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miércoles, abril 18, 2007

José Maria Aznar: El burro de Sancho Panza y el "nuevo" atlanticismo.


Artículo de Lorenzo Carrasco y Silvia Palacios.

Reseña Estratégica, 13 de abril de 2007 (http://www.msia.org.br/).-Al escudero neoconservador José Maria Aznar, después del fracaso en su escarceo para manipular con fines electorales los atentados terroristas de Madrid del 11 de marzo de 2004 y perder la elección presidencial española, le fue asignado, directamente por el presidente George W. Bush, la tarea de reorganizar las redes de la derecha liberal en Europa y América Latina.

Para eso además de regresar a la presidencia de la Fundación para Análisis y Estudios Sociales (FAES), lo encaramaron como miembro del Consejo de Administración del poderoso grupo internacional de medios de comunicación del magnate australiano Rubert Murdoch. Aznar, -después de la orgía de las islas Azores, con George Bush y Tony Blair, cuando el trío declaró la guerra a Irak- no tiene nada más que perder en su nueva e inescrupulosa actividad política; esto fue evidente en la sucias operaciones propagandísticas realizadas contra Andrés Manuel López Obrador en la última elección presidencial de México monumentalmente defraudada.

En la nueva misión de Aznar se ubican las andanzas de Manuel Espino, presidente del Partido Acción Nacional (PAN) y de la moribunda Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), que reunió en México, del 26 al 28 de enero, a 25 grupos del continente con el objetivo de construir alternativas a un espantapájaros que llaman "propuesta comunista" que invade Latinoamérica. Resulta claro que esta iniciativa política es parte de la estrategia neoconservadora de encajonar al continente dentro de una pequeña Guerra Fría, una falsa disyuntiva que bandea entre el sistema de libre comercio y los regimenes como el de Hugo Chávez en Venezuela o el de Evo Morales en Bolivia.

En América Latina, las nuevas tareas de Aznar cuentan con el apoyo de las viejas relaciones del denominado Proyecto Democracia cuyos móviles se descubrieron con el escándalo Irán-Contras del coronel Oliver North. El proyecto Democracia funcionaba dentro de la estructura de un inconstitucional gobierno paralelo puesto en marcha bajo la responsabilidad de George Bush papá en su época de vicepresidente en el segundo gobierno de Ronald Reagan. Sin escamotear sus propósitos de destruir las bases de los estados nacionales soberanos esta compleja estructura se alió al tráfico de armas y drogas para recaudar recursos financieros que eran destinados a financiar grupos sui generis vigilantes de la "democracia", sin necesidad de pasar por la supervisión del Congreso de los Estados Unidos.

Este armatoste, que osaron llamar de "libertad y democracia", inundó con torrentes de propaganda, variados círculos de influencia que comenzaron a repetir cual merolicos las ideas engañosas de que el progreso de las naciones iberoamericanas acontecería por arte de magia, si se adoptaban reformas para disminuir la base económica de los estados, especialmente sus empresas de infraestructura y recursos naturales. Abrirse a un descarnado sistema de libre comercio y permitir el control de su sistema financiero y bancario por bancos extranjeros, era la panacea vendida a nombre de la modernidad y de la democracia. El embuste propagado de la década de los 1980s fructificó con creces en los diversos países iberoamericanos con la zafra de presidentes librecambistas: Carlos Salinas de Gortari en México, Carlos Menen en Argentina y Fernando Collor de Mello en Brasil, sólo para hablar de la tres mayores naciones iberoamericanas.

Atrás de la propaganda privatizadora se desplazó una fuerza transnacional de ocupación económica. Dejando de lado las tentativas directas del conglomerado económico angloamericano, sus intereses globales marcharon principalmente a través del flanco de la Península Ibérica, intermediados por los bancos Santander Central Hispánico (BSCH), Bilbao Vizcaya (BBVA) y empresas como la petrolera española Repsol y la empresa de telecomunicaciones Telefónica. En realidad, estamos en presencia de una alianza de añejos intereses coloniales anglo-holandeses como el Royal Bank of Scotland y otros. Aquí basta anotar que la carrera política de José Maria Aznar está íntimamente vinculada a esta maniobra de largo alcance gracias a los favores de su padrino Emilio Botín del mayor banco español, el BSCH. Útil anotar que la manera en como Aznar arribó al poder a partir de una mediocre posición burocrática secundaria en el Partido Popular, es extremadamente semejante a la manera en que le abrieron pasó a Felipe Calderón surgido también de una obscura posición dentro del Partido Acción Nacional (PAN), ambos participes de la misma estrategia neocolonial. Los resultados fueron extremadamente lucrativos para la fuerza de ocupación. En Iberoamérica, sin contar a Brasil, más del 60% de todos los activos bancarios están en manos de la banca extranjera y en proceso de conquista del botín de fondos de pensión.

