Daniel Lizárraga
Si se instala en Guanajuato el anunciado museo de Vicente Fox, en el cual puedan consultarse los archivos de su gestión y se exhiban los regalos que recibió durante su mandato, quedará de manifiesto la vieja práctica de quedar bien con el jefe del Ejecutivo.
Según la información que a regañadientes y en deliberado desorden entregó a Proceso la Presidencia de la República, a Vicente Fox lo han halagado con corbatas, chamarras, crucifijos, puros, hebillas, libros... y hasta con una toalla.
Rodear al presidente de la Repú-blica de obsequios es un ritual que sobrevivió a la alternancia partidista; Vicente Fox recibió por lo menos 18 esculturas de caballos, nueve pares de botas, tres sillas de montar, látigos de piel, espuelas, hebillas con su nombre, sombreros y 35 cajas de puros de prestigiadas marcas internacionales.
Esos presentes fueron enviados a Los Pinos, sigilosa o abiertamente, por 380 personas, entre ellas decenas de panistas y funcionarios públicos de todos los niveles. Algunos de éstos hicieron esfuerzos significativos por halagar al presidente aun a costa del erario. Por ejemplo, alguien le envió una réplica, en plata y a escala, de una torre de la Comisión Federal de Electricidad.
Entre los remitentes destacan decenas de gobernadores, ya sean cercanos a Andrés Manuel López Obrador –como el actual líder nacional del PRD, Leonel Cota–, panistas o priistas. Adivinaron o alguien les informó de los gustos de Fox, a quien le mandaron 15 chamarras de piel, cazadoras y deportivas, de marcas como Solito, Gore Tex y Dockers.
Todo esto de acuerdo con una relación de los regalos llegados entre enero de 2003 y junio de 2005 a la Presidencia de la República, que fue proporcionada a este semanario después de un largo litigio ante el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI). Finalmente, el pasado lunes 16 llegó la respuesta de la Unidad de Enlace a la solicitud que recibió desde el 18 de enero del presente año.
En ese documento oficial no aparecen los nombres de grandes empresarios o representantes de trasnacionales en México. Proceso tampoco ubicó a dueños de medios de comunicación, accionistas de bancos o miembros de las familias más ricas del país. Aproximadamente 85% de quienes enviaron los regalos son o fueron funcionarios con posibilidades de manejar recursos públicos; el resto son mandatarios de otras naciones.
No obstante, la Presidencia insinuó que este reportero podría ser objeto de alguna demanda por difundir la identidad de quienes mandaron los más de 800 obsequios. Con la lista de regalos y la de nombres, se incluyó el siguiente mensaje:
"La Unidad de Enlace cuenta con un CD que contiene información pública sistematizada en la lista de regalos enviados al C. Presidente de la República, el cual incluye los nombres de las personas que los hicieron. Así mismo, en cumplimiento a los estándares internacionales y a la legislación, la información puede imprimirse, reproducirse, respaldarse y procesarse sin problema alguno; en este sentido, sólo hacemos de su conocimiento que, de acuerdo a la legislación aplicable, es su responsabilidad el uso, difusión, comercialización, alteración total o parcial que se le dé a la información entregada."
Proceso difundirá en su página de internet (www.proceso.com.mx) las dos relaciones completas que la Presidencia se vio obligada a entregar a este reportero: tanto los 380 nombres como los 803 regalos, pues considera que, a partir de la resolución del IFAI, se trata de información pública y por lo tanto cualquier ciudadano puede consultarla, sin importar sus propósitos, de acuerdo con la Ley Federal de Transparencia.
Las listas se mostrarán por separado porque así las envió la Unidad de Enlace de Los Pinos: no hay manera de relacionar cada nombre con el objeto o los objetos que obsequió al presidente.
De esa forma, no puede saberse quién envió una escultura en plata y piedras semipreciosas; quién una cara de cerámica con certificado de autenticidad del Conaculta-INAH o un juego de mancuernillas con tipo y color de piedra preciosa intercambiable.
