Gracias a la usurpación y las acciones como Secretario de Energía del que ahora se ostenta como Presidente, Felipe Calderón, esta semana se inició el desmantelamiento de la planta de Hitachi en la zona metropolitana de Guadalajara, además del despido de 220 empleados, con la eventual pérdida de más de 4,500 empleos:
AQUÍ SOMOS LA LEY
Hermenegildo Olguín Reza
Las violaciones a los derechos laborales de los 4 mil 500 trabajadores de la empresa Hitachi se han acentuado después de que el 3 de febrero pasado se anunciara oficialmente que la planta cerrará para trasladarse a Filipinas, en busca de mayor ganancia a un costo menor.
Incluso se vive un ambiente de hostigamiento que este año ha obligado a más de 100 empleados a renunciar. Para colmo, mientras la empresa anuncia que concluirá sus actividades con liquidaciones conforme a derecho, la empresa que subcontrata a los trabajadores, Caspem, pretende que esas liquidaciones sean de menos de la mitad de lo marcado en la ley, según manifiestan varios obreros a este reportero.
La empresa de origen japonés Hitachi está asentada en el corredor industrial de El Salto y produce sliders, microcomponentes que permiten leer los discos duros de las computadoras.
Robert Holleran, director de Operaciones Internacionales de la maquiladora, anunció hace tres meses que el corporativo arrastraba una pérdida acumulada de 750 millones de dólares en los últimos cuatro años, por lo que no podía continuar funcionando.
El anuncio sobrevino después de que, desde finales de 2006, surgieron en Hitachi rumores internos sobre el posible cambio de nombre de Caspem, S.A. de C.V. Debido a la falta de información, los empleados se enteraron del cierre de la empresa por el boletín que publicaron algunos periódicos locales y no por los directivos. Cuando ya no se pudo ocultar la verdad, los supervisores de los departamentos de producción y manufactura se encargaron de decirles a todos que sólo les restaba trabajar más duro para cuidar la chamba durante el año y medio que les queda en Hitachi.
Pronto empezaron a amenazar y a presionar para que el mayor número posible de trabajadores renuncien por sí mismos antes de que lleguen las liquidaciones.
Adriana Alejo, trabajadora con siete años de antigüedad, comenta en entrevista que hace semanas oyó que un supervisor advertía: “Antes de que yo me vaya, me voy a llevar a dos o tres (empleados) entre las patas, para que se anden con cuidado”.(¿el marrano este habrá votado por el PAN?)
Con cinco años y medio en Hitachi, Margarita Perezchica confirma que “en febrero, por las presiones que empezaron a realizar sobre nosotros, renunció un grupo de alrededor de 50 trabajadores, y en marzo otro grupo similar. Sin embargo, a la fecha no sabemos con exactitud cuántos han abandonado la empresa, porque casi a diario se van de a dos o tres empleados”.
Silvia Durán y Misael García, también trabajadores de Hitachi, señalan que “la actuación de la empresa y de los empleadores intermediarios ha sido la misma desde antes. Ahora dicen que van a liquidar conforme a derecho, pero cuando algunos de nuestros compañeros se han ido de la empresa, sacan unos supuestos expedientes y se los ponen enfrente a cada trabajador; hacen descuentos por innumerables cosas, de manera ilegal, y terminan dando cantidades ridículas, hasta de 300 pesos, como liquidación”.
Trucos y rapiña
La falta de claridad en las relaciones laborales de esa empresa empezó hace mucho. Relata Adriana Alejo que cuando ella ingresó se tenía que firmar con el membrete Azanza y Asociados, el intermediario de entonces.
“A partir del año 2000 Azanza, propiedad de José Luis Azanza de Quevedo, dejó su lugar a Caspem, Ensambles y Manufacturas, S.A. de C.V., que durante dos años se dividió la contratación del personal de Hitachi a 50% con la empresa Satur. A partir de 2002 Caspem se encarga de toda la contratación.
“En ese lapso nunca nos dieron información ni nos enseñaron las condiciones de trabajo, y en cuanto a contratos, sólo nos dieron a firmar tres o cuatro, cada uno por 30 días. Nos enteramos de casos con contratos de 60 y hasta 90 días, pero era igual: en los hechos duraban un año o más para volver a extender un nuevo contrato”.
