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viernes, octubre 27, 2006

Opinión - Ruben Martín

Monica nos envia esta columna

Atole con el dedo

Atrapado como está entre guardias presidenciales, cotos de poder partidista y redes de intereses empresariales, Calderón es incapaz de incor-porar a la elaboración de su proyecto a las clases más necesitadas del país. Y en su lugar quiere darles atole con el dedo

Rubén Martín

Felipe Calderón no goza de la legitimidad de la mayoría de los mexicanos. Pero la falta de respaldo mayoritario no es compensada siquiera con creatividad. Uno pensaría que la manera tan desaseada y marrullera como se hizo del poder lo llevaría a plantear formas novedosas de ejercicio del gobierno y políticas incluyentes para, al menos, dividir al amplio bloque social opositor que lo considera ilegítimo.
Pero ni una cosa ni otra. En lugar de creatividad y acciones arriesgadas que saquen de balance a sus adversarios, Calderón sigue encerrado en su aparato de seguridad presidencial, en su estrecho círculo de colabo-radores que se patean bajo la mesa para repartirse las tradicionales cuotas de poder sexenal y comprometido con el pago de favores a los empresarios que le financiaron su campaña.

Ni siquiera carga en el discurso con proyectos nuevos y radicales como los que el país necesitaría ahora en medio de una crisis social y política. Incluso se arriesga a plagiar proyectos del priista Ernesto Zedillo.

Todo esto pudo verse en la reciente gira que Calderón hizo a la ciudad para encabezar la reunión de los “diálogos ciudadanos” para elaborar su proyecto México 2030. Lo primero que debe subrayarse es el ostentoso y molesto aparato de seguridad que le sigue a todas partes. Los cientos de guardias del Estado Mayor Presidencial y de policías estatales y mu-nicipales que se ponen a disposición de Calderón son en el fondo un reconocimiento de que una parte de la población no lo acepta como mandatario. Con el pretexto de vigilar la seguridad del panista, se restringe el derecho al libre tránsito de miles de ciudadanos de manera innecesaria.

Ésta forma de conducirse, de desplazarse físicamente y de ejercer sus poderes es al mismo tiempo una forma de mirar e interpretar la realidad, elaborar sus ideas y tomar sus decisiones. No es difícil suponer que el estar encerrado cotidianamente entre cientos de guardias presidenciales terminará por afectar y modificar la concepción de la realidad del próximo inquilino de Los Pinos.

Según en su discurso ante los asistentes al foro México 2030, para “tener una visión completa se requieren todas las visiones de México, cada persona, cada partido, cada sector de la sociedad tiene una mirada propia que es indispensable para aportar a una visión colectiva”.

En abierta contradicción con sus palabras, el “diálogo ciudadano” terminó por convertirse en una asamblea y veinte mesas de trabajo copadas por empresarios y burócratas estatales y federales. De los 638 invitados por los organizadores, 229 eran empresarios (36 por ciento) y 240 burócratas (37 por ciento), según consignó Mural.

En el programa calderonista para el próximo sexenio y el proyecto de país que se quiere proponer para los próximos 24 años, no existen las amas de casa, no existen las comunidades indígenas, no existen los productores ejidales, no existen los comerciantes ambulantes, no existen los migrantes, no existen los obreros, ni los académicos de las uni-versidades públicas, ni los estudiantes. Para este personaje no existe el México popular. Así lo confirman los tres foros regionales que ha realizado. Hasta ahora participan mayoritariamente integrantes de la clase empresarial, políticos y altos burócratas que por supuesto quieren continuidad en las políticas del próximo gobierno. Y eso es justamente lo que Calderón está proponiendo. Las líneas centrales de su proyecto son va-riaciones apenas de los programas de ajuste estructural que se han echado a andar en el país desde Miguel de la Madrid a la fecha.

Pero hablábamos incluso de falta de creatividad y reproducción simple y pura de viejos proyectos anteriores. El martes, al referirse a los proyec-tos de infraestructura para la región Occidente del país, Calderón se plagió la apuesta por los corredores multimodales que ya había anunciado Zedillo en su Plan Nacional de Desarrollo Urbano.

De modo que atrapado como está entre guardias presidenciales, cotos de poder partidista y redes de intereses empresariales, Calderón es in-capaz de incorporar a la elaboración de su proyecto a las clases más necesitadas del país. Y en su lugar quiere darles atole con el dedo. Pero al parece ya mucha gente se hartó del mismo atole.

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