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viernes, enero 30, 2009

No hay quien defienda a Temaca

Foto:Cesar Huerta/Extensión Medios


Miguel Ángel Casillas Báez

Público-Milenio

Viernes, 30 Enero, 2009

No hay quien defienda a los pueblos católicos de Temacapulín, Acasico ni Palmarejo. Ni al obispo de San Juan de los Lagos, Felipe Salazar, se le ocurre que ahí, como en los tiempos de Sodoma y Gomorra, hubiera algún justo. Más bien piensa que ahí sólo dejan monedas de menos de dos en la canasta y por ende no vale la pena. ¿Para qué un templo? ¿Para que vaya una veintena de creyentes? No se le ocurre defenderlos, se oculta en silencio mientras lo vemos recibir los millones en la fiesta de La Candelaria. El dinero de creyentes, claro está, pero no se atreve a pedir respeto por la gente que vive, que ora, que suplica al cielo y a la tierra el respeto que se merecen.

No hay quien defienda al pueblo de Temaca pero sí hay yunquistas de la vieja guardia que van a misa y promueven clases de Biblia en Casa Jalisco. Sólo el cardenal Juan Sandoval ha salido a la defensa de Temaca y pidió lo mismo que la Comisión Estatal de Derechos Humanos: que se presenten alternativas. Pero para el gobierno de Emilio González Márquez —con todo y su madre como progenitora de un hijo que la mienta mucho— lo más importante en estos momentos es hacer el capricho del grupo político que encabezan Martita Sahagún y Vicente Fox.

Sí se han visto asuntos muy graves en toda esta cuestión. La gente de Temaca, armada en una resistencia, está siendo provocada de muchas formas. La CEDHJ ha emitido varias recomendaciones que no le importan al gobierno de Jalisco, le avientan la bolita al gobierno federal. Entre unos y otros intentan matar a un pueblo y no hay miembro de la Iglesia que defienda lo que se está haciendo ahí.

Existimos muchos que nos hemos metido a esta defensa, periodistas o miembros de organizaciones no gubernamentales, pero el gobernador dice que somos extranjeros y que no sabe a qué se debe el interés, cuestiona las razones que nos mueven para defender al pueblo.

El gobernador ya se olvidó de que el pueblo tiene una lucha propia para defenderse porque en muchas ocasiones el gobierno es su principal verdugo. Se le olvidó que a él mismo lo encerraron en la cárcel porque luchaba a favor de que el voto fuera libre, válido y que contara. Ya se le olvidó. Ahora los que luchamos a favor de Temaca, los que somos alteños, los que queremos que el pueblo viva, somos extranjeros.

Es tan analfabeta e ignorante —no pretendo descubrir el hilo negro— que ignora que las macropresas y las megaconstrucciones hidráulicas ya están siendo desechadas en todo el mundo por no ser viables ni económicamente ni para el medio ambiente ni en tema de derechos humanos. Se le olvida al empedernido y terco —empedernido por necio no por borracho, aunque también aplica— que como servidor público no está obedeciendo al pueblo que lo eligió y sí, en cambio, está obedeciendo lo que otro grupo, en otra entidad, está mandando para la construcción de la presa sobre el río Verde.

Hay alternativas pero las quiere desoír y prefiere que nosotros se las mostremos. Y, fíjese usted lo que son las ironías de la vida, el diputado local José Luis Íñiguez —el principal traidor de Temaca— ahora busca el nombramiento de su partido para irse al Congreso de la Unión cuando la criatura no conoce ni lo que es la Constitución y se atiene a que la gente votará por el PAN, de nuevo, llegándole los votos de rebote. Eso es si los que podemos no alcanzamos a detener esta traición al pueblo. Qué ganas tengo de que este personaje empiece la campaña para retarlo a un debate.

Lo peor de todo es que César Coll, el director de la Comisión Estatal de Agua y Saneamiento, está acusando al sacerdote Gabriel Espinoza Íñiguez de ser un violento, de provocar a la gente. Lo está acusando de defender el pueblo de sus padres y de sus abuelos; está acusándolo de que por su culpa del sacerdote no se pueden hacer las negociaciones en lo oscurito como quisiera el señor Coll Carabias. ¡Ya basta! ¡Esto es el colmo de las provocaciones!

César Coll y Emilio González quieren llevar a Temaca al Ejército mexicano, que por cierto está apostado en una bodega en la entrada a San Miguel el Alto listo para actuar. Quieren que se desate la violencia disparando injurias y difamaciones contra el sacerdote Gabriel Espinoza, que es una persona valiosa doblemente, según lo podemos saber quienes lo conocemos.

A Gabriel lo apoyamos, estamos con él. Da la cara, no se esconde como lo ha hecho Emilio y como lo hace César Coll. Gabriel Espinoza sí da ministerio de amor y defensa de los desposeídos, de los pobres y de los marginados, no como el obispo de San Juan de los Lagos, que está recibiendo millones de pesos de peregrinos. César Coll está provocando. Y Emilio González será el responsable de levantar un polvorín en su propia tierra. Que sobre sus cabezas caiga la declaración de enemistad.

Las cosas han sido pacíficas hasta ahora. No ha habido más que mentadas de madre, y ésas son las que Emilio le ha hecho al pueblo de Jalisco. Ésa sí que es violencia verbal, señor César Coll. Decirle a usted que es un alevoso no es acusarlo de nada, porque como servidor público no atiende, no escucha. Sólo le urge gastar siete mil millones de pesos que el gobierno federal le está entregando, hasta ahorita, para levantar una cortina en el río Verde. Falta leer la recomendación de la CEDHJ porque esa misma bien que aplicaría con sus bemoles para el río Verde.

Es urgente que responda la Comisión Nacional de Derechos Humanos, porque el señor César Coll ya llegó a las amenazas.



::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Lic. Andrés Manuel López Obrador en 2008::

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