¿Quiénes son los violentos?
A Carmen Aristegui, mujer inteligente y valiente.
03 - Tercer artículo publicado 03-10-2006
La campaña electoral y el difícil proceso poselectoral nos han puesto en la disyuntiva de la violencia o la paz. Quienes nos hemos comprometido con una posición política que apuesta por un Estado social capaz de combatir la desigualdad, hemos sido criticados por ser violentos, mientras que quienes se mantienen por una posición para mantener el statu quo, se dicen ser los pacíficos.
¿Son pacíficos aquellos quienes en su ejercicio de gobierno y en su discurso atentan contra los derechos de los otros a manifestar su disenso?
La violencia que hemos vivido en la ciudad de Guadalajara en el último año, y que se ha agudizado de manera palpable en el proceso poselectoral, nos demuestra que no se tiene derecho a disentir de un, unos, algún o algunos. Hemos sido objeto de agresiones personales por portar el moño tricolor; en los autos por portar calcas, que incluso han llegado a arrancarlas cuando no estamos presentes y; también hemos vivido agresión en nuestra casa por poner en la puerta algún alusivo al Presidente legítimo nombrado por la Convención Nacional Democrática, Andrés Manuel López Obrador. Estos son algunos casos, hay muchísimos más, Ud. lo ha palpado, tratan de impedir que vivamos en la diversidad, más aún cuando ella se ha legitimado por la voluntad popular, típico de lo cotidiano que desprecia, segregando, lo hetereogéneo: el derecho a disentir frente al fraude y el inicio en la construcción de la Nueva República.
Este conjunto de agresiones las han hecho los que se denominan pacíficos. Voy a dar cuenta de algunas de estas agresiones que he vivido. La primera fue dos semanas después de las elecciones cuando parada en un semáforo de la Avenida Américas, una camioneta Jeep me arrojó una botella de refresco, afortunadamente no alcanzó a pegarme, pero los jóvenes se fueron riendo por la acción, haciendo señas obscenas y gritando “ya nos los chingamos”; la segunda fue cuando parada en un alto, siento que mi carro se mueve de manera considerable, veo hacia el tablero y como no existe alguna irregularidad, volteo por el retrovisor y un joven me empujaba con su camioneta haciendo también señas obscenas y, posteriormente, señalando con su dedo pulgar hacia abajo; la tercera fue cuando una mujer me gritó recordándome a mi madre y al partido de AMLO con el claxon, por una acción verdaderamente inofensiva. En las tres ocasiones los carros portaban calcas de Emilio (PAN).
Otras compañeras hemos vivido estas mismas agresiones. A una de ellas, le arrancaron la calca de su camioneta; otra le quitó los logos a su carro, porque se lo rayaron; a una más le atascaron su coche y por tocar el claxon para que saliera el dueño, le gritaron un sinfín de agresiones por ser mayor de edad y; a una más le echaron el carro encima queriendo embestirla.
Los agresores han sido siempre quienes portan calcas del PAN. Los que se denominan pacíficos reparten la calca “La elección la hicimos todos”, pero no dicen que el fraude la hicieron los mismos de siempre -los coludidos con el poder-; reparten calcas con la firma de una inexistente organización denominada Profesionales Por la Ética; inventan organizaciones juveniles para seguir haciendo campaña ofensiva, acaso mentir no es violencia. Sus seguidores, que no miembros, son aquellos que te gritan “ya nos los chingamos”; son aquellos medios de comunicación que denostan lo diferente, mantienen el encono y el rencor, rechazando que te puedas reunir para pensar un país diferente; dicen que es una agresión atentar contra las instituciones cuando el propio presidente puso en riesgo la elección, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dixit...
¿Por qué se enojan cuando se dice que hay que transformar las instituciones?, ¿a alguien de ustedes le sirve alguna de éstas…?
No cree usted que es una agresión ¿no saber qué pasó con los policías que violaron a las mujeres en Atenco...?, ¿qué pasa con las investigaciones de las muertes de mujeres en Ciudad Juárez…?, ¿qué ha sucedido con las investigaciones sobre la pederastia en la Iglesia Católica…?, ¿qué aconteció con las indagaciones sobre el Fobraproa…?, ¿qué es la Ley Televisa y a quién favorece y a quiénes deja desprotegidos…?, ¿sabe que los hemanos Bribiesca fueron exonerados, aun cuando se comprobó que se hicieron inmensamente ricos en un sexenio…?, ¿le han informado cuánto ganan los magistrados del poder judicial…?, ¿conoce en qué ha contribuido el Instituto Nacional de las Mujeres para disminuir las desigualdades entre hombres y mujeres…?, ¿sabe cuánto se gastaron los partidos en las campañas políticas y cuánto ganaron las televisoras por eso…?, ¿se le ha enterado cuánto dinero se ha gastado el gobierno de Ramírez Acuña en los puentes a desnivel…?, ¿no cree que es una agresión no saber después de treinta ocho años quiénes son los culpables de la muerte de estudiantes el 2 de octubre…? y la lista no se agota. Pues todo esto tiene que ver directamente con las instituciones el uso de su “legalidad”, la transparencia, el estado de derecho, la honorabilidad y no sé cuántos dobles discursos más, claves de la república de la simulación.
Creo que es muy importante darnos la posibilidad de generar espacios públicos y privados de discusión sobre las instituciones y su quehacer cotidiano, para saber qué queremos de éstas.
Hay un sinfín de instituciones que sembraron el encono, como los medios de comunicación, la COPARMEX y el PAN. La convivencia social se está convirtiendo en un problema, ahora nos peleamos con las y los compañeros de trabajo porque pensamos y votamos diferente, se han sucedido acciones verdaderamente irrazonables que tienen como fondo la revancha del “yo gané”.
Más de un millón de pacíficos, tal vez por eso aquello que nos indilgan de “peligrosos”, nos reunimos este 15 y 16 de septiembre en el Zócalo de la Ciudad de México y nos dimos cuenta que sí podemos imaginar y construir un país diferente.
Entonces me pregunto ¿quiénes son los violentos…?
Ma. Candelaria Ochoa Ávalos
Redes Ciudadanas de Jalisco
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