Tampoco hay manera de conocer el origen de cajas de regalos nada comunes, como una que contenía una corbata color verde seco, con las águilas utilizadas históricamente en el escudo nacional en amarillo, del diseñador Pineda Covalín, así como un juego de gargantilla y aretes en forma de lira, de un estilo utilizado en Europa durante el siglo XIX y diseñado por Ofelia Murrieta.
Otra caja llevaba una botella de champaña Heidsieck & Monopole Blue Top Brut, con hojas impresas al pie en forma de botas vaqueras, y un juego de plumas negras con filos dorados marca Aldo Domani Limited.
La Unidad de Enlace de Los Pinos ordenó alfabéticamente los nombres de quienes enviaron los regalos. Por separado, enlistó los objetos sin dividirlos en categorías, lo mismo artículos de uso personal, obsequios que provienen del extranjero, artesanías entregadas en giras de trabajo, vinos, litografías, libros, símbolos religiosos, medallas, placas conmemorativas de sus propios programas de gobierno y productos perecederos.
Sin embargo, en la lista puede comprobarse que de enero de 2003 a junio del año pasado al presidente Fox le regalaron 67 esculturas, de las cuales 18 representan caballos. Alguna son lujosas, como la "pieza de Arthur Court `Phoenix Bowl / Horse 10-1780'", un tazón de cristal, con adornos en el borde y con tres cabezas de caballo en plata.
Hay también una medalla de la virgen de Guadalupe con su cadena de plata; una corbata de la firma Hermès; una escultura de doña Josefa Ortiz de Domínguez con una antorcha en la mano, elaborada en resina negra, y una caja con 50 discos compactos.
Otros objetos son de uso personal, como un juego de mancuernillas de Tiffany's, cinco fuetes, dos látigos de piel y una colección especial de cinco relojes: "The Swatch Swiss Collection".
Quedando bien con el jefe
En la resolución del IFAI a favor de la solicitud tramitada por este reportero, se advierte que los funcionarios están impedidos legalmente para aceptar o recibir objetos que impliquen conflicto de intereses, así como de personas a quienes regulen, supervisen o con actividades vinculadas a sus tareas oficiales.
"Dicha prohibición subsiste incluso un año después de que un servidor público haya dejado el cargo. Es importante señalar que sólo la publicidad de los obsequios y los nombres facilitan hacer valer la norma referida", puntualizaron los comisionados del IFAI en su resolución aprobada por unanimidad.
Al respecto, el artículo 45 de la Ley Fe-deral de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos indica que, cuando los funcionarios de cualquier jerarquía reciban de una misma persona algún bien cuyo valor acumulado durante un año exceda 10 veces el salario mínimo general vigente en el Distrito Federal, deberán poner esos regalos a disposición de la Secretaría de la Función Pública (SFP).
En este caso, de acuerdo con el resolutivo del IFAI elaborado por el comisionado Alonso Lujambio, la aplicación de la mencionada ley tendría que tomar en cuenta el precio de los obsequios y los puestos de quienes los enviaron. Pero entre los remitentes de regalos que enlistó la Unidad de Enlace de la Presidencia destaca el nombre de Eduardo Romero Ramos, precisamente el titular de la SFP y, como tal, el funcionario encargado de vigilar la aplicación de la norma.
Otros funcionarios o exfuncionarios foxistas quedaron bien con el presidente: Alejandro Gertz Manero, exsecretario de Seguridad Pública; Alma Rosa Moreno, exdirectora del Sistema de Administración Tributaria; Carlos Abascal, secretario de Gobernación; Benjamín González Roaro, exdirector del ISSSTE; Cristóbal Jaimes, titular de la Comisión Nacional del Agua; Emilio Goichochea Luna, secretario particular del presidente; y Fernando Elizondo, secretario de Energía.
En la misma tesitura están: Fernando Sánchez Ugarte, director de la Comisión Federal de Competencia; FranciscoBarrio, exsecretario de Contraloría y Desarrollo Administrativo; Ana Teresa Aranda, secretaria de Desarrollo Social; Ignacio Carrillo Prieto, fiscal especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado; Josefina Vázquez Mota, exsecretaria de Desarrollo Social; Pedro Cerisola, titular de Comunicaciones y Transportes; y Santiago Creel, exsecretario de Gobernación.
En la lista aparecen personajes que ahora están abiertamente confrontados con el régimen foxista, como el exgobernador perredista de Zacatecas, Ricardo Monreal Ávila, y el excoordinador de la campaña de López Obrador, Jesús Ortega. Sin embargo, debido a la forma en que la Presidencia hizo pública la información, no hay manera de conocer cuáles de estos funcionarios enviaron a Los Pinos tres bustos de Vicente Fox, o la pintura al óleo en la que aparece acompañado de su esposa, Marta Sahagún.
Exhibición
El 4 de octubre, el vocero presidencial Rubén Aguilar anunció que ya se prepara un museo para exponer los archivos y los obsequios de Vicente Fox, así como una biblioteca subterránea.
En casi año y medio que abarca la solicitud de Proceso, Fox sólo recibió 30 condecoraciones, medallas y reconocimientos tanto del país como extranjeros. En comparación, le enviaron 35 cajas de puros, ocho juegos de mancuernillas y 16 agendas y calendarios.
Junto a esos obsequios, el presidente tendría que colocar en su museo 112 botellas de vino, sin contar las que llegaron en cajas. De acuerdo con la relación proporcionada por la Unidad de Enlace, algunas otras botellas llegaron acompañadas de productos perecederos –como ostiones
ahumados– o envueltas en forma poco común, como las cinco botellas de vino tinto Egri Caberner cosecha 1999, procedente de Hungría, que llegó en un portafolio, o la botella de tequila José Cuervo que alguien envió dentro de una caja de madera pintada a mano y con herrajes diminutos.
En la petición de acceso a la información se incluían las tarjetas de agradecimiento, pero no se enviaron. Si la Unidad de Enlace hubiera satisfecho la demanda podría saberse quiénes le regalaron al presidente una caja con 12 botellas de vino argelino, un barco tallado en marfil, un crucifijo de piel, dos candelabros de plata y siete fotografías enmarcadas de sus cabalgatas por el norte del país o de giras de trabajo en México y en el extranjero. Previsiblemente, alguien le obsequió a Vicente Fox tres sillas de montar.
Sin embargo, con los datos obtenidos puede anticiparse el perfil de la biblioteca subterránea. Muchos de los 493 libros, folletos, guías y planos que aparecen en la relación son ediciones de gobiernos estatales, pero más de 70% de los anaqueles serían ocupados por los volúmenes que contienen las decisiones más recientes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Y sin embargo Vicente Fox fue obsequiado con un paquete de 26 tomos de literatura universal con cubiertas de piel, y otros 16 "finamente empastados", como indica el reporte. En su libro La familia presidencial bajo sospecha de corrupción, las periodistas Anabel Hernández y Arelí Quintero detallan que en el rancho La Estancia hay centenares de reses, venados, avestruces, borregos, así como caballos broncos y pura sangre. Hasta el momento, desde Los Pinos no se ha aclarado si los animales fueron comprados o regalados.
En su edición 1523, Proceso documentó que a finales de 2001, dos meses después de llegar a la Presidencia, Vicente Fox se hizo de una casa en Cuajimalpa, Distrito Federal. Aparentemente –según una investigación de Antonio Jáquez– esa propiedad se compró mediante un fideicomiso a nombre de los cuatro hijos del presidente; sin embargo, en realidad se trató de un regalo del empresario Roberto González Barrera. No obstante, el inmueble no se incluye en la lista.
La petición de Proceso abarcó también los regalos que llegaron a las oficinas de Marta Sahagún, Ramón Muñoz y Eduardo Sojo. Y a pesar de que existía un mandato expreso del IFAI para que se revisaran los archivos, la Unidad de Enlace de la Presi-dencia respondió que a esos despachos no llegaron obsequios y que por lo tanto esos datos no existen.
Entre la información oficial hay un dato que parece de broma: al presidente Fox le regalaron una toalla. El 19 de julio de 2000, el diario Milenio difundió el primer gran escándalo del gobierno de la
alternancia: alguien dentro de Los Pinos ordenó la compra de toallas y cada una costó más de 4 mil pesos.
Si se instala en Guanajuato el anunciado museo de Vicente Fox, en el cual puedan consultarse los archivos de su gestión y se exhiban los regalos que recibió durante su mandato, quedará de manifiesto la vieja práctica de quedar bien con el jefe del Ejecutivo.
Según la información que a regañadientes y en deliberado desorden entregó a Proceso la Presidencia de la República, a Vicente Fox lo han halagado con corbatas, chamarras, crucifijos, puros, hebillas, libros... y hasta con una toalla.
Rodear al presidente de la Repú-blica de obsequios es un ritual que sobrevivió a la alternancia partidista; Vicente Fox recibió por lo menos 18 esculturas de caballos, nueve pares de botas, tres sillas de montar, látigos de piel, espuelas, hebillas con su nombre, sombreros y 35 cajas de puros de prestigiadas marcas internacionales.
Esos presentes fueron enviados a Los Pinos, sigilosa o abiertamente, por 380 personas, entre ellas decenas de panistas y funcionarios públicos de todos los niveles. Algunos de éstos hicieron esfuerzos significativos por halagar al presidente aun a costa del erario. Por ejemplo, alguien le envió una réplica, en plata y a escala, de una torre de la Comisión Federal de Electricidad.
Entre los remitentes destacan decenas de gobernadores, ya sean cercanos a Andrés Manuel López Obrador –como el actual líder nacional del PRD, Leonel Cota–, panistas o priistas. Adivinaron o alguien les informó de los gustos de Fox, a quien le mandaron 15 chamarras de piel, cazadoras y deportivas, de marcas como Solito, Gore Tex y Dockers.
Todo esto de acuerdo con una relación de los regalos llegados entre enero de 2003 y junio de 2005 a la Presidencia de la República, que fue proporcionada a este semanario después de un largo litigio ante el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI). Finalmente, el pasado lunes 16 llegó la respuesta de la Unidad de Enlace a la solicitud que recibió desde el 18 de enero del presente año.
En ese documento oficial no aparecen los nombres de grandes empresarios o representantes de trasnacionales en México. Proceso tampoco ubicó a dueños de medios de comunicación, accionistas de bancos o miembros de las familias más ricas del país. Aproximadamente 85% de quienes enviaron los regalos son o fueron funcionarios con posibilidades de manejar recursos públicos; el resto son mandatarios de otras naciones.
No obstante, la Presidencia insinuó que este reportero podría ser objeto de alguna demanda por difundir la identidad de quienes mandaron los más de 800 obsequios. Con la lista de regalos y la de nombres, se incluyó el siguiente mensaje:
"La Unidad de Enlace cuenta con un CD que contiene información pública sistematizada en la lista de regalos enviados al C. Presidente de la República, el cual incluye los nombres de las personas que los hicieron. Así mismo, en cumplimiento a los estándares internacionales y a la legislación, la información puede imprimirse, reproducirse, respaldarse y procesarse sin problema alguno; en este sentido, sólo hacemos de su conocimiento que, de acuerdo a la legislación aplicable, es su responsabilidad el uso, difusión, comercialización, alteración total o parcial que se le dé a la información entregada."
Proceso difundirá en su página de internet (www.proceso.com.mx) las dos relaciones completas que la Presidencia se vio obligada a entregar a este reportero: tanto los 380 nombres como los 803 regalos, pues considera que, a partir de la resolución del IFAI, se trata de información pública y por lo tanto cualquier ciudadano puede consultarla, sin importar sus propósitos, de acuerdo con la Ley Federal de Transparencia.
Las listas se mostrarán por separado porque así las envió la Unidad de Enlace de Los Pinos: no hay manera de relacionar cada nombre con el objeto o los objetos que obsequió al presidente.
De esa forma, no puede saberse quién envió una escultura en plata y piedras semipreciosas; quién una cara de cerámica con certificado de autenticidad del Conaculta-INAH o un juego de mancuernillas con tipo y color de piedra preciosa intercambiable.
Tampoco hay manera de conocer el origen de cajas de regalos nada comunes, como una que contenía una corbata color verde seco, con las águilas utilizadas históricamente en el escudo nacional en amarillo, del diseñador Pineda Covalín, así como un juego de gargantilla y aretes en forma de lira, de un estilo utilizado en Europa durante el siglo XIX y diseñado por Ofelia Murrieta.