El caso de México es el más escandaloso, ya que este conglomerado bancario anglo-español controla más del 40 por ciento del total de activos bancarios, dejando en tercera posición el tradicionalmente hegemónico City Bank. En la reforma de los fondos de pensión, que comenzó con los cambios en la ley del ISSSTE, recientemente aprobada en el Congreso mexicano, con certeza aquellos bancos serán los grandes ganadores valiéndose de piezas desechables como la profesora Elba Esther Gordillo.

Una agenda para consolidar la liberad de saqueo.

La creciente resistencia al globalismo financiero y al dominio económico transnacional, evidentemente amenaza desmoronar la base de toda esta muralla económica construida a marchas forzadas con parte de los escombros de lo que han logrado saquear de los estados nacionales soberanos. El panorama para este poder es escabroso pues el modelo neoliberal está en bancarrota y los intereses nacionales legítimos aún no han sido eliminados, por lo que pueden retomar un impulso dirigista, a pesar de que existan fuerzas disgregadoras, como la teología de la liberación, el etnonacionalismo y otras, que dentro de ese fermento buscan avanzar en sus propios proyectos ideológicos intransigentes.

Es a esta realidad a la que responde el nuevo proyecto asignado a Aznar y su Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) que preside, es decir fue escogido para defender políticamente las "conquistas" de la fuerzas oligarcas de ocupación económica. A final de marzo el propio Aznar presentó un nuevo estudio intitulado América Latina, Una agenda de Libertad.

"Adoptar una Agenda de Libertad es la forma más segura de iniciar la senda del progreso y la modernización. La libertad ha de impregnar todos los aspectos de la vida pública: política, instituciones, sociedad. Las propuestas de este informe son coherentes con las conclusiones de otros informes de FAES (OTAN: una Alianza por la Libertad, Por un Área Atlántica de Prosperidad), porque se guían por los mismos principios, que son válidos en cualquier región del mundo: libertad, primacía de las leyes, reglas de juego claras, economía de mercado."

A pesar de este rebuscado lenguaje el estudio de la FAES no esconde el espíritu codicioso que lo inspira para avanzar en el control de los recursos naturales, especialmente energéticos, y aumentar su control sobre el sistema bancario de las naciones iberoamericanas. Insensible a la masa de miserables que el modelo liberal ha creado, afirma:
"Entre las funciones básicas del Estado no está la intervención pública directa en las industrias extractivas, en el crédito o el sector financiero, ni en sectores industriales como reivindican corrientes populistas que propugnan un "neo-estatismo"...

"En buena medida, los avances de la competitividad en América Latina, y por ende en el crecimiento, pasan por continuar el proceso de privatizaciones. Sensu contrario, la nacionalización o renacionalización de sectores económicos, supone un paso atrás que tendrá consecuencias muy negativas en el bienestar de los ciudadanos.

"La apertura e integración de las economías latinoamericanas debe proseguir en forma de acuerdos comerciales y estímulo a las inversiones extranjeras. La apertura comercial exige desmantelar aranceles, contingentes y otras barreras no arancelarias."

El nuevo Atlanticismo "anglo-español".

Aznar quiere vestir al santo liberal que él denomina "occidental", con las ropas de un nuevo Atlanticismo, proponiendo agregar a la relación especial Estados Unidos-Inglaterra, a España y a los países de América Latina, como Junior Partners (socios minoritarios) de esa nueva hegemonía occidental, que deja al margen del escenario continental europeo al fundamental eje Francia-Alemania-Rusia. Luego de una trasnochada madrileña Aznar fantasea que de esta manera se logrará la unidad de Occidente listo para emprender las nuevas cruzadas del "Choque de Civilizaciones" diseñado por el profesor de Harvard Samuel Huntington.

El occidente de Huntington, según su famoso libro Choque de Civilizaciones es en realidad una apología de una "civilización occidental protestante", de la cual Iberoamérica es explícitamente excluida por no aceptar culturalmente los valores calvinistas y la predestinación de que ciertas naciones o grupos elegidos por un dios mundano deberán dirigir la civilización hasta el "fin de la historia". Para lo cual basta acatar sin chistar los intereses sacrosantos emanados del egoísmo hedonista disfrazado de teoría económica. Su característica histórica es la de ser el más rudo colonialismo surgido a partir de la caída de las naciones ibéricas y la consolidación del eje anglo-holandés en el siglo 17.

