El pasado jueves 9 de noviembre del presente año, el Cabildo del Ayuntamiento de Guadalajara retiró momentáneamente del orden del día -no sabemos por qué, pero esperamos sea de forma definitiva- un acuerdo que pretende modificar las llamadas nuevas disposiciones administrativas para la zona denominada del Tianguis Cultural de Guadalajara, aprobadas precisamente por este mismo cuerpo edilicio hace menos de dos años (28 de abril/2005), y que se aplican al tianguis que se realiza todos los sábados en la Plaza Juárez, a un costado del Agua Azul.
De modificarse las nuevas disposiciones, que tienen por objeto que la supervisión y administración del lugar -todavía a .cargo de la Dirección de Cultura-'-, regresen a la Dirección de Tianguis del Ayuntamiento, se pretende con ello dar un golpe demoledor a las iniciativas de cientos de expositores y a los casi 8 mil visitantes que acuden cada semana a buscar en ese lugar algún producto diverso al que imponen las tendencias de consumo neoliberal y la tradición conservadora que dominan en Jalisco.
Como es de todos conocido, en ese lugar se instalan más de 350 expositores, entre artesanos, artistas y comerciantes de productos de la más diversa cultura alternativa; casi la totalidad de ellos son miembros de Tianguis Cultural AC, agrupación que hoy presiden Antonio Robles, Valeria' Benítez e Ignacio González.
Con la pretensión de que este lugar lo administre nuevamente la Dirección de Tianguis del Ayuntamiento, las autoridades, más concretamente Ernesto Espinosa Guarro y la regidora garcista María del Carmen Uribe, y ahora algunos domesticados regidores priístas como Daviel Trujillo y Javier Contreras (que otrora se distinguieron por la defensa de los derechos humanos), se intenta que ese lugar se convierta en un tianguis más, como cualquier otro, como el del baratillo de la calle 34, donde se venda de todo: trastos, muebles, herramientas, entre otros, e ir desplazando gradual y sistemáticamente a los expositores que no se cuadren.
Pero de paso, y ése es otro golpe: propinar a la ciudadanía, usuarios y a los mismo expositores una lección de que en Jalisco no se aceptan los que piensan distinto ni son bien vistos: los que se visten de negro, los que venden ropa y artesanía indígena, los darks, los anarco punks, los libertarios, los lectores de izquierda de libros usados o nuevos, librepensadores, los cientos de jóvenes que acuden al lugar a escuchar toquines alternativos de grupos musicales no comerciales; de cientos de personas que al amparo de su libertad de expresión difunden volantes de todo tipo de propaganda e ideología política, o para convocar a mítines o eventos de todo tipo; simplemente, de los miles de ciudadanos que buscan salir de los estereotipos de la cultura oficialista.
Un lugar así es un problema para las autoridades municipales que simplemente no perdonan ni están de acuerdo que exista un lugar que por naturaleza propia deba ser plural, alternativo y, sobre todo, con diversidad cultural y democrática.
Hace año y medio, Emilio González Márquez impulsó las llamadas nuevas disposiciones para el tianguis cultural y asignó a la Dirección de Cultura, a cargo de Santiago Baeza -dé prosapia panista y falsa formación liberal-, la administración del lugar para estimular y desarrollar eventos y programas culturales o bien que apoyara la cultura independiente municipal que, en esencia, es generadora de identidad regional. La propuesta era buena, pues implicaba también abrir espacios a organismos no gubernamentales para difundir con libertad propuestas y proyectos ciudadanos, entré otros aspectos.
Pero ahora esta situación se verá alterada y trunca, pues con el control de la Dirección de Tianguis -que regresará con ferocidad- se introducirán cínicamente intereses claramente mercantiles; a discreción se impedirán, a personas que participen en la agrupación Tianguis Cultural AC, que por más de una década ha impulsado la defensa del espacio para una cultura independiente.