Esa irregular situación laboral llegó al límite a finales de 2006, cuando empezó a circular un formato en el que Caspem les pedía a los trabajadores relevar a Hitachi de adeudos anteriores y de cualquier responsabilidad. Muchos no los firmaron y se agrió más la relación con los directivos.
Pero Adriana Alejo recuerda otros hechos que dañaron la relación: años atrás, la producción de los sliders se trasladó parcialmente a China, y los directivos, a través de los supervisores, “nos empezaron a decir que por nuestra culpa, por nuestra incapacidad, por nuestra falta de profesionalismo se habían llevado la chamba para allá”.
Afirmación falsa de toda falsedad, la producción de sliders regresó a Guadalajara porque la transferencia de producción a China resultó un fracaso total. La planta jaliciense por varios años se ostentó como la principal fabricante de sliders (cabezales de disco duro) del mundo. Por algo habrá sido.
Después de eso, hubo “una disparidad salarial que se dio entre varios departamentos. Yo empecé trabajando una semana 36 horas –tres días de 12 horas– y 48 horas –cuatro días del mismo número de horas– con un sueldo de 127 pesos con 20 centavos. Después del traslado de una parte del trabajo a China empezaron las presiones y nos quisieron bajar el salario. Hablaban de disciplina laboral para bajar costos. Como la mayoría no aceptamos esa propuesta, los patrones adoptaron una actitud abiertamente represiva”.
–Tengo entendido que un gran porcentaje de la mano de obra es femenina –comenta el reportero.
–Desde luego. Hay muchas más mujeres en Hitachi.
Margarita Perezchica abunda: “Hay que aclarar que hace muchos años Hitachi empezó, según tenemos entendido, empleando a muchos estudiantes y jóvenes a los que se les pagaba poco. Pero con el paso del tiempo se empezó a emplear sobre todo a mujeres, muchas de ellas madres solteras, con grandes necesidades económicas, y a ellas es a quienes se les ha querido aplicar con mayor fuerza la restricción de salario y de prestaciones económicas”.
Y el cardenal se atreve a afirmar que son los perredistas los que no tienen madre
Por su parte, Misael García y Silvia Durán señalan que este año los directivos, a la primera oportunidad, levantan actas administrativas en contra de los empleados:
“Se sacaron de la manga algo ilegal. Al final de la quincena, si por alguna razón faltamos un día, nos cuentan la falta triple, por lo que si tenemos una falta más en el mismo mes nos dicen que eso es suficiente para corrernos.
“También nos ponen trabas y complicaciones: antes nos daban una tolerancia de 15 minutos para llegar al trabajo, ahora nos marcan tardanza al primer segundo de la hora a la que debemos llegar. Sólo tenemos dos oportunidades de ir al baño a lo largo de la jornada de 12 horas. Estamos de pie toda la jornada. Nos presionan con el poco tiempo que tenemos para desayunar y para comer: 15 y 35 minutos, respectivamente, lo que no nos alcanza, si tomamos en cuenta que algunos se tienen que quitar ropa de trabajo para salir de su departamento. Y como ésas, hay muchas más”.
Los entrevistados coinciden en que han reclamado esas violaciones a la ley laboral y la respuesta ha sido prepotente:
–Háganle como quieran. Nosotros, aquí, somos la ley –les ha dicho más de un directivo.
Manipulación de prestaciones
En la lista de violaciones a los derechos laborales del personal de Hitachi, después de la falta de contratos definitivos resaltan la reducción del salario por castigos no justificados y el pago discrecional de prestaciones.
“Nos hemos opuesto a las reducciones de salario, pero hay muchos trabajadores que son presionados y ya no dicen nada”, comenta Margarita Perezchica.
En cuanto al caprichoso manejo de prestaciones, Adriana Alejo revela:
“Algunos empleados tenemos un fondo de ahorro variable –a muchos se les eliminó hace más de un año– y una despensa de 127 pesos semanales, pero el bono mensual de productividad lo bajaron recientemente de 670 a 450 pesos; el aguinaldo de 20 lo bajaron a 15 días, y la prima vacacional de 40% a 25%”.
