “libertad religiosa”.
En el 2000, cuando Vicente Fox era candidato presidencial, hizo promesas similares que plasmó en un documento conocido como el “decálogo”. Pero ya en la Presidencia no cumplió. “Todo quedó en un buen propósito. El tema nunca estuvo en la agenda pública”, dice Aguiar Retes, quien como nuevo presidente del Episcopado ya trazó un plan para satisfacer esas demandas:
“El presidente de la República puede tener coincidencias muy fuertes con la Iglesia. Está bien, pero el presidente no lo puede hacer todo. Se necesita también a las fuerzas políticas expresadas en el Congreso. La clave no está, pues, en el poder Ejecutivo, sino en el Legislativo”.
–¿Ahora piensa usted influir en el Congreso?
–Así es. Espero que, durante este período en el que fui elegido, se puedan hacer contactos personales en el Congreso que nos ayuden a llevar a cabo la anhelada reforma en materia religiosa que necesita el país, para así alcanzar la democracia plena.
“Hace falta que las leyes mexicanas garanticen la libertad religiosa. Actualmente, la Constitución sólo garantiza la libertad de creencia y de culto; esto es, que cada quien pueda creer en lo que mejor le plazca y realizar el culto convenido, para que nadie lo obligue a creer en algo distinto. Pero esto es apenas una pequeña parte de la verdadera libertad religiosa. De manera que hablamos de un asunto de leyes, y las leyes dependen del Legislativo. Por eso son más importantes las relaciones con el Congreso que con el Ejecutivo”.
–En términos prácticos, ¿cómo operará la CEM en el Congreso?
–A través de su presidencia y de su secretaría general, el Episcopado (que representa a cada obispo para estos casos que desbordan su competencia individual) implementará una relación institucional con el Senado y con la Cámara de Diputados.
–¿Ante quiénes se hará labor de convencimiento?
–Fundamentalmente ante los líderes de las bancadas. Hay que entrar en relación personal con ellos. Es indispensable hablar, porque muchos políticos piensan que, en materia de relaciones Iglesia-Estado, ya no hay nada qué hacer después de que, en el sexenio de Salinas de Gortari, se dio el reconocimiento jurídico a la Iglesia y la relación diplomática con la Santa Sede. Fue un gran paso, por supuesto, pero aún falta alcanzar la libertad religiosa.
“A los diputados y senadores vamos a clarificarles, por un lado, que la libertad religiosa es más que la libertad de culto y de creencia. Y por otro, que ésta libertad es también un derecho humano consagrado por la ONU y varios países, entre ellos México, para poder alcanzar una verdadera democracia.”
Aguiar Retes indica que el principal operador eclesiástico en el Congreso será Leopoldo González, secretario general de la CEM y quien tiene además bajo su cargo el Departamento de Relaciones Iglesia-Estado. “Monseñor Leopoldo González será la pieza clave para hacer toda esta relación con el Congreso. Y por supuesto, yo estaré al pendiente de la marcha de estas relaciones e intervendré cuando sea necesario”, dice.
–¿Qué cambios constitucionales quiere la Iglesia?
–Fundamentalmente, que se modifique el artículo 24 constitucional, que garantiza la libertad de culto y de creencia. Queremos que ese concepto se amplíe por el de libertad religiosa, como lo estipula la ONU, y donde ya se abarca todo el derecho humano a la expresión, asociación, gestión y servicio de una fe.
Aguiar Retes lamenta, por ejemplo, que en las escuelas públicas no se dé instrucción religiosa: “La Iglesia no quiere que la educación pública deje de ser laica. No. Que siga siendo laica. Pero no un laicismo contrarreligioso, sino simplemente un laicismo que exprese la neutralidad del Estado ante las distintas creencias, donde se respete el derecho de los padres de familia a que sus hijos sean educados conforme a su fe. Eso es lo que todavía no está garantizado.
“El 90% de la educación en este país la imparte el Estado, pero la imparte sin enseñanza religiosa. ¿Qué significa esto? Que no toma en cuenta el gran aporte que dan las religiones a cualquier sociedad. La fe le da un elemento extraordinario a la persona, la fortalece espiritualmente porque le da una relación con la trascendencia. El saber que tras la muerte hay una vida eterna hace que todas sus luchas no se vean frustradas.
“Actualmente, la enseñanza religiosa que recibe el niño o el joven en su hogar no se ve complementada en la escuela pública. Por eso decimos que, en ese campo, no hay todavía liberad religiosa”.
Aguiar Retes habla también de los “permisos” que deben solicitar los ministros de culto para dar “auxilios espirituales” en los hospitales, reclusorios o cuarteles del Ejército: “Se necesita una petición explícita del interesado para poder darle un auxilio espiritual, y este permiso se puede o no se puede dar. La autoridad puede decir: ‘Yo prohíbo que a esta institución ingresen sacerdotes’. Y lo está haciendo conforme a la ley. De manera que aquí hay una restricción legal”.
–¿La libertad religiosa incluye el que la Iglesia pueda poseer medios de comunicación masiva?
–Por supuesto, también incluye ese renglón.
–¿Y el que los ministro de culto puedan acceder a cargos de elección popular?
–Hay que tomar en cuenta que el sacerdote es también un ciudadano. Por lo tanto, las leyes civiles no le pueden prohibir ese derecho. En América Latina, Europa, Estados Unidos y Canadá, los ministros de culto pueden postularse a cargos de elección popular, porque son ciudadanos con todos sus derechos. Aunque aquí son las leyes eclesiásticas quienes hacen esa prohibición, porque esos cargos no son compatibles con la función religiosa. Más no por eso, la ley civil se los debe impedir.
Agrega: “Que quede claro que nosotros no estamos pidiendo ningún privilegio. Sólo queremos que en el país estos derechos sean reconocidos, como en cualquier democracia”.
También evalúa el período que le toca presidir: “La época álgida de las relaciones entre la Iglesia y el Estado ya quedó atrás. Actualmente no padecemos la persecución ni el ataque. Creo que estamos viviendo un proceso de crecimiento en esas relaciones. Vamos avanzando. Vamos entendiéndonos”.
Y enfatiza, sobre todo, que la jerarquía católica reconoce plenamente el triunfo de Felipe Calderón en los pasados comicios presidenciales, por lo que llevará una relación “institucional” con su gobierno.
–¿El Episcopado no reconoce entonces al llamado “gobierno legítimo” de López Obrador?
–Evidentemente que no reconocemos a ese gobierno. Eso sí, a López Obrador lo reconocemos como un líder con fuerza política. Sin embargo, esa fuerza se está desgastando. López Obrador tiene que rectificar, de lo contrario se hundirá.
–Al gobierno de Calderón se le tacha de ser de ultraderecha. Se dice que la Iglesia es una de sus principales aliadas. ¿Qué opina al respecto?
–Mire, según las últimas estadísticas, 88% de los mexicanos se declaran católicos. De manera que hubo católicos que votaron por López Obrador, por Madrazo y por Calderón. La Iglesia estuvo en las tres opciones, no pudo ser de otro modo.
“Además, quienes emitieron su voto fueron casi 60% de los ciudadanos empadronados. La población católica está muy por encima de esa cifra. Y la Iglesia, después de la familia, sigue siendo la institución más confiable en este país, de manera que el Episcopado se manejó siempre con imparcialidad, no había por qué inclinar la balanza hacia un lado u otro. Finalmente, los tres candidatos presidenciales nos mostraron su respeto hacia la institución eclesiástica. Con cualquiera de ellos en la Presidencia hubiéramos llevado buena relación”.
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