Aznar ahora rebuzna como propias las mismísimas tesis del sociólogo alemán Max Weber, según las cuales el atraso industrial de las naciones iberoamericanas se debe a sus tradiciones católicas, que tendrían que abandonar para subirse al barco del "occidente moderno" listo a combatir al "infiel enemigo islámico" y contra todo y cualquier enemigo del modelo neoliberal, desde el "socialismo del siglo XXI" vinculado al inestable presidente Hugo Chávez, hasta el potencial resurgimiento del nacionalismo y dirigismo económico, este último el enemigo verdadero del "Occidente" huntingtoniano. Como Aznar mismo lo alerta,
"Frente al fracaso de políticas que nunca fueron liberales, han resurgido fuerzas políticas de signo nacionalista y populista, que propugnan la vuelta al intervencionismo y al proteccionismo económico..."
Y claro unirse a ese "occidente" presupone, para Aznar, someterse a la "guerra contra el terror" de sus patrones George Bush y Tony Blair y unirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

"América Latina debe incorporarse a la cooperación transatlántica entre Europa y América del Norte, en el marco de las propuestas de FAES relativas a un Área Atlántica de Prosperidad. Propuesta complementaria a la suscripción de acuerdos bilaterales tradicionales de libre comercio en mercancías y servicios, el objetivo de incorporarse al Área Atlántica de Prosperidad sería eliminar las barreras no arancelarias al comercio y la inversión que permanecen en muchos sectores productivos, sobre todo en el campo de los servicios. América Latina debe cooperar en materia de seguridad y lucha contra el terrorismo internacional junto a Europa y América del Norte, mediante la creación de una asociación estratégica entre la OTAN y Colombia. Asimismo con aquellos otros países latinoamericanos que deseen sumarse a ella.

Iberoamérica y la globalización de la OTAN.

Fuera de los torpes rebuznos de Aznar, efectivamente existen poderosas tentativas coloniales manifiestas en el eje anglo-americano para extender la OTAN fuera de su área original de jurisdicción. Es un secreto a voces que después de la implosión de sus oponentes existenciales -La Unión Soviética y el Pacto de Varsovia- dejó de ser una organización con una función determinada para convertirse en otra en busca de una nueva misión como la que especifica la nueva doctrina de "intervención extrajurisdiccional" de la OTAN, que ya había sido esbozada con la alianza EU-Gran Bretaña durante la Guerra de las Malvinas en 1982.

Uno de los temas más candentes entre los círculos trasatlánticos es la discusión sobre la reconfiguración de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) como una "policía global" multifuncional, cuya área de acción pasaría a ser prácticamente el planeta entero, interviniendo so pretexto de crisis de naturaleza diversa. Además de asuntos militares, podría actuar en otros asuntos provocados por problemas climáticos, migratorios, disputas por recursos naturales y, evidentemente, el terrorismo internacional.

La globalización de la OTAN fue el tópico principal discutido en la 42ava Conferencia de Munich sobre políticas de Seguridad (La antigua Conferencia Wehrkude) celebrada entre el 2 y el 5 del febrero del año pasado.

En una entrevista concedida a Associated Press, el 3 de febrero, el secretario de Defensa británico John Reid le puso un tono dramático a la necesidad de un viraje de la OTAN: "La OTAN enfrenta hoy mayores amenazas en su futuro a largo plazo que lo que jamás enfrentó en el auge de la Guerra Fría." Por tanto, afirmó, es hora de sustituir los grandes e inmóviles ejércitos que caracterizaron la Guerra Fría por fuerzas de respuesta rápida más flexibles, que puedan ubicarse rápidamente en lugares problemáticos. Entre las preocupaciones citadas por Reid se destacan "la incertidumbre sobre cómo las actuales amenazas del terrorismo y la proliferación (de armas de destrucción masiva -n.e.) puedan desarrollarse e interactuar con nuevos y emergentes riesgos que trasciendan las preocupaciones de defensa tradicionales, como los cambios climáticos, las migraciones y las presiones por recursos".

Esta fuente inspiró a la FAES de Aznar, para elaborar el estudio La OTAN: Una alianza para la libertad, cómo transformar la alianza para defender efectivamente nuestra libertad y nuestras democracias, en donde afirma: "El objetivo de la OTAN debe seguir siendo la preservación conjunta y multilateral de la libertad y la democracia. Su misión ahora está clara: combatir el terrorismo islámico y la proliferación de armas de destrucción en masa en posesión principal, pero no exclusivamente, de grupos o gobiernos islámicos".