–¿Y el pago de utilidades?
–No existe de plano. A veces son 10 pesos en un año. Es de risa.
–¿Y las vacaciones?
–Las reducen a cada rato y como se les antoja. A lo largo de todos estos años nos hemos dado cuenta de cómo “descansan” a trabajadores por sobreproducción o por solicitud expresa ante un evento especial que tenemos, y esos días nos los descuentan de nuestras vacaciones.
Interviene Margarita Perezchica:
–Una situación muy grave se da en especial con el pago de las horas extras. Nuestra jornada es de semanas de cuatro por tres, es decir cuatro días trabajados –12 horas en cada uno de ellos– por tres de descanso. Según la Ley Federal del Trabajo entendemos que no sobrepasa la carga semanal de trabajo ordinario. Pero si después de esas 48 horas semanales nos pedían que trabajáramos más, las siguientes ocho horas las pagan como horas ordinarias. Es lo que ellos llaman “tiempo de descanso trabajado”. En realidad, ésas las deberían pagar dobles, como dice la ley. De las siguientes horas, sólo nueve las pagan al doble y el resto al triple. Hay una evidente violación laboral.
Adriana Alejo redondea:
–Como muchos necesitan el dinero de horas extras, lo aceptan aunque sean mal pagadas. Se han dado casos de jornadas mayores de 12 horas e incluso hemos sabido de personas que laboran 24 horas seguidas.
Si hacemos caso a la nota de la Jornada, la fábrica de El Salto representó menos del 1% de las pérdidas de la compañía. ¿Qué fue el problema? Una administración corporativa que no supo adaptarse a las condiciones del mercado, y para el caso de México, pesó para condenar a esos miles de personas al desempleo el hecho de que en México contamos con los servicios de telecomunicaciones más caros del mundo, con energéticos caros -con la excepción de unos cuantos empresarios privilegiados- producto de la estrategia que a partir de 1993 implantó Carlos Salinas de Gortari para destruir a las empresas del ramo energético propiedad del Estado: LyFC, CFE y PEMEX, estrategia que motivó la renuncia de su entonces Secretario de Energía, el ing. Fernando Hiriart Balderrama, pero que fue seguida a pie juntillas por sus demás cómplices incluyendo, claro está, a Vicente Fox y Felipe Calderón.
En el programa Cosa Pública del pasado 8 de mayo se entrevista a 3 empleados de Hitachi, quienes de viva voz relatan los múltiples atropellos de los que han sido víctima los trabajadores. Es tal la presión a la que están sometidos los trabajadores, que les fue necesario cubrir sus rostros con máscaras en la manifestación del pasado 1 de mayo:
Que por algo, me recuerda mucho a esto:
La realidad imitando al arte.
Los programas de Cosa Pública están disponibles en la dirección de Programas Notisistema, además del programa del 8 de mayo, se recomienda ampliamente el programa del lunes 7, con una excelente entrevista al ex-senador Felipe Vicencio, que fue de los pocos panistas que se opusieron a la ley Televisa, probablemente el único panista honesto con que cuenta ese partido en Zapopan, además del programa de ayer, en el que continúa el relato de la lucha de "Mascarita Sagrada" Juan Sandoval Iñiguez vs. "Los hijos de las Tinieblas" del PRD, en la que pronto el purpurado cristero-neonazi invitará a la destrucción de los izquierdistas moros-comunistas:
Programas Notisistema
Cosa Pública ( Lunes 07 de Mayo de 2007 )
Cosa Pública ( Martes 08 de Mayo de 2007 )
Cosa Pública ( Miércoles 09 de Mayo de 2007 )
Podcast iTunes
Podcast Genérico
...la empresa fabrica un componente de tecnología específico para los productos de discos duros y no hay otra compañía en México que haga algo similar, por lo que se verán afectados muchos proveedores y servicios.En pocas palabras, no sólo se perderán los empleos en la planta propiamente dicha, si no también serán afectadas muchísimas empresas más de la ciudad. Antes esta planta pertenecía a IBM Storage, en esta planta la gran mayoría de los estudiantes del ramo electrónico y de informática de Guadalajara por más de una década empezaron a laborar, es difícil encontrar en esta ciudad un profesional del ramo que no hubiese laborado en IBM/Hitachi. ¿Por qué el alto nivel de rotación de personal? La respuesta está a continuación en este artículo de Proceso Jalisco:
El pasado 22 de marzo, el directivo de Hitachi confirmó el cierre definitivo de la planta Guadalajara de la compañía, luego de que determinaron instalarla en Filipinas, porque en los últimos cuatro años sufrieron pérdidas por siete millones de dólares en esta ciudad.
AQUÍ SOMOS LA LEY
Hermenegildo Olguín Reza
- Como si no existiera legislación laboral alguna en el país, las empresas Hitachi y Caspem –que subcontrata al personal de la primera– pretenden liquidar con cantidades ridículas a los trabajadores de la maquiladora de componentes electrónicos en El Salto. Ese abuso es sólo el remate de un comportamiento empresarial que viola, hasta ahora impunemente, los derechos laborales. Y de eso se ufanan los directivos...
Las violaciones a los derechos laborales de los 4 mil 500 trabajadores de la empresa Hitachi se han acentuado después de que el 3 de febrero pasado se anunciara oficialmente que la planta cerrará para trasladarse a Filipinas, en busca de mayor ganancia a un costo menor.
Incluso se vive un ambiente de hostigamiento que este año ha obligado a más de 100 empleados a renunciar. Para colmo, mientras la empresa anuncia que concluirá sus actividades con liquidaciones conforme a derecho, la empresa que subcontrata a los trabajadores, Caspem, pretende que esas liquidaciones sean de menos de la mitad de lo marcado en la ley, según manifiestan varios obreros a este reportero.
La empresa de origen japonés Hitachi está asentada en el corredor industrial de El Salto y produce sliders, microcomponentes que permiten leer los discos duros de las computadoras.
Robert Holleran, director de Operaciones Internacionales de la maquiladora, anunció hace tres meses que el corporativo arrastraba una pérdida acumulada de 750 millones de dólares en los últimos cuatro años, por lo que no podía continuar funcionando.
El anuncio sobrevino después de que, desde finales de 2006, surgieron en Hitachi rumores internos sobre el posible cambio de nombre de Caspem, S.A. de C.V. Debido a la falta de información, los empleados se enteraron del cierre de la empresa por el boletín que publicaron algunos periódicos locales y no por los directivos. Cuando ya no se pudo ocultar la verdad, los supervisores de los departamentos de producción y manufactura se encargaron de decirles a todos que sólo les restaba trabajar más duro para cuidar la chamba durante el año y medio que les queda en Hitachi.
Pronto empezaron a amenazar y a presionar para que el mayor número posible de trabajadores renuncien por sí mismos antes de que lleguen las liquidaciones.
Adriana Alejo, trabajadora con siete años de antigüedad, comenta en entrevista que hace semanas oyó que un supervisor advertía: “Antes de que yo me vaya, me voy a llevar a dos o tres (empleados) entre las patas, para que se anden con cuidado”.(¿el marrano este habrá votado por el PAN?)
Con cinco años y medio en Hitachi, Margarita Perezchica confirma que “en febrero, por las presiones que empezaron a realizar sobre nosotros, renunció un grupo de alrededor de 50 trabajadores, y en marzo otro grupo similar. Sin embargo, a la fecha no sabemos con exactitud cuántos han abandonado la empresa, porque casi a diario se van de a dos o tres empleados”.
Silvia Durán y Misael García, también trabajadores de Hitachi, señalan que “la actuación de la empresa y de los empleadores intermediarios ha sido la misma desde antes. Ahora dicen que van a liquidar conforme a derecho, pero cuando algunos de nuestros compañeros se han ido de la empresa, sacan unos supuestos expedientes y se los ponen enfrente a cada trabajador; hacen descuentos por innumerables cosas, de manera ilegal, y terminan dando cantidades ridículas, hasta de 300 pesos, como liquidación”.
Trucos y rapiña
La falta de claridad en las relaciones laborales de esa empresa empezó hace mucho. Relata Adriana Alejo que cuando ella ingresó se tenía que firmar con el membrete Azanza y Asociados, el intermediario de entonces.
