Camilo Ná
Los nombramientos de Felipe Calderón de los llamados gabinetes económico y social nos muestran, nítidamente, la tendencia del gobierno espurio: secretarios forjados en la educación privada, sin conocimiento del tema a abordar y sin sensibilidad social. Además, la división entre lo social y lo económico es una clara muestra de las pocas miras de los panistas, pues piensan que ambas áreas están separadas, que una no se relaciona con otra, que no se conjugan ni se compenetran. Dicho gabinete (con la incorporación, seguramente, del delincuente represor Francisco Ramírez Acuña) lo más que puede merecer es el término de mediocre. Pero, más que eso, es nocivo para el desarrollo del país y para los ideales de justicia e igualdad. La mayoría de los secretarios son deudas pagadas por Calderón a sus dueños: ahí están los ejemplos de Luis Téllez y del mismo Alberto Cárdenas.
Felipe Calderón está maniatado, es, como lo dice y demuestra nuestro presidente legítimo, un vil pelele. ¿Qué expectativas tenemos con los mediocres y corruptos recién nombrados “secretarios”? Nada, absolutamente nada. Por eso, no debemos cejar en la lucha y esa lucha debe plantearse, prontamente, la caída de Felipe Calderón como presidente. Se necesita imaginación y presión (tanto desde el congreso, desde la presidencia legítima de México y, especialmente, desde la sociedad). Ojalá el PRD, el FAP y la sociedad estemos a la altura de la lucha. Sabemos de antemano que López Obrador lo está.
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