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martes, enero 02, 2007

Opinión - Enrique Mendez

Plaza Liberación

La Jornada Jalisco - 02/01/07

- Regalo del PRI a trasnacionales

- Cambalache con Labastida y Bours

- Manita de gato a la casa de Diego

En la penúltima semana del recién concluido mes de diciembre, la Cámara de Senadores le dio un regalazo de fin de año no sólo a las compañías trasnacionales que producen refrescos, aguas carbonatadas, jugos y concentrados para preparar aguas de sabores como FEMSA –productora de Coca-Cola– y Pepsico, sino a concentradoras de la fabricación de comida procesada, como Sigma, que produce y distribuye alimentos refrigerados y congelados, específicamente a lo que se refiere a los yogures, y a consorcios nacionales del sector agroindustrial.

Como se sabe, los senadores del PRI y los del PRD echaron abajo la reducción al 5 por ciento del Impuesto Especial Sobre Productos y Servicios que la Cámara de Diputados había aprobado dentro del paquete económico para el incipiente 2007, para que todas esas empresas pagaran de manera general y obligatoria esa tasa al utilizar alta fructuosa en sus procesos industriales.

El hecho es que todas esas compañías no consumen azúcar en la fabricación de refrescos ni en la de derivados lácteos, sino alta fructuosa importada, que ha afectado la producción nacional de caña y eso que uno de los principales concentradores del mercado es nada menos que Lino Korrodi, el ex coordinador de los Amigos de Fox.

Dentro de la férrea discusión por evitar la imposición de este gravamen escaparon dos elementos: uno, que la iniciativa de reducir de 20 a 15 por ciento el IEPS a los refrescos –y, al mismo tiempo, hacerlo de carácter obligatorio, porque en este momento la primera tasa continúa vigente pero nadie la paga— provino del Ejecutivo, es decir de la oficina del presidente Felipe Calderón Hinojosa y de su secretario de Hacienda, Agustín Carstens, y dos, que en este lance prevalecieron no exclusivamente los intereses de las grandes compañías, sino también los de los legisladores y sus socios políticos y económicos.

Pero no sólo los del PRI, sobre todo y he aquí la noticia, del PRD y su dirigente Leonel Cota Montaño, y de una de las tribus que predomina en ese partido, la de Los Chuchos, por bajar el impuesto aún cuando los diputados perredistas ya lo habían aprobado contracorriente de su dirigencia nacional, presuntamente preocupada por que la modificación legal afectaría al consumidor, cuando éste paga muchas veces sin percibirlo los constantes aumentos a los refrescos que imponen las trasnacionales.

En el caso del PRI, se impuso la línea desde la Mesa Directiva y para evitar alguna indisciplina en la votación, se negoció un cambalache con Francisco Labastida Ochoa, que en las pláticas por la definición de la Ley de Ingresos y del Presupuesto de Egresos de la Federación 2007 hizo de representante económico del gobernador de su estado, Eduardo Bours Castelo, quien como es conocido públicamente es el socio mayoritario de la criadora avícola, empacadora de carne de pollo y productora de huevo, Bachoco.

El trueque fue el siguiente: los votos de los sinaloenses, principalmente el de Labastida, en contra de la reforma a la Ley del IEPS para echar abajo el gravamen de 5 por ciento a los refrescos, a cambio de reducir el aumento al 21 por ciento del Impuesto Sobre la Renta (ISR) a los grandes productores agroindustriales.

Si bien el Partido del Trabajo se fue con la finta de que al no dejar pasar la nueva contribución a los refrescos ayudarían a la economía familiar –versión defendida por los empleados de las trasnacionales que cabildearon sin cesar ante el Congreso de la Unión–, el PRD se sumó ciegamente al PRI y no vio, o no quiso ver, que al mismo tiempo le daba vida y más ganancias a los emporios agrícolas, ganaderos y avícolas del país, y votaron por reducir la tasa del ISR para esas empresas a 19 por ciento.

De forma paralela, las dos cámaras del Congreso fueron sometidas a una ruda campaña publicitaria en televisión para obligarlas a no aprobar un impuesto que, como ya se dijo, fue incluido como parte de la miscelánea fiscal de Felipe Calderón, y obviamente no de los legisladores.

El caso es que ambas votaciones se engarzaron en las vísperas de Noche Buena, y por las prisas de concluir la aprobación del paquete económico para este año e irse de vacaciones, los diputados decidieron abdicar de su facultad constitucional de ratificar su votación por la reforma a la ley del IEPS nomás para no tener que regresar a trabajar después de Navidad. Tal fue la premura que ni siquiera conocieron el dictamen del Presupuesto de Egresos y, mucho menos, los anexos, así que hoy más que nunca Hacienda les jugó el dedo en la boca por las reasignaciones económicas y apenas como que el PRD parece darse cuenta de ello.

Por cierto que Francisco Labastida Ochoa y Diego Fernández de Cevallos viven en la misma avenida en Lomas Virreyes, uno de los fraccionamientos más exclusivos del Distrito Federal. En estos días, decenas de trabajadores se afanan en la reconstrucción de la residencia donde el ex senador y litigante panista ha vivido durante años, y que cuenta inclusive con cancha de tenis. Como que pelear asuntos al Estado y contar, a un tiempo, con información privilegiada sí deja. Y mientras el Jefe Diego reestrena su quinta, Plaza Liberación regresará hasta el 15 de enero.

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