Nuevamente: realidad mata discurso
ABRIL 17 - 2007
• Un peligroso business plan
• Patadas en el gabinete de seguridad
La virtud de la fatalidad, mi estimado, es la fortaleza. El régimen de Felipe Calderón está siendo sometido a la peor de las pruebas con el peligroso asunto sobre el descontrol, ineficacia y pasmo ante los embates del crimen organizado. Porque más allá de haber solicitado una original tregua mediática de parte de funcionarios de Los Pinos con los temas que tiñen la nota roja nacional, my friend, no puede taparse el sol con un el dedo de una zanahoria y arreglón publicitario. Los delicados hechos ocurridos ayer donde, al cierre de este irreverente espacio, la cifra sobre cuerpos encontrados en diversos estados con signos claros de ajustes de cuentas entre el narcotráfico sumaban más de ¡21! ejecutados, es una señal irreducible de que (las vacaciones terminaron) la situación está peligrosamente fuera de control. Y que el discurso oficial sobre el aparente éxito de los Operativos whatever es sólo una pírrica aspirina (por no decir un insulto a la inteligencia del respetable) para el micrófono mediático. El problema es que la misma delincuencia organizada está no sólo reorganizándose al interior ante el descabezamiento de algunos de los líderes que fueron extraditados con bombo y platillo hace unos meses, sino que, como en las grandes empresas, el business plan devela que se están diversificando en distintos rubros que abarcan áreas que antes no eran de su competencia... e interés. ¿De qué rayos le hablo? Sin lugar a dudas ya sabe que la lucha por los territorios controlados por el cártel del Golfo & partners está siendo atacada sin misericordia por los chicuelos de Sinaloa & associates y, como casi siempre las cosas van junto con pegado, las complicidades municipales, estatales y federales de uno y otro bando están siendo hostigadas en esta cruenta guerra por el control de una plaza llamada México. Documentos confidenciales de interesantes estudios, querido lector, demuestran que en el futuro muy cercano varios de los cárteles más poderosos estarán consolidando territorios para ir desarrollando, digamos, cuotas de piso (y paso), y que se están adueñando del negocio de fechorías como el robo de automóviles, secuestros, asaltos bancarios y otros delitos del fuero común. Aunado con el negocio que ha sido el narcomenudeo y en algunos simpáticos casos el tráfico de armas, más lo popularmente conocido como el trasiego de droga, engendra una hidra que abarca todas las esferas de la delincuencia que anhela con organizar y amagar a ese pequeño crimen desorganizado. El peligro inminente es que el gobierno federal está perdiendo vertiginosamente status quo al haber perdido contactos esenciales con la controvertida entrega de los extraditables mexicanos al gobierno de Estados Unidos –que ya está con sus focos rojos ante la creciente ola de violencia— quedándose, en algunos casos, extraviado en el limbo de la divertida información. Sumado a las complicidades existentes al más alto nivel del Estado mexicano, el laberinto de Calderón se antoja como de terror. Y entre la atractiva indecisión del inquilino de Los Pinos, la batalla del gabinete de seguridad por las áreas estratégicas —como entretenido botón ahí tiene el reciente nombramiento de Patricio Patiño Arias que fue resultado de un singular agarrón en una muuy sugestiva junta de esta parte del gabinete para definir algunos nombramientos y donde Francisco Ramírez Acuña, Eduardo Medina Mora y Genaro García Luna se dieron hasta con la cubeta— y la descoordinación entre las áreas de inteligencia federal, demuestran una única cuestión: no hay una idea clara (léase como neuronas) y mucho menos consenso en el proyecto integral para el combate al crimen organizado. Porque quitando nombres y caras, si el secretario de Gobernación tiene su propio plan y de paso todo un ejército para implementarlo, el titular de la SSP-F tiene su propia estrategia y sus originales métodos, la cabecita de la PGR trae sus planes futuros, entre los que no destaca precisamente el de la seguridad nacional, nuestras fuerzas armadas pierden terreno e imagen y el inquilino de Los Pinos está confiado en que esto es sólo un panorama transitorio y no pone orden en el desorden, no debe sorprender que la delincuencia organizada esté concentrada en su visión de largo plazo consolidando el negocio y restregando día a día, con la nota roja, el fracaso monumental de este gobierno en materia de seguridad. Pero, my friend, sobre aviso, no hubo engaño... aunque por desgracia, falta lo mejor.
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