Entre las propuestas del documento, destacamos:
" La aprobación de un nuevo concepto estratégico en la lucha contra el terrorismo islámico y la proliferación de armas de destrucción en masa.

" Desarrollo del componente Homeland Security (en inglés en el original).

" Asumir a Democracy Building como objetivo de operaciones de paz, además de nation building. (en inglés en el original).

" Ampliación de futuros miembros ahora invitados como Israel, Japón y Australia y asociaciones estratégicas como la de India y Colombia.

Para Aznar y asociados, la nueva OTAN pasaría a ser "una libre asociación de países democráticos, engarzados en un sistema de vida abierto y liberal, basado en la economía de mercado, que ofrece una tolerancia religiosa y el respeto a los derechos del hombre". Evidentemente el informe del FAES recibió la aprobación inmediata del Comité Sobre el Peligro Presente (CPD, siglas en inglés), el resucitado think tank "neocon" que está en primera línea de batalla de la ofensiva anti-islámica y cuja copresidencia ocupa el propio Aznar.

El 15 de noviembre de 2006, el CPD divulgó una declaración endosando el informe del FAES. Al día siguiente, Aznar en persona se presentó en un seminario del American Enterprise Institute, el crío favorito de los "neocons". Funcionarios del CPD también están directamente involucrados en las provocaciones anti-islámicas con la publicación de caricaturas del profeta Mahoma en publicaciones europeas.

La geopolítica británica puesta al día.

Para mostrar más claramente el pedigree británico de Aznar veamos lo siguiente. Las ideas de un "nuevo atlanticismo" fueron presentadas originalmente en febrero de 2002 por Denis MacShane, en la época subsecretario británico para asuntos europeos, en una conferencia en la Chatham House, sede del Real Instituto de Asuntos Internacionales de Londrés, cuando propuso que naciones como México y Brasil podrían ser miembros de un nuevo club atlanticista, a condición de "aceptar dos principios fundamentales.

Primero, la necesidad de que la cooperación posnacional (sic), sea a través de las Naciones Unidas, o regional en grupos como la Unión Europea, o en diferentes coaliciones bilaterales, trilaterales o multilaterales para enfrentar a Milosevic o al Talibán, o para promover el desarrollo económico y político pacífico, hay una nueva triangulación atlanticista entre los Estados Unidos y Europa, y las principales naciones de Latinoamerica como Brasil y México, y estas últimas buscan integrarse plenamente a la mesa donde se tomen decisiones internacionales. Pero esto también implicaría aceptar obligaciones internacionales de seguridad y misiones de paz".

MacShane, que en 2005 fue sustituido por Blair y actualmente es miembro del Consejo Privado de la Reina, agregó: "hay creciente aceptación de que el imperio de la ley internacional tiene primacía. China se unió a la OMC, abrazando así el imperio de la ley en el campo comercial. La Unión Europea representa el experimento más audaz de soberanía compartida para crear el imperio de la ley posnacional en diversas áreas larga y celosamente guardadas como prerrogativas nacionales".

MacShane, pertenece también a la Henry Jackson Society de Cambridge, que fundada en 2005, viene rápidamente sustituyendo a la desprestigiada organización "neocon" Proyecto por un Nuevo Siglo Americano (PNAC - Project for the New American Century), con una versión típica del "socialismo fabiano" que denominan "geopolítica democrática", pero que defiende la mismas políticas unilaterales de ese "nuevo atlanticismo". Los socialistas fabianos del siglo 19 eran miembros de familias de abolengo inglesas que militaban en el lado liberal.

Otro personaje importante de esta geopolítica que acuño el termino nuevo imperialismo es Robert Cooper guru de Tony Blair en asuntos de terrorismo y relaciones internacionales y actualmente Director General de Asuntos Político-Militares del Consejo de Ministro de la Comisión Europea en Bruselas, asesor directo de Javier Solana.

Con estos antecedentes no cabe duda que con la ultima salida trasatlántica del expresidente español José María Aznar, resultaría fácil al sabio historiador Cide Hamete Benengeli, darle nombre al acomedido borrico de Sancho Panza, lo que en la época no pudo realizar, por lo menos en los manuscritos que llegaron a las manos de Miguel de Cervantes Saavedra, por no haber encontrado un personaje que como ahora tan bien lo pudiera encarnar.

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