Santiago Baeza, tímido como es (menos para cobrar uno de los más altos salarios para un funcionario de este tipo), no impulsó , ni quiso llevar adelante este interesante proyecto porqué implicaba desmontar las prácticas clientelares de la Dirección de Tianguis (cuyos inspectores, dicen comerciantes del centro, "se arreglan con una corta feria”); dirección que nunca se retiró ni le entregó el padrón de expositores a la Dirección de Cultura para articular una sinergia que hubiera favorecido hasta el propio ayuntamiento.
Un grupúsculo de expositores -no más de una veintena-, expulsados de la asociación civil Tianguis Cultural, acostumbrados al regenteo de espacios y encabezados por un personaje al que apodan el Chino, se dedicó a sabotear el incipiente trabajo de Santiago Baeza acusándolo de fracaso. Otro de ellos, , al que llaman el Borrego, con el aval de inspectores, instaló impunemente un puesto para vender lentes, producto no autorizado en las nuevas disposiciones. Así, este pequeño grupo, repudiado por los más de 300 expositores pertenecientes a Tianguis Cultural, AC, pero ostentándose falsamente como miembros de la misma, semana a semana acudían al Ayuntamiento para quejarse de supuestos problemas que ellos mismos creaban; por ejemplo, alborotar a comerciantes en conseguirles un espacio, gestionarles con inspectores supuestos derechos de antigüedad cuando en realidad no los tenían; provocar riñas y ofender a expositores, entre otros, todo ello con el fin de demostrar el caos existente en el lugar y a fin de lograr con engaños y mentiras la conmiseración de las autoridades, como en efecto parece que lo lograron para golpear a la agrupación Tianguis Cultural, AC.
Ese grupúsculo, para el Ayuntamiento de Guadalajara; es bienvenido y es indispensable con. tal de desmantelar proyectos democráticos, culturales y civiles. No me dejará mentir, Santiago Baeza que el pasado 28 de junio, en una manifestación afuera de palacio municipal, cuando se demandaba dar todo el apoyo a la Dirección de Cultura en la administración del lugar y se cumpliera con las nuevas disposiciones, en esos mismos momentos Baeza era informado de que su comisionado en el lugar, Daniel Lepe, era amenazado de muerte por miembros de ese grupúsculo, aliados indiscutibles de Fernando Garza, Carmen Uribe y, ¿ahora de Espinosa Guarro?
Es evidente' que un grupúsculo que tiene estas conductas indebidas es útil y necesario. Siempre y cuando se presten a golpetear a asociaciones o personas que no se doblegan ni se prestan a pedir ni dar favores.
Tianguis Cultural, AC, es una agrupación de trescientos de expositores, trabajadores, padres de familia, de convicción política plural y sobre todo gente responsable que cree que con su modesto esfuerzo (aunque muchos de eso viven, sin ras pretensiones de ganancias y lucro que sí deja otro tipo de negocios), contribuyen a formar gente consciente de sí y para mejorar su sociedad y entorno.
Ojalá las autoridades municipales, Espinosa Guarro, el Cabildo y todos los regidores tengan la sensibilidad y sepan actuar con suma prudencia (y que los regidores priístas restablezcan su sentido crítico); es decir, no dejarse llevar por deformadas antipatías que no ayudan a convivencia democrática. Las regresiones son saltos al pasado y siempre despiertan la indignación y malestar.
Por el contrario, si el Ayuntamiento combate la simulación, castiga la corrupción y somete minorías aquí sí, violentas, ganamos todos. De lo contrario; perdemos todos. Todos los ciudadanos que deseamos haya espacios abiertos a la diversidad cultural debemos estar atentos con lo que pasa en ese único lugar de Jalisco.
Día con día queda claro: quienes alaban esta democracia simulada son como los tontos que nunca han visto a Dios y ante cualquiera se hincan. Rayuela, Jornada Jalisco 13Nov06
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