Otra caja llevaba una botella de champaña Heidsieck & Monopole Blue Top Brut, con hojas impresas al pie en forma de botas vaqueras, y un juego de plumas negras con filos dorados marca Aldo Domani Limited.
La Unidad de Enlace de Los Pinos ordenó alfabéticamente los nombres de quienes enviaron los regalos. Por separado, enlistó los objetos sin dividirlos en categorías, lo mismo artículos de uso personal, obsequios que provienen del extranjero, artesanías entregadas en giras de trabajo, vinos, litografías, libros, símbolos religiosos, medallas, placas conmemorativas de sus propios programas de gobierno y productos perecederos.
Sin embargo, en la lista puede comprobarse que de enero de 2003 a junio del año pasado al presidente Fox le regalaron 67 esculturas, de las cuales 18 representan caballos. Alguna son lujosas, como la "pieza de Arthur Court `Phoenix Bowl / Horse 10-1780'", un tazón de cristal, con adornos en el borde y con tres cabezas de caballo en plata.
Hay también una medalla de la virgen de Guadalupe con su cadena de plata; una corbata de la firma Hermès; una escultura de doña Josefa Ortiz de Domínguez con una antorcha en la mano, elaborada en resina negra, y una caja con 50 discos compactos.
Otros objetos son de uso personal, como un juego de mancuernillas de Tiffany's, cinco fuetes, dos látigos de piel y una colección especial de cinco relojes: "The Swatch Swiss Collection".
Quedando bien con el jefe
En la resolución del IFAI a favor de la solicitud tramitada por este reportero, se advierte que los funcionarios están impedidos legalmente para aceptar o recibir objetos que impliquen conflicto de intereses, así como de personas a quienes regulen, supervisen o con actividades vinculadas a sus tareas oficiales.
"Dicha prohibición subsiste incluso un año después de que un servidor público haya dejado el cargo. Es importante señalar que sólo la publicidad de los obsequios y los nombres facilitan hacer valer la norma referida", puntualizaron los comisionados del IFAI en su resolución aprobada por unanimidad.
Al respecto, el artículo 45 de la Ley Fe-deral de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos indica que, cuando los funcionarios de cualquier jerarquía reciban de una misma persona algún bien cuyo valor acumulado durante un año exceda 10 veces el salario mínimo general vigente en el Distrito Federal, deberán poner esos regalos a disposición de la Secretaría de la Función Pública (SFP).
En este caso, de acuerdo con el resolutivo del IFAI elaborado por el comisionado Alonso Lujambio, la aplicación de la mencionada ley tendría que tomar en cuenta el precio de los obsequios y los puestos de quienes los enviaron. Pero entre los remitentes de regalos que enlistó la Unidad de Enlace de la Presidencia destaca el nombre de Eduardo Romero Ramos, precisamente el titular de la SFP y, como tal, el funcionario encargado de vigilar la aplicación de la norma.
Otros funcionarios o exfuncionarios foxistas quedaron bien con el presidente: Alejandro Gertz Manero, exsecretario de Seguridad Pública; Alma Rosa Moreno, exdirectora del Sistema de Administración Tributaria; Carlos Abascal, secretario de Gobernación; Benjamín González Roaro, exdirector del ISSSTE; Cristóbal Jaimes, titular de la Comisión Nacional del Agua; Emilio Goichochea Luna, secretario particular del presidente; y Fernando Elizondo, secretario de Energía.
En la misma tesitura están: Fernando Sánchez Ugarte, director de la Comisión Federal de Competencia; FranciscoBarrio, exsecretario de Contraloría y Desarrollo Administrativo; Ana Teresa Aranda, secretaria de Desarrollo Social; Ignacio Carrillo Prieto, fiscal especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado; Josefina Vázquez Mota, exsecretaria de Desarrollo Social; Pedro Cerisola, titular de Comunicaciones y Transportes; y Santiago Creel, exsecretario de Gobernación.
