Camilo Ná
Mientras en Oaxaca la APPO y la Policía Federal Preventiva (PFP) libraban una batalla campal, en Guanajuato, Fox y Abascal celebraban una fiesta de despedida (¿de qué, no lo sabemos?, pues nunca quisieron gobernar). Una nítida metáfora, no cabe duda, del desprecio de los panistas por las realidades del país, de la gente pobre y de los conflictos sociales. En Oaxaca la entrada de la PFP provocó, más que calma, un alud de violaciones a los derechos humanos y encono. Aunado a eso, el sátrapa de Ulises Ruiz (quien cree que matar es solucionar los conflictos) es mantenido con total impunidad por el PAN, quien compra con ello el apoyo del PRI a Felipe Calderón el 1° de diciembre.
Oaxaca debe ser el punto de unión de las izquierdas. No se debe actuar con sectarismos; todos los movimientos sociales (incluido el levantado en torno a López Obrador) se deben unir. La Otra Campaña, por su parte, no puede seguir mirando a todo movimiento político como “cercano” al poder: o se unen las izquierdas o la división será benéfica para la derecha autoritaria e intransigente.
Por otro lado, Andrés Manuel López Obrador continúa su gira por el norte del país. Allá el apoyo es poco, pero con esfuerzo, tesón y obstinación (características, no cabe duda, de AMLO), se puede llegar a levantar un movimiento fuerte y estructurado. El PRD, por su parte, no puede seguir vendiéndose al mejor postor. Hace falta trabajo de base (en el norte, especialmente); si los perredistas no lo quieren hacer, los ciudadanos conscientes deben emprender dicha labor. El norte se puede conquistar, paso a paso, pero se necesita esfuerzo y, sobre todo, energías y gente capacitada tanto política como ideológicamente. No se trata de ganar las elecciones (es importante, pero no lo principal), se debe buscar, sobre todo, levantar un movimiento donde la igualdad y la justicia, más que las canonjías políticas, sean los motores que den vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario