Cuarta República.
16-ene-06
¿El fin de la estabilidad inflacionaria?
Pasó el stand by mediático de los mega operativos, justo cuando se proponía la entrada del ejercito y las grupos policíacos federales en Sinaloa, tierra donde meterse con el narco parecería cosa de locos y donde no sería lo mismo que lo hecho en Michoacán y el municipio de Tijuana. Lo que se cocinaba sería una serie de medidas para desestabilizar los precios a favor de unos cuantos entenados comerciales, todos, facturando a Calderón los cobros por el apoyo millonario hacia su campaña por la presidencia.
La nomenclatura neoliberal ante la escalada en los precios de la tortilla no tarda en generar la culpa más visible y simple; pues acusan a los monopolios e intermediarios de la actual crisis en este insumo fundamental para la alimentación de millones. No es cuestionable, desde luego, la andanada hacia grupos como el de Maseca; pero son justamente más de 25 años de políticas neoliberales fantoches lo que ha generado los monopolios y que estos grupos se pertrechen en el mercado y hoy acaparen, retengan y especulen tanto sobre el precio como la oferta de tan preciado bien para la dieta básica mexicana.
El anuncio de Calderón de importar más de 640 mil toneladas de maíz de los EE.UU. es un error, no sólo porque no va a la raíz, sino porque el gobierno está obligado a someter al mercado a medidas de control y competitividad saludables; si debe intervenir debe dar un paso más allá y controlar los precios de al menos 6 insumos fundamentales de la ingesta básica nacional y que sean los principales dentro de la canasta básica y del esquema del índice de precios al consumidor. No vale satanizar al control, tildándolo de una política nociva y keynesiana. Si bien implica en parte al subsidio, este es necesario para mantener bajo control el aumento de los precios; pegarle al maíz y la tortilla implica afectar a una enorme cadena productiva y de servicios comerciales que cruzan por la utilización de estos elementos.
Bien que mal, el periodo sexenal de Fox fue el de menor inflación con respecto a otros sexenios; pero eso es relativo, pues bajo el yugo neoliberal en los últimos tres sexenios, la tortilla ha sufrido una inflación de 2039% y otros productos de la canasta básica tienen niveles similares. En su momento Fox supo pagar facturas de manera diferida, facilitando negocios y haciendo concesiones, pero nunca jugo con la estabilidad en los preciso para pagar a sus entenados. En cambio Calderón si lo ha hecho, después de pagar facturas políticas pagando con puestos en el gabinete, ahora paga a empresas y grupos monopólicos a partir de aumento de precios y generando las condiciones de mercado para que los acaparadores se vean principalmente beneficiados.
En el caso del maíz como cualquier otro producto tan lacerante y perjudicial es importar bienes y servicios como lo es la devaluación de la moneda misma. Ambas son reflejo de la incapacidad productiva y a la par pueden acabar con la economía del país. Importar no es una práctica de control de precios a fin de que un gobierno no intervenga en el mercado, importar es una estupidez. Un país que importa productos y máxime si se trata de insumos básicos como el maíz cuya inefable paradoja no explica por que dicha circunstancia se da en un país donde el maíz es cultura y la fuente de alimentación por excelencia de los mexicanos partiendo desde la época prehispánica; es ergo, un país que admite el fracaso en su campo, en su capacidad de soberanía alimentaria, en la producción y sobre todo en la autosuficiencia.
Claro que al llamado pelele del Stablishment, no le podemos pedir respuestas de fondo a un problema que se ha tejido desde más de 25 años, todo resultado del fracaso de las políticas del consenso de Washington en México. La importación del grano es un craso error, es caer en la trampa internacional del capitalismo criminal, dado que EEUU subvenciona como nadie a su campo, México importa más del 80 por cien en grano por medio del vecino del norte, sembrado y cosechado por las mismas manos mexicanas que expulsa a patadas por cantidades industriales y etiquetado al precio que ellos quieran poner así venga de Argentina, la China o como diría el pelele "de donde sea” (sic).
Lo anterior implica acelerar la marcha en vigor del capitulo agropecuario del 2008 del Nafta que implica al frijol y al maíz; si hoy la cosa está mal, pronto se pondrá peor si no se trabaja por la re inversión en el agro mexicano. Empero, el tiempo se ha perdido, si en su momento cuando Salinas firmo el TLC se desprotegió irresponsable y deliberadamente al campo, de nada servirá reinventar al campo mexicano ni siquiera los milagros ante la apertura comercial y el libramiento de aranceles que benefician tanto a EEUU y Canadá que producen insumos agrícolas a raudales, vomitan cientos de millones de toneladas al año.
