La Bien Pagá
Publico 30/11/06
La primera imagen es de hace más de 40 años y se asocia con una señora vecina del lejano Minatitlán, Veracruz. Por alguna misteriosa razón se le conocía como la Bien Pagá.
Después, muchos años después, se volvió a presentar de la mano de Pedro Almodóvar en la película Qué he hecho yo para merecer esto, cuyos protagonistas tenían como fondo la televisión en donde se interpretaba una versión muy almodovariana de la Bien Pagá.
Otra vez, muchos otros años después, Bebo y Sigala la pusieron de moda con el excelente disco Lágrimas negras. Con la interpretación de estos dos grandes artistas, uno cubano y el otro español, la Bien Pagá cobró carta de naturalización como un referente cultural en dos continentes.
La Bien Pagá es una mujer altiva, orgullosa, que vende bien lo que tiene a quien le sepa dar un puñado de buenos billetes. Y en la actualidad si son verdes mejor. Porque la Bien Pagá, gracias a uno de esos extraños e insondables caminos de las mentes torcidas que hacen brotar analogías en donde no existen, se convirtió en la mejor representación que actualmente se puede tener de la ultraderecha mexicana. A propósito, ¿alguien sabe en dónde quedó la derecha, a secas?
Al servirse con la cuchara grande, al erigirse como una fuerza totalitaria y soberbia a pesar del escaso número de votos con que llega a la presidencia de la república, la ultraderecha mexicana se dispone a cobrarse agravios políticos, reales o ficticios que, de acuerdo con su imaginario, venía sufriendo a través de la historia reciente de México.
La disposición manifestada por el de las manos y el cerebro limpio de vencer a los que considera sus enemigos, aunque para ello tenga que asesinar en nombre del Estado, guió la conformación de su equipo de gobierno. Sólo ella explica el nombramiento en la Secretaría de Gobernación de un político que se caracteriza por intimidar y reprimir a quienes percibe como opositores.
La política del pensamiento único, de la subordinación a la voluntad caciquil del poder, del uso de la fuerza bruta como única forma de interlocución frente a quien piensa de manera diferente, son la carta de presentación de un pequeño grupo encumbrado en el poder que se apresta a defender como sea su raquítica minoría electoral.
El desprecio a la educación considerada por esta ultraderecha como un estorbo para su proyecto de gobierno, se manifiesta al equiparar a la Secretaría del ramo sólo como una enorme nómina que cobija a una estructura política de captación corporativa.
La salud y el campo en manos de viejos inquisidores.
La ultraderecha resultó ser la Bien Pagá de nuestros tiempos. Y muy Bien Pagá.
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Dia con dia queda claro: quienes alaban esta democracia simulada son como los tontos que nunca han visto a Dios y ante cualquiera se hincan. Rayuela, Jornada Jalisco 13Nov06
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