“A partir del año 2000 Azanza, propiedad de José Luis Azanza de Quevedo, dejó su lugar a Caspem, Ensambles y Manufacturas, S.A. de C.V., que durante dos años se dividió la contratación del personal de Hitachi a 50% con la empresa Satur. A partir de 2002 Caspem se encarga de toda la contratación.
“En ese lapso nunca nos dieron información ni nos enseñaron las condiciones de trabajo, y en cuanto a contratos, sólo nos dieron a firmar tres o cuatro, cada uno por 30 días. Nos enteramos de casos con contratos de 60 y hasta 90 días, pero era igual: en los hechos duraban un año o más para volver a extender un nuevo contrato”.
Esa irregular situación laboral llegó al límite a finales de 2006, cuando empezó a circular un formato en el que Caspem les pedía a los trabajadores relevar a Hitachi de adeudos anteriores y de cualquier responsabilidad. Muchos no los firmaron y se agrió más la relación con los directivos.
Pero Adriana Alejo recuerda otros hechos que dañaron la relación: años atrás, la producción de los sliders se trasladó parcialmente a China, y los directivos, a través de los supervisores, “nos empezaron a decir que por nuestra culpa, por nuestra incapacidad, por nuestra falta de profesionalismo se habían llevado la chamba para allá”.
Afirmación falsa de toda falsedad, la producción de sliders regresó a Guadalajara porque la transferencia de producción a China resultó un fracaso total. La planta jaliciense por varios años se ostentó como la principal fabricante de sliders (cabezales de disco duro) del mundo. Por algo habrá sido.
Después de eso, hubo “una disparidad salarial que se dio entre varios departamentos. Yo empecé trabajando una semana 36 horas –tres días de 12 horas– y 48 horas –cuatro días del mismo número de horas– con un sueldo de 127 pesos con 20 centavos. Después del traslado de una parte del trabajo a China empezaron las presiones y nos quisieron bajar el salario. Hablaban de disciplina laboral para bajar costos. Como la mayoría no aceptamos esa propuesta, los patrones adoptaron una actitud abiertamente represiva”.
–Tengo entendido que un gran porcentaje de la mano de obra es femenina –comenta el reportero.
–Desde luego. Hay muchas más mujeres en Hitachi.
Margarita Perezchica abunda: “Hay que aclarar que hace muchos años Hitachi empezó, según tenemos entendido, empleando a muchos estudiantes y jóvenes a los que se les pagaba poco. Pero con el paso del tiempo se empezó a emplear sobre todo a mujeres, muchas de ellas madres solteras, con grandes necesidades económicas, y a ellas es a quienes se les ha querido aplicar con mayor fuerza la restricción de salario y de prestaciones económicas”.
Y el cardenal se atreve a afirmar que son los perredistas los que no tienen madre
Por su parte, Misael García y Silvia Durán señalan que este año los directivos, a la primera oportunidad, levantan actas administrativas en contra de los empleados:
“Se sacaron de la manga algo ilegal. Al final de la quincena, si por alguna razón faltamos un día, nos cuentan la falta triple, por lo que si tenemos una falta más en el mismo mes nos dicen que eso es suficiente para corrernos.
“También nos ponen trabas y complicaciones: antes nos daban una tolerancia de 15 minutos para llegar al trabajo, ahora nos marcan tardanza al primer segundo de la hora a la que debemos llegar. Sólo tenemos dos oportunidades de ir al baño a lo largo de la jornada de 12 horas. Estamos de pie toda la jornada. Nos presionan con el poco tiempo que tenemos para desayunar y para comer: 15 y 35 minutos, respectivamente, lo que no nos alcanza, si tomamos en cuenta que algunos se tienen que quitar ropa de trabajo para salir de su departamento. Y como ésas, hay muchas más”.
Los entrevistados coinciden en que han reclamado esas violaciones a la ley laboral y la respuesta ha sido prepotente:
–Háganle como quieran. Nosotros, aquí, somos la ley –les ha dicho más de un directivo.
Manipulación de prestaciones
En la lista de violaciones a los derechos laborales del personal de Hitachi, después de la falta de contratos definitivos resaltan la reducción del salario por castigos no justificados y el pago discrecional de prestaciones.