¿Porqué los aumentos en paquete a bienes justo cuando inicia el nuevo gobierno?; ¿ serán actos deliberados más que consecuencia del laissez faire mercachifle?; es decir, pagos adelantados de facturas hacia grupos empresariales por parte del pelele. El aumento al salario miserable (conocido también como mí-nimo) que no es más que capital adelantado para que la clase trabajadora se muera de hambre; es pulverizado por el aumento serial de leche, diesel, tortilla, pollo, carne roja, gas, entre otros insumos fundamentales.
Ya Hacienda, por medio de Carstens ha anunciado que la escalada inflacionaria menguara a partir de la segunda mitad del año; (si es que baja), pero hay otro factor que complicará aún más la situación económica y es la caída del precio del crudo que ya se ubicó por debajo del estimado presupuestal; por lo que se prevén ajustes de cinturón marca puerco, Carnstens además propondrá retiro de circulante para el mercado interno, es claro que las consecuencias terminará pagándolas el consumidor y como siempre los más pobres.
La burbuja inflacionaria de estabilidad que nos han vendido, es relativa, el orden macroeconómico no puede ponderarse por encima de la falta de competitividad, de empleos y oportunidades crediticias para todos. Este es el error de enero que a penas del arranque de la usurpación podría marcar a Calderón; importar, es jugar con las reglas de las prácticas monopólicos, con la salud de millones a causa de traer maíz transgénico, jugar para mal ante la competencia internacional de precios de granos hacia la baja por sobre producción en particular la americana; tan fatal como el hecho de devaluar la moneda, socavar la soberanía, matar al productor mexicano e inculpar a los intermediarios y especuladores que el mismo neoliberalismo ha patrocinado. Si bien la macroeconomía se sostiene sobre las bases del equilibrio fiscal y el balance de los grandes indicadores, nada garantiza la estabilidad inflacionaria que está muy cerca de explotar si no se asumen medidas de fondo. ¿Será el fin de la estabilidad inflacionaria?La pregunta sigue abierta.
16-ene-06
¿El fin de la estabilidad inflacionaria?
Germán Robles
Pasó el stand by mediático de los mega operativos, justo cuando se proponía la entrada del ejercito y las grupos policíacos federales en Sinaloa, tierra donde meterse con el narco parecería cosa de locos y donde no sería lo mismo que lo hecho en Michoacán y el municipio de Tijuana. Lo que se cocinaba sería una serie de medidas para desestabilizar los precios a favor de unos cuantos entenados comerciales, todos, facturando a Calderón los cobros por el apoyo millonario hacia su campaña por la presidencia.
La nomenclatura neoliberal ante la escalada en los precios de la tortilla no tarda en generar la culpa más visible y simple; pues acusan a los monopolios e intermediarios de la actual crisis en este insumo fundamental para la alimentación de millones. No es cuestionable, desde luego, la andanada hacia grupos como el de Maseca; pero son justamente más de 25 años de políticas neoliberales fantoches lo que ha generado los monopolios y que estos grupos se pertrechen en el mercado y hoy acaparen, retengan y especulen tanto sobre el precio como la oferta de tan preciado bien para la dieta básica mexicana.
El anuncio de Calderón de importar más de 640 mil toneladas de maíz de los EE.UU. es un error, no sólo porque no va a la raíz, sino porque el gobierno está obligado a someter al mercado a medidas de control y competitividad saludables; si debe intervenir debe dar un paso más allá y controlar los precios de al menos 6 insumos fundamentales de la ingesta básica nacional y que sean los principales dentro de la canasta básica y del esquema del índice de precios al consumidor. No vale satanizar al control, tildándolo de una política nociva y keynesiana. Si bien implica en parte al subsidio, este es necesario para mantener bajo control el aumento de los precios; pegarle al maíz y la tortilla implica afectar a una enorme cadena productiva y de servicios comerciales que cruzan por la utilización de estos elementos.
Bien que mal, el periodo sexenal de Fox fue el de menor inflación con respecto a otros sexenios; pero eso es relativo, pues bajo el yugo neoliberal en los últimos tres sexenios, la tortilla ha sufrido una inflación de 2039% y otros productos de la canasta básica tienen niveles similares. En su momento Fox supo pagar facturas de manera diferida, facilitando negocios y haciendo concesiones, pero nunca jugo con la estabilidad en los preciso para pagar a sus entenados. En cambio Calderón si lo ha hecho, después de pagar facturas políticas pagando con puestos en el gabinete, ahora paga a empresas y grupos monopólicos a partir de aumento de precios y generando las condiciones de mercado para que los acaparadores se vean principalmente beneficiados.
En el caso del maíz como cualquier otro producto tan lacerante y perjudicial es importar bienes y servicios como lo es la devaluación de la moneda misma. Ambas son reflejo de la incapacidad productiva y a la par pueden acabar con la economía del país. Importar no es una práctica de control de precios a fin de que un gobierno no intervenga en el mercado, importar es una estupidez. Un país que importa productos y máxime si se trata de insumos básicos como el maíz cuya inefable paradoja no explica por que dicha circunstancia se da en un país donde el maíz es cultura y la fuente de alimentación por excelencia de los mexicanos partiendo desde la época prehispánica; es ergo, un país que admite el fracaso en su campo, en su capacidad de soberanía alimentaria, en la producción y sobre todo en la autosuficiencia.
Claro que al llamado pelele del Stablishment, no le podemos pedir respuestas de fondo a un problema que se ha tejido desde más de 25 años, todo resultado del fracaso de las políticas del consenso de Washington en México. La importación del grano es un craso error, es caer en la trampa internacional del capitalismo criminal, dado que EEUU subvenciona como nadie a su campo, México importa más del 80 por cien en grano por medio del vecino del norte, sembrado y cosechado por las mismas manos mexicanas que expulsa a patadas por cantidades industriales y etiquetado al precio que ellos quieran poner así venga de Argentina, la China o como diría el pelele "de donde sea” (sic).
Lo anterior implica acelerar la marcha en vigor del capitulo agropecuario del 2008 del Nafta que implica al frijol y al maíz; si hoy la cosa está mal, pronto se pondrá peor si no se trabaja por la re inversión en el agro mexicano. Empero, el tiempo se ha perdido, si en su momento cuando Salinas firmo el TLC se desprotegió irresponsable y deliberadamente al campo, de nada servirá reinventar al campo mexicano ni siquiera los milagros ante la apertura comercial y el libramiento de aranceles que benefician tanto a EEUU y Canadá que producen insumos agrícolas a raudales, vomitan cientos de millones de toneladas al año.
¿Porqué los aumentos en paquete a bienes justo cuando inicia el nuevo gobierno?; ¿ serán actos deliberados más que consecuencia del laissez faire mercachifle?; es decir, pagos adelantados de facturas hacia grupos empresariales por parte del pelele. El aumento al salario miserable (conocido también como mí-nimo) que no es más que capital adelantado para que la clase trabajadora se muera de hambre; es pulverizado por el aumento serial de leche, diesel, tortilla, pollo, carne roja, gas, entre otros insumos fundamentales.
Ya Hacienda, por medio de Carstens ha anunciado que la escalada inflacionaria menguara a partir de la segunda mitad del año; (si es que baja), pero hay otro factor que complicará aún más la situación económica y es la caída del precio del crudo que ya se ubicó por debajo del estimado presupuestal; por lo que se prevén ajustes de cinturón marca puerco, Carnstens además propondrá retiro de circulante para el mercado interno, es claro que las consecuencias terminará pagándolas el consumidor y como siempre los más pobres.
La burbuja inflacionaria de estabilidad que nos han vendido, es relativa, el orden macroeconómico no puede ponderarse por encima de la falta de competitividad, de empleos y oportunidades crediticias para todos. Este es el error de enero que a penas del arranque de la usurpación podría marcar a Calderón; importar, es jugar con las reglas de las prácticas monopólicos, con la salud de millones a causa de traer maíz transgénico, jugar para mal ante la competencia internacional de precios de granos hacia la baja por sobre producción en particular la americana; tan fatal como el hecho de devaluar la moneda, socavar la soberanía, matar al productor mexicano e inculpar a los intermediarios y especuladores que el mismo neoliberalismo ha patrocinado. Si bien la macroeconomía se sostiene sobre las bases del equilibrio fiscal y el balance de los grandes indicadores, nada garantiza la estabilidad inflacionaria que está muy cerca de explotar si no se asumen medidas de fondo. ¿Será el fin de la estabilidad inflacionaria?La pregunta sigue abierta.
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