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lunes, octubre 23, 2006
Opinión.- Germán Robles Castañeda
El Populismo de Derecha y los retos electorales de la izquierda.
El pasado proceso electoral federal y el 2 de julio, no sostienen las hipótesis posibles sobre las razones de porque Calderón “ganó” la presidencia y los motivos por los cuales Obrador “perdió” la misma, si en principio existe un furtivo fraude electoral que arrebato lo que era una clara victoria de Andrés Manuel.
No obstante los resultados y la condición de espurio e ilegal de Felipe Calderón, lo cierto es que la derecha acumuló puntos importantes y coacciono a un electorado numeroso gracias a una campaña fascista de odio y miedo infundados. Sin reconocerle decoro ni mérito alguno, no podemos negar que esta campaña desafortunadamente tuvo impacto en amplios sectores populares de la población; claro, de las clases medias exiguas, (pero determinantes en el ánimo electoral) no es de extrañar que se hayan asido fácilmente del discurso conservador y fascista de la campaña panista, a saber que fue diseñada por especialistas extranjeros en campañas difamatorias y de calumnia cuyas firmas se hallan en EEUU y España.
Amén de las prácticas clientelistas para la coptación del voto, y otras mapacherías propias del antiguo régimen y que lo mismo comparten todos los partidos, lo que determina una verdadera manipulación electoral son las campañas masivas en medios electrónicos, el spot televisivo es una arma poderosa para infundir miedos, temores, un “pensamiento único”, y claro percepciones como a presidentes. (Tesis comprobada con la imposición de Fecal). Es por ello que Calderón no tiene más sostén que la televisión misma, empero no existe líder social en el mundo capaz de tener legitimidad y gobernabilidad si no goza de arraigo y fuerzas sociales, (estas ajenas a Calderón), de ahí que de su imposición sólo derive el fracaso y el repudio generalizado, de una población que a razón del 70% (sino es que más) no voto por él, sin contar los que se abstuvieron que ya es mucho decir.
Al populismo habría que calificarlo como de derecha e izquierda. Sin embargo los medios y académicos en mayoría pretenden estigmatizar el concepto populismo, que en principio es un concepto noble, pues de el podemos recordar la independencia americana y la Revolución francesa, los himnos nacionales que les inspira, todos ellos haciendo honor a los más nobles valores y sentimientos de los pueblos. No obstante la historia muestra como el populismo de derecha, se convierte en fascismo, la Alemania Nazi da cuenta de ello, sucede cuando entre los hombres se siembran odios y rencores que no tienen que ver con rasgos propiamente de interés o identidad de clase trabajadora, sino con rasgos raciales, culturales y étnicos. La Izquierda mexicana tiene que reconocer el reto: México es un país acremente conservador, incluso a niveles como los EEUU; por ello los planteamientos liberales democráticos no serán jamás artillería para el Stablishment mexicano- extranjero, para ellos la democracia sólo cuenta si es de papel, se manifiesta sólo en urnas por periodos y es falsa e idealizada; más todo sabemos que la democracia no tiene más manifestación fiel cuando se da en términos de justicia y equidad social, en su representación material, no idealizada con huecos derechos y letra muerta.
De ahí la amenaza real que significa el populismo de derecha, ahora si, en más malo sentido del término. Haga usted memoria de las elecciones americanas de 2004 cuando Bush fue reelegido, recuerde como el mapa electoral nos demostraba a los estados centrales, donde cunde el protestantismo, el fanatismo religioso, los ranchos y pueblos pequeños, los campos, todos a favor de Bush y el P. Republicano, aquí ganó la cultura del miedo propia de la guerra fría. A la vez que en los estados costeros de EEUU como Seattle, N.Y, Illinois, California, (donde se hallan los núcleos urbanos más importantes); el voto favoreció al demócrata Kerry. Algo similar sucedió en México, sólo con la diferencia de que aquí en la geografía rural, y del sur del país fue la vanguardia que busca el cambio y la real democracia, en cambio fueron los estados del norte y las grandes metrópolis (excepto la zona metropolitana del DF.) los sectores reaccionarios dominados por las clases pudientes y medias, mostrando con ello, que los centros urbanos mexicanos; aún con todo y su mayor nivel educativo; lejos de ser liberales y los sectores más democráticos, son por el contrario los núcleos conservadores del país, ajenos en su mayoría a toda sensibilidad social, a la solidaridad que no Andrés Manuel, sino los pobres y desprotegidos del país requieren.
En ese sentido el reto electoral de la izquierda mexicana no se suscribe a convencer a los sectores exiguos, a clases medias y altas; por la sencilla razón de que la gente en condición de pobreza es la abrumadora mayoría, y millones entre los más pobres, fueron manipulados por la propaganda fascista, la que asistió a los más bajos instintos, al odio, al temor, a la ignorancia de la gente que vive al día. Todo por la mala fé de un sistema, de un prianato en el poder y los dueños de los medios y el dinero que tienen pavor a un proyecto realmente democrático, y que para evitarlo llevarán su impronta a la desinformación, a sangre y fuego de ser preciso. El reto es y será contrarrestar esa campaña de falacias y sofismas con buenas obras y desenmascarando a los actores que las llevaron a efecto.
Hasta hace poco, se le tenía al populismo de derecha al estilo bushita como algo muy difícil que prendiera en México, en palabras de expertos como Lorenzo Meyer, no había forma de cómo desarrollarlo. Para nuestro infortunio, si prendió, y Televisa como sus conexos encontraron la fórmula. Esa perversidad es difícil de sostener, fracasará con el tiempo, y aunque el daño está hecho y que con todo y fraude no puede dar legitimidad a Calderón, el punto es que la izquierda tiene en sus manos reestablecer el orden moral y constitucional a través del programa de la CND, en sus manos estará revertir los nocivos efectos de dicha campaña con la promesa de que una aberración publicitaria como esa no defina presidentes, gobernantes y ojalá jamás el destino de nuestro país. Es tiempo de informar.
*Arquitecto y analista
Miembro de la red Mujeres por la Democracia.
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