LOS FOX y LA CORRUPCIÓN
De la autodenominada pareja presidencial, Martha María Sahagún Jiménez es la más célebre por las corruptelas y el tráfico de influencias en los que presumiblemente está involucrada. Menos se documenta respecto al primer marido del país y sus hermanos favorecidos desde el poder público y Los Pinos como símbolo supremo.
La naturaleza presidencialista del régimen político mexicano, con todo y gobierno del cambio hacen que persistan algunos de los rasgos básicos del absolutismo presidencial y que la ciudadanía se inhiba para denunciar los presuntos desmanes que cometen los Fox Quesada a espaldas de su hermano Vicente o bien con la anuencia de éste y la infraestructura gubernamental a su servicio.
José Martínez Mendoza fue pionero en la denuncia documentada de las trapacerías de Martha María utilizando todos los engranajes de Los Pinos, con el volumen Conaliteg-Vamos México. Corrupción de Estado. El peón de la reina, publicado en julio de 2004 por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. El libro del subdirector de la revista Forum fue objeto durante el sexenio a 53 días de concluir, de una severa restricción en librerías y de la censura en los medios de comunicación, destacadamente los impresos porque sus plantas industriales viven de la maquila de volúmenes a la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos.
La primera referencia documentada al trato privilegiado, con infraestructura y recursos públicos, a Mercedes, Martha, Susana, Cecilia, José Luis, Javier, Cristóbal y Juan Pablo Fox Quesada la presentaron Anabel Hernández y Arelí Quintero en La familia presidencial. El gobierno del cambio bajo sospecha de corrupción.
La llamada sospecha es descrita hasta el detalle con viajes para pasear y hacer negocios al formar parte de la comitiva presidencial, acudiendo a encuentros oficiales con jefes de Estado o de gobierno, como integrantes de los invitados especiales o junto a grandes empresarios a bordo del avión oficial.
Es conocida la máxima de Manuel Bribiesca Godoy, el padre de los exitosos empresarios Manuel y Jorge Alberto Bribiesca Sahagún: “Serían pendejos si no aprovecharan la oportunidad”, ahora que “papá Fox” gobierna al país. Así le denomina el misógino que en 2001-2002 presumía “Yo puse la vieja para el cambio”.
Con aquella máxima del cinismo y la tolerancia de franjas ciudadanas que resignadamente estiman a la corrupción foxista como inevitable y comparativamente menor respecto a las siete décadas del priato, los ocho hermanos presuntamente realizaron, en mayor o menor medida, tan suculentos como ilícitos negocios al amparo del hermano presidente.
Como ya es una nefasta tradición, con todo y avances en la lenta y tortuosa transición a la democracia, en la medida que se acerca el final de una gestión sexenal y el inicio de otra, se colocan en primer plano los desaciertos, corruptelas y omisiones del gobernante en turno y se subrayan sin base alguna los atributos del sustituto, reproduciendo peligrosamente el señuelo del cambio y la multiplicación de la esperanza para una ciudadanía cada vez más alejada de la credibilidad en las instituciones y el Estado de derecho.
Instituciones y Estado de derecho que sexenalmente son subordinados a los intereses del grupo gobernante y los plutocráticos que representa, para llevar a familiares como Juan Pablo Fox Quesada y a los amigos al primer círculo del éxito económico, del capitalismo de compadres que predomina en nuestro país y que lanza a los muy anchos círculos del infierno a millones de compatriotas.
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