“Nos hemos opuesto a las reducciones de salario, pero hay muchos trabajadores que son presionados y ya no dicen nada”, comenta Margarita Perezchica.
En cuanto al caprichoso manejo de prestaciones, Adriana Alejo revela:
“Algunos empleados tenemos un fondo de ahorro variable –a muchos se les eliminó hace más de un año– y una despensa de 127 pesos semanales, pero el bono mensual de productividad lo bajaron recientemente de 670 a 450 pesos; el aguinaldo de 20 lo bajaron a 15 días, y la prima vacacional de 40% a 25%”.
–¿Y el pago de utilidades?
–No existe de plano. A veces son 10 pesos en un año. Es de risa.
–¿Y las vacaciones?
–Las reducen a cada rato y como se les antoja. A lo largo de todos estos años nos hemos dado cuenta de cómo “descansan” a trabajadores por sobreproducción o por solicitud expresa ante un evento especial que tenemos, y esos días nos los descuentan de nuestras vacaciones.
Interviene Margarita Perezchica:
–Una situación muy grave se da en especial con el pago de las horas extras. Nuestra jornada es de semanas de cuatro por tres, es decir cuatro días trabajados –12 horas en cada uno de ellos– por tres de descanso. Según la Ley Federal del Trabajo entendemos que no sobrepasa la carga semanal de trabajo ordinario. Pero si después de esas 48 horas semanales nos pedían que trabajáramos más, las siguientes ocho horas las pagan como horas ordinarias. Es lo que ellos llaman “tiempo de descanso trabajado”. En realidad, ésas las deberían pagar dobles, como dice la ley. De las siguientes horas, sólo nueve las pagan al doble y el resto al triple. Hay una evidente violación laboral.
Adriana Alejo redondea:
–Como muchos necesitan el dinero de horas extras, lo aceptan aunque sean mal pagadas. Se han dado casos de jornadas mayores de 12 horas e incluso hemos sabido de personas que laboran 24 horas seguidas.
Si hacemos caso a la nota de la Jornada, la fábrica de El Salto representó menos del 1% de las pérdidas de la compañía. ¿Qué fue el problema? Una administración corporativa que no supo adaptarse a las condiciones del mercado, y para el caso de México, pesó para condenar a esos miles de personas al desempleo el hecho de que en México contamos con los servicios de telecomunicaciones más caros del mundo, con energéticos caros -con la excepción de unos cuantos empresarios privilegiados- producto de la estrategia que a partir de 1993 implantó Carlos Salinas de Gortari para destruir a las empresas del ramo energético propiedad del Estado: LyFC, CFE y PEMEX, estrategia que motivó la renuncia de su entonces Secretario de Energía, el ing. Fernando Hiriart Balderrama, pero que fue seguida a pie juntillas por sus demás cómplices incluyendo, claro está, a Vicente Fox y Felipe Calderón.
En el programa Cosa Pública del pasado 8 de mayo se entrevista a 3 empleados de Hitachi, quienes de viva voz relatan los múltiples atropellos de los que han sido víctima los trabajadores. Es tal la presión a la que están sometidos los trabajadores, que les fue necesario cubrir sus rostros con máscaras en la manifestación del pasado 1 de mayo:
Que por algo, me recuerda mucho a esto:
La realidad imitando al arte.
Los programas de Cosa Pública están disponibles en la dirección de Programas Notisistema, además del programa del 8 de mayo, se recomienda ampliamente el programa del lunes 7, con una excelente entrevista al ex-senador Felipe Vicencio, que fue de los pocos panistas que se opusieron a la ley Televisa, probablemente el único panista honesto con que cuenta ese partido en Zapopan, además del programa de ayer, en el que continúa el relato de la lucha de "Mascarita Sagrada" Juan Sandoval Iñiguez vs. "Los hijos de las Tinieblas" del PRD, en la que pronto el purpurado cristero-neonazi invitará a la destrucción de los izquierdistas moros-comunistas:
Programas Notisistema
Cosa Pública ( Lunes 07 de Mayo de 2007 )
Cosa Pública ( Martes 08 de Mayo de 2007 )
Cosa Pública ( Miércoles 09 de Mayo de 2007 )
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