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lunes, abril 16, 2007

Se Lanza la Iglesia Contra Militantes de la Izquierda

Editorial

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La izquierda no sabe sonreír
Independientemente de quién haya clasificado arbitrariamente a los grupos sociales como «de izquierda» y «de derecha», bien podríamos identificar a la izquierda como a aquellos que afirman pertenecer a ese bando. Sin embargo, dentro del espectro político mexicano, tal ubicación resulta sumamente confusa, puesto que abundan los políticos acomodaticios que hace tiempo decían ser de derecha (Partido Acción Nacional, Verde Ecologista de México o Revolucionario Institucional), y ahora resulta que son de izquierda, o viceversa, existen muchos que decían ser de izquierda (Partido de la Revolución Democrática, Alternativa, Partido del Trabajo o —nuevamente— PVEM) y ahora pregonan que son de derecha sólo porque les dieron un «hueso» o porque sus partidos no los propusieron como candidatos.
Pero, en fin, aquí nos referiremos en particular a los que obstinadamente afirman o les conviene proclamarse como de izquierda. A éstos nos parece que se les olvidó ser propositivos. Desde que aparecieron en escena, siempre han estado peleando, siempre han estado discutiendo, siempre están apostando al conflicto, mas no porque sean anticonformistas o enarbolen causas justas, lo cual sería plausible; ni tampoco porque quieran el progreso de la Nación, sino simplemente por su afán de parecer «combativos» y de hacerse notar.
Incapaces de establecer un sano diálogo opositor, de establecer discusión o negociación, recurren a la violencia. Les encanta «sembrar vientos para cosechar tempestades», pero nunca aceptan que alguien esté en desacuerdo con sus afirmaciones, no aceptan que alguien quiera aplacar sus provocaciones, que no benefician nada al País. Son seres de constante gesto de amargura y ceño fruncido que, en verdad, no saben sonreír. No les importa el desarrollo de la sociedad; les importa mantenerse en el candelero mediante el escándalo, de la protesta, la riña, la agresividad, las marchas y manifestaciones.
Ésos son los valores políticos de la izquierda nacional. Han creado sus propios símbolos y sus maneras de hacer política, pero en nada son positivos, y su fruto es poco aplicable a la paz y el progreso del País.
Es cierto que, para que la sociedad se transforme, debe sufrir cambios, entrar —en cierto sentido— en conflicto, estar bajo la lupa de la crítica y de la observación, pero empleando para ello las armas de la claridad intelectual, de los valores morales, de lo espiritual y ético, no con la verborrea vacía, la diatriba o el autoaniquilamiento vestido de engaños, como por ejemplo, la búsqueda de la eliminación legal de la vida. Algunos de ellos dirán que saben defender las plantas y los animales, la ecología, pero lo que pretenden ahora es destruir vidas humanas, y con esto sólo provocar dolor y tristeza.
Alguien señaló respecto a la izquierda: «Ha llegado el tiempo de cobrar facturas y estar en guerra, porque perdieron las elecciones». Mientras estuvieron en campaña eludieron temas controversiales que les hubieran restado votos, pero como no ganaron, ahora viene la venganza.
Hoy no desean discutir en serio temas como la eutanasia y el aborto, sino confrontar a la sociedad mexicana, hacer estallar una lucha de todos contra todos. Piensan que esto será bueno y que algo provechoso habrán de obtener de la destrucción por ellos provocada. En verdad que la «izquierda» no sabe sonreír, ni lo sabrá.

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