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lunes, octubre 23, 2006

Opinión - Rogelio Campos

Mural
Sabado 21 Octubre 2006

Uno de los principales temas de la semana fue el de los bonos que se autoasignaron los magistrados del Trife. Dicen que “El buen juez por su casa empieza”, y estos personajes empezaron por ser justos con ellos mismos. Titulares de una de las instituciones de las que, según nos dicen, debemos sentirnos orgullosos, seguramente procedieron a hacer una valoración de su propia actuación. Su criterio, el mismo con el que resolvieron delicados asuntos electorales, los llevó a justipreciar que cada uno merece un megabono de 7 millones de pesos.

Estos “príncipes de la justicia” también se asignaron sueldos que rondan los 400 mil pesos mensuales. Lo anterior quiere decir que cada uno se sacrificó, durante los 10 años de su encargo, con ingresos que ascienden a 45 millones de pesos. Con esos sueldos, un bono de 7 millones sería como la propina.

Uno de estos magistrados es José Fernando Ojesto Martínez Porcayo, de quien ya habíamos apuntado en “Justicia ciega...por el dinero” (4 marzo 2006), quien es autor del ensayo intitulado Ética y Justicia Electoral, que puede ser consultado en http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derycul/cont/11/eyr/eyr3.pdf.

El título es por demás sugerente y, acorde a los tiempos que vivimos; resulta kafkiano. En este ensayo podemos encontrar las siguientes frases: “A la prudencia se liga la moderación, la sensatez y la razonabilidad...Al juez se le ve como imagen de la equidad y siervo de la misma... La figura del juez ha estado siempre relacionada con la virtud... cualidad esencial ligada a la prudencia”. Es fascinante que alguien escriba con la diestra estos conceptos y que con la mano izquierda cobre estas sumas millonarias.


Los recursos para dar estos 42 millones se fueron depositando en fideicomisos que se constituyeron con recursos públicos. El monto generó una repulsa generalizada. Los magistrados entonces recularon y dijeron que nada más se llevarían 3 millones. La cantidad original de 7 millones por magistrado se estableció “a ver si pegaba”, y solamente pegó tantito.

En “Justicia ciega… por el dinero”, expresamos: “Esperemos también que los altos ingresos de los actuales magistrados los hayan dejado colmados, satisfechos”; ya vimos que no, que se quedaron con ganas de su “pilón”. También expresamos el deseo de que para relevar a los actuales la Corte propusiera a personas con conocimiento y compromiso con el servicio público y que no fueran víctimas de la tentación y la ambición por el dinero. A la fecha, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya ha determinado las ternas para suplir a seis magistrados electorales y las ha enviado al Senado.


EL CASO DE JACINTO SILVA
Al inicio del proceso de renovación del Trife participaron seis jaliscienses, y actualmente sólo sobrevive uno de ellos, Jacinto Silva Rodríguez, quien se desempeña actualmente como Magistrado presidente de la Sala Regional Guadalajara del Tribunal federal, cargo para el que fue designado en 2005. Antes de esta experiencia nunca tuvo contacto con la materia electoral.

Jacinto Silva ha forjado una carrera pública meteórica, siempre impulsado por el PAN. El primer cargo público que desempeñó fue el de Contador Mayor de Hacienda; de este episodio destacan dos puntos que al parecer están arrinconados en la memoria de los jaliscienses.

Silva Rodríguez logró ser Contador Mayor (1997-1998) sin contar con los requisitos correspondientes que establecía el marco normativo, y así lo registra el diario de los debates del 20 de mayo de 1997. El Informador registró puntual y claramente el dato (Mayo 21, 1997). Pudo más la fuerza de la mayoría que lo nombró que el marco normativo. Jacinto se registró “a ver si pegaba”, y pegó. Fue Contador Mayor.

Como Contador Mayor, Jacinto Silva debió revisar las cuentas de Alberto Cárdenas, quien lo impulsó a ese cargo. Una vez que lo dejó, Silva tenía la prohibición de prestar servicios al Gobierno durante tres años. A pesar de esto, el mismo año que dejó de ser Contador Mayor prestó servicios para el Gobierno de Cárdenas Jiménez como asesor. Lo hizo “a ver si pegaba”, y no pegó.

El cazador fue cazado. El ex Contador Mayor fue pillado por el propio organismo que él había encabezado. Silva tuvo que devolver la cantidad cobrada para que se aprobara la cuenta pública 1998 de Alberto Cárdenas. MURAL publicó el 15 de diciembre de 2001 “Aprueban cuenta tras reintegro por asesoría”, y el 20 del mismo mes, “Aprueban cuentas de ex Gobernador”. En ambas notas se narra con lujo de detalle la irregularidad y la forma en que se subsanó.

Ahora, Jacinto Silva pretende ser Magistrado de la Sala Superior del Trife. Ha pasado el filtro de la Corte, que probablemente no conoce estos antecedentes del profesionista, o si los conoce, los considera “pecados veniales”.

La decisión está en la cancha de los senadores. Uno de estos senadores es Alberto Cárdenas, otro es Héctor Pérez Plazola, quien siendo diputado votó por Jacinto para el cargo de Contador Mayor. A ver si pega...

rogelio_campos@yahoo.com

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