Pese a fuertes cimientos, el país está todavía consolidando su democracia, opina
JOSE GALAN
El maestro en ciencia política Giovanni Sartori expresó ayer sus dudas sobre el conteo de los votos y la actuación de los órganos electorales mexicanos en los pasados comicios presidenciales. Ello, dijo, dio lugar a la "reacción social" y a la del candidato que no resultó electo, pero también sostuvo que la democracia mexicana, aun cuando tiene fuertes cimientos, está en pleno proceso de consolidación.
El politólogo, quien participó en una mesa redonda en su honor -realizada en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIJ-UNAM)-, consideró que si bien la democracia tiene imperfecciones y fallos que es preciso corregir, representa el mejor sistema político, debido al ingrediente de representatividad que supone, frente a sistemas políticos autoritarios o dictatoriales.
En la mesa redonda Retos de la democracia. Un diálogo con Giovanni Sartori, participaron también Enrique González Pedrero; el abogado general de la UNAM, Jorge Islas; la comisionada del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública, María Marván, y los académicos Leonardo Curzio, Claudia Leticia Ortega, Alfredo Salazar y Jesús Silva-Herzog Márquez.
Ante una multitud de estudiantes, académicos y políticos -entre ellos Manuel Bartlett Díaz y Jorge Carpizo McGregor-, que abarrotaron los cuatro auditorios del instituto, pasillos y áreas comunes, y en el contexto de las celebraciones por la entrega, hoy jueves, del doctorado honoris causa que le ha otorgado la UNAM, Sartori hizo un repaso de su obra de análisis político sobre México y la era del partido hegemónico, que no de Estado, porque, explicó, "esos son partidos dictatoriales y el PRI no lo fue".
Sostuvo que cuando resultó electo un presidente no priísta "todo se colapsó, aunque de una forma amable, pues todo el mecanismo estaba basado en una simbiosis entre un presidente fuerte con un partido igualmente fuerte, en un sistema en el que ambos tomaban decisiones. El cambio fue el final de ese esquema".
Más adelante consideró que gracias a la iniciativa priísta de abrir espacios a otros partidos y aflojar los controles políticos en ciertas áreas, incluyendo partidos satélite con suficiente espacio para hacerse escuchar, México vivió "una de las transiciones más trascendentales" en el año 2000 y abrió el camino a lo que ahora algunos no dudan en calificar de alternancia. De igual forma, aclaró que el régimen priísta no era dictatorial, sino un sistema hegemónico con un mecanismo de balance rotatorio.
Explicó: "ese sistema político no era dictatorial, porque el jefe del Ejecutivo se retiraba de manera espontánea cada seis años. No es una dictadura por definición". Los dictadores, recalcó, jamás se retiran, "mueren en su cama dentro del poder y con el poder en la mano". Así, sin presidente, el Revolucionario Institucional quedó "decapitado", al tiempo que el mandatario sin el PRI "también estaba decapitado".
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