En visita a Guadalajara, el ex jefe del GDF acepta sus aspiraciones a la presidencia nacional del PRD
Alejandro Encinas ofreció en Guadalajara la conferencia Gobernar la metrópoli: retos y desafíos de las megaciudades Foto: ARTURO CAMPOS CEDILLO
EUGENIA BARAJAS
El operativo federal contra el crimen organizado, además de fracasar, orilla al Ejército a un desgaste, lo expone a la corrupción, la falta de operatividad y, en consecuencia, a un envalentonamiento del narcotráfico, por lo que se tiene que replantear la estrategia, dejar de lado la soberbia y el impacto mediático para tener resultados, sentenció el ex jefe del Gobierno del Distrito Federal, Alejandro Encinas.
Por otra parte, lamentó las declaraciones del cardenal Juan Sandoval de incitar a una guerra contra la izquierda. Durante su visita a Guadalajara, reafirmó sus aspiraciones a la presidencia nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), con la propuesta de “ir más allá de los espacios que se tienen ocupados o copados”.
Sobre la estrategia para combatir al crimen organizado, Encinas señaló que “el grave problema es no solamente someter al Ejército a este nivel de desgaste, sino exponerlo no sólo hasta que se corrompa, sino también a que fracase, como fue el caso de la Operación Cóndor en Sinaloa, donde los militares tuvieron señalamientos de violaciones a los derechos humanos, se involucraron en actividades ilícitas y tras varios años de operar, la situación actual de Sinaloa es la misma que en aquellos años, con el consiguiente costo político, social y de descrédito para el Ejército”, resaltó Encinas Rodríguez.
Puntualizó que dentro de esta guerra que lleva a cabo el gobierno federal contra el narcotráfico, el papel del Ejército debe acotarse a realizar trabajos de inteligencia en la operación y se negó a determinar un plazo en el que quede de manifiesto el fracaso de las autoridades.
Aseguró que el punto en el que se encuentra el operativo es el ideal para replantearlo y cambiar la estrategia, ya que expuso que el gobierno calderonista realizó un calculo político erróneo al asociarse a una búsqueda de legitimidad de su gobierno y lo que prevaleció fue una decisión política por encima de la operativa y de eficacia policiaca.
Se mostró firme en su postura de enfrentar el narcotráfico, dijo, pero con la salvedad de desarticular las fuentes de financiamiento y de operación reales con que cuentan estos grupos delincuenciales, por lo que continuarán con esa capacidad de renovación y con gente que opere permanentemente en esas actividades.
El ex gobernante capitalino resaltó que el hecho de la conformación de un nuevo cuerpo de elite para enfrentar a la delincuencia era aceptar que la Policía Federal Preventiva (PFP) y la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) no justificaron su creación.
“Si llaman a la formación de un nuevo cuerpo, entonces qué va a pasar con la AFI, lo congruente sería desaparecerla porque se formó con esa intención y es una aceptación de que no sirvieron”.
Durante su visita a la ciudad para impartir en el Congreso del Estado la conferencia Gobernar la metrópoli: retos y desafíos de las megaciudades, el sucesor de Andrés Manuel López Obrador al frente del Gobierno del Distrito Federal dijo no sentirse un hijo de las tinieblas, denostación que hiciera el cardenal Juan Sandoval hacia los partidarios de la izquierda en el país.
Se mostró preocupado por las palabras del jerarca católico al hacer un llamado a la guerra “contra aquellos que promueven la muerte y las relaciones entre homosexuales”, por lo que exhortó al cardenal a que, lejos de alentar la violencia, se aliente una de entendimiento, que es lo que hace falta.
“Lo más preocupante es que al incitar a la violencia existen sectores de la sociedad que se identifican con el cardenal y que estarían dispuestos a hacerlo, pero para que se dé una guerra se necesitan dos y nosotros no estamos dispuestos a entrar a una confrontación de esa naturaleza”.
Por otra parte, a 18 años del nacimiento del PRD se siente satisfecho de lo logrado y mencionó los resultados de seis entidades de la República, 405 municipios, la mayor representación en el Congreso de la Unión y del Senado, gobiernan a 25 millones de mexicanos y obtuvieron 15 millones de votos, reconocidos, recalcó, en la elección federal y eso los coloca como un partido consolidado.
“Si bien existen las tentaciones autoritarias de eliminarnos, de borrarnos del mapa, lo cierto es que esta corriente está establecida y debe considerarse para cualquier asunto que tenga que ver con los destinos de México”, apuntó.
Al hablar de sus aspiraciones para dirigir el perredismo nacional, en primera instancia se negó a confirmarlas, “por no ser los tiempos”, argumentó, pero terminó por aceptar que sus intenciones no son llegar a convertirse en presidente del PRD a toda costa, ni tampoco ser cabeza de las diferentes corrientes para reproducir las prácticas que siempre ha criticado.
Reconoció que al menos en la dirigencia estatal del PRD no cuenta con el apoyo, en caso de una futura candidatura, situación que no coartará sus proyectos a futuro. “Con todo respeto para la dirigencia aquí, pero que la gente elija; hay que competir, no sé por qué hay que tenerle miedo a la competencia, si es justamente la fuente de la legitimidad; hay que ir más allá de los espacios que se tienen ocupados o copados, y que la gente decida”, concluyó.
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