La Feria
Vaya esta colaboración en honor de Carlos y Elena Munguía (RIP), añorados vallartenses. Puerto Vallarta, Jalisco, con unos 300 mil habitantes y un crecimiento de más de siete por ciento anual (sólo inferior al de Tijuana y al de Cancún), es uno de los principales centros turísticos del país y uno de los polos que captan mayor cantidad de divisas. La inversión que han realizado en sus playas decenas de grandes empresas lo han convertido, en menos de medio siglo, en una gran ciudad hotelera con casi veinte mil habitaciones.
Muchos, los viejos, aún recuerdan aquella tranquila aldea, bella y natural, en donde vivían en 1970 apenas 30 mil personas y en donde la vida parecía deslizarse con el ritmo de los pelícanos que cruzan las playas hacia el sur cada tarde. La población entera, empedrada, pintada de blanco y con techos de teja, crecía pausadamente, al pie de una exuberante sierra, en el centro de la Bahía de Banderas.
Hoy todo eso ha cambiado. Puerto Vallarta –es cierto–, sigue siendo hermoso; la naturaleza que lo rodea es envolvente y teje en la mirada una especie de hechizo que atrapa a quien lo visita; pero, la falta de ordenamiento, de programas y de inversión federal lo han conducido al caos urbano, con una infraestructura ahogada e insuficiente, y con decenas de colonias marginadas que se extienden anárquicamente en su periferia. Las calles, reducidas por las pendientes de los cerros que rodean la ciudad, son insuficientes para el tránsito; las playas están contaminadas y los males sociales crecen como una plaga convirtiendo el desarrollo turístico en una pesada carga que sobrellevan los habitantes de la urbe.
Para los empresarios que han invertido en esta zona, Puerto Vallarta es una ciudad en pleno desarrollo, invaluable captadora de divisas, importante polo de atracción turística y promisoria fuente de empleos. Pero, la opulencia hotelera de lujo que convive con la miseria de las colonias marginadas, el ritmo vacacional saturado de alcoholes y de droga, la carestía cotidiana de los productos, y los precios inaccesibles de restaurantes y diversiones constituyen una carga social muy gravosa, cuyo precio pagan los habitantes de la ciudad.
Desde hace años, autoridades y organismos empresariales hablan de Puerto Vallarta como si fuera un filón de oro (y lo es), pero otorgan muy poca atención a los problemas sociales que ha causado el crecimiento turístico. Las grandes empresas disputan la posesión de las playas, la urbanización de la tierra y la conquista de los mercados para los modernos y lujosos fraccionamientos que construyen. Algunos funcionarios de gobiernos recientes se han enriquecido otorgando permisos a los consorcios hoteleros internacionales para que transformen el uso del suelo y saturen con condominios zonas de playa. Y, en medio de esa rebatinga, se han olvidado las autoridades de crear programas sociales y culturales para luchar contra los males sociales que devoran a la población vallartense.
Es por eso que, según investigadores del Centro Universitario de la Costa (UdeG), Puerto Vallarta padece índices muy elevados de drogadicción, alcoholismo, prostitución, desintegración familiar y desempleo. Estas palabras se dicen con facilidad, pero su presencia significa dolor, angustia, enfermedades, cárcel y muerte. Baste decir que generaciones enteras de jóvenes son arrastradas por el ritmo vacacional, ante la falta de alternativas. Apenas existe en Puerto Vallarta la alternativa cultural; apenas se construye una alternativa académica. El resto son centros turísticos, playas y discotecas.
Durante la década de los ochenta, las administraciones municipales crearon algunos programas culturales que pretendían ofrecer alternativas para el uso del tiempo libre a los jóvenes vallarteneses. Y tuvieron buenos resultados, en la medida de la inversión; no sólo para los vallartenses sino también para los turistas. Lamentablemente, los ayuntamientos recientes de Puerto Vallarta han otorgado muy poca importancia a la cultura. La administración anterior, por ejemplo, creyó que los programas culturales podían ser sustituidos con presentaciones “artísticas” en el malecón. Así que ahí cantaron, entre otros, Juan Gabriel y Alejandro Fernández, y miles de vallartenses los pudieron escuchar... y qué bueno, pero, entendamos que eso no sustituye de ninguna manera a los programas culturales.
Ahora, el nuevo alcalde vallartense, el priísta Javier Bravo, parece tener una visión distinta y más clara de lo que significa la cultura. Es joven, hijo de un profesor de hotelería, sabe hasta dónde se ha hundido la ciudad en los males sociales generados por el turismo y, por ese motivo buscará otorgar a la cultura el lugar que le corresponde. Dos datos nos hablan de esta intención. El primero es que planea convertir la presidencia municipal, situada en el corazón de Vallarta, frente a los arcos del malecón, en una casa de cultura, con todo lo que eso significa. La segunda es que designó al narrador y funcionario universitario David Izazaga como director de Cultura del Ayuntamiento.
Izazaga pertenece a una generación de literatos jaliscienses que hizo sus pininos allá en los años setenta en el suplemento Ea, del periódico El Jalisciense. En ese mismo suplemento colaboraban Cuauh-témoc Vite (Radio UdeG), Fernando de León (Luvina y La manzana), e Israel Carranza (Mural), entre otros. Ellos fueron los que publicaron la revista El Zahir en los años ochenta. Hasta hace unos días, Izazaga era el director de Literatura de la Universidad de Guadalajara. Poco antes, tuvo también a su cargo la dirección de Artes Escénicas de esa casa de estudios. Izazaga dirigió hace un lustro el periódico Vallarta Opina y poco antes hizo lo mismo con La Tribuna de la Bahía, ambos en el puerto jalisciense. Así que conoce la localidad y sabe de cultura.
A partir de esos datos, habrá que esperar. Podría ser que las expectativas esta vez sí se cumplan y que se construya una alternativa más –la de la creación artística– para los jóvenes vallartenses. Si bien esto no es la panacea, sí abriría una puerta hacia otro mundo más sano y equilibrado. Y eso es todo por ahora, nos leemos el próximo lunes en este espacio.jorge_souza_j@hotmail.com
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