En la lista aparecen personajes que ahora están abiertamente confrontados con el régimen foxista, como el exgobernador perredista de Zacatecas, Ricardo Monreal Ávila, y el excoordinador de la campaña de López Obrador, Jesús Ortega. Sin embargo, debido a la forma en que la Presidencia hizo pública la información, no hay manera de conocer cuáles de estos funcionarios enviaron a Los Pinos tres bustos de Vicente Fox, o la pintura al óleo en la que aparece acompañado de su esposa, Marta Sahagún.
Exhibición
El 4 de octubre, el vocero presidencial Rubén Aguilar anunció que ya se prepara un museo para exponer los archivos y los obsequios de Vicente Fox, así como una biblioteca subterránea.
En casi año y medio que abarca la solicitud de Proceso, Fox sólo recibió 30 condecoraciones, medallas y reconocimientos tanto del país como extranjeros. En comparación, le enviaron 35 cajas de puros, ocho juegos de mancuernillas y 16 agendas y calendarios.
Junto a esos obsequios, el presidente tendría que colocar en su museo 112 botellas de vino, sin contar las que llegaron en cajas. De acuerdo con la relación proporcionada por la Unidad de Enlace, algunas otras botellas llegaron acompañadas de productos perecederos –como ostiones
ahumados– o envueltas en forma poco común, como las cinco botellas de vino tinto Egri Caberner cosecha 1999, procedente de Hungría, que llegó en un portafolio, o la botella de tequila José Cuervo que alguien envió dentro de una caja de madera pintada a mano y con herrajes diminutos.
En la petición de acceso a la información se incluían las tarjetas de agradecimiento, pero no se enviaron. Si la Unidad de Enlace hubiera satisfecho la demanda podría saberse quiénes le regalaron al presidente una caja con 12 botellas de vino argelino, un barco tallado en marfil, un crucifijo de piel, dos candelabros de plata y siete fotografías enmarcadas de sus cabalgatas por el norte del país o de giras de trabajo en México y en el extranjero. Previsiblemente, alguien le obsequió a Vicente Fox tres sillas de montar.
Sin embargo, con los datos obtenidos puede anticiparse el perfil de la biblioteca subterránea. Muchos de los 493 libros, folletos, guías y planos que aparecen en la relación son ediciones de gobiernos estatales, pero más de 70% de los anaqueles serían ocupados por los volúmenes que contienen las decisiones más recientes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Y sin embargo Vicente Fox fue obsequiado con un paquete de 26 tomos de literatura universal con cubiertas de piel, y otros 16 "finamente empastados", como indica el reporte. En su libro La familia presidencial bajo sospecha de corrupción, las periodistas Anabel Hernández y Arelí Quintero detallan que en el rancho La Estancia hay centenares de reses, venados, avestruces, borregos, así como caballos broncos y pura sangre. Hasta el momento, desde Los Pinos no se ha aclarado si los animales fueron comprados o regalados.
En su edición 1523, Proceso documentó que a finales de 2001, dos meses después de llegar a la Presidencia, Vicente Fox se hizo de una casa en Cuajimalpa, Distrito Federal. Aparentemente –según una investigación de Antonio Jáquez– esa propiedad se compró mediante un fideicomiso a nombre de los cuatro hijos del presidente; sin embargo, en realidad se trató de un regalo del empresario Roberto González Barrera. No obstante, el inmueble no se incluye en la lista.
La petición de Proceso abarcó también los regalos que llegaron a las oficinas de Marta Sahagún, Ramón Muñoz y Eduardo Sojo. Y a pesar de que existía un mandato expreso del IFAI para que se revisaran los archivos, la Unidad de Enlace de la Presi-dencia respondió que a esos despachos no llegaron obsequios y que por lo tanto esos datos no existen.
Entre la información oficial hay un dato que parece de broma: al presidente Fox le regalaron una toalla. El 19 de julio de 2000, el diario Milenio difundió el primer gran escándalo del gobierno de la
alternancia: alguien dentro de Los Pinos ordenó la compra de toallas y cada una costó más de 4 mil pesos.
http://www.proceso.com.mx/revistaint.html?arv=139